Niños con necesidades educativas especiales

‘Aulas de comunicación’: un proyecto experimental de la Junta que separa al alumnado con discapacidad

NIÑOS CON NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES (parte 1)

Dos colegios de León se han sumado a esta iniciativa piloto que, en opinión de padres y madres de alumnos con diversidad funcional, favorece la discriminación y la segregación de estos niños. Reclaman que los recursos públicos se destinen a apoyos que se desarrollen dentro del aula ordinaria y que separarlos del resto de sus compañeros sea algo excepcional.

Alrededor de 700 niños que cursan Educación Infantil y Primaria en la provincia de León tiene algún tipo de discapacidad, según datos del sindicato Stele. Se trata de pequeños con necesidades educativas especiales que precisan de más atención y recursos para poder seguir las clases y lograr una plena inclusión con el resto de sus compañeros.

Destinado a este colectivo, la Consejería de Educación de la Junta, encabeza por el leonés Fernando Rey, ha puesto este curso en marcha un proyecto experimental que, por el momento, se desarrolla en dos colegios de la provincia de León bajo el nombre de ‘aulas de comunicación y lenguaje’, unas «aulas inclusivas», que pretenden según el propio Gobierno autonómico, «propiciar una atención educativa especializada al alumnado con necesidades educativas especiales, permanentes y muy graves».

Este proyecto experimental está pensado especialmente para niños con trastorno del espectro autista (TEA), pero lo cierto es que en la práctica puede extenderse, y así lo hace, y atender las necesidades de otros niños con necesidades educativas especiales, algo que queda, según el Gobierno autonómico, en manos de cada centro escolar. Niños con problemáticas y necesidades muy diferentes entre sí como síndrome de Down, enfermedades raras o todo tipo de discapacidades como pueden ser visuales o motoras, entre otras, lo que se denomina alumnado con diversidad funcional.

Los destinatarios son pequeños de a partir de 3 años que se encuentran escolarizados en un grupo ordinario, en una clase con compañeros de todo tipo, pero que precisan programas específicos por tener necesidades de comunicación y lenguaje muy significativas.

Inclusión¿Inclusión o exclusión?

Una medida piloto que, no obstante, no ha sido bien recibida por las familias de los niños con diversidad funcional que no consideran adecuado separar a estos pequeños del resto de sus compañeros y consideran mucho más efectivo que compartan aula para fomentar su autonomía, desarrollo e integración plena.

Así lo aseguran desde la asociación leonesa Todos Sumamos Creando Inclusión que se muestran «encantados» de que se dote de más recursos y financiación a este tipo de alumnado, pero no de esta forma.  En su opinión, estas denominadas ‘aulas de comunicación’, pese a su nombre y a que pretenden favorecer la inclusión, en realidad provocan todo lo contrario: no benefician la comunicación y excluyen a los niños con discapacidad porque les separan del resto de compañeros.

«Si juntan a cinco niños que tienen dificultades para comunicarse, ¿cómo van a poder  hacerlo entre ellos? La comunicación se fomenta en un entorno natural»

«No nos parece bien que el apoyo que precisan estos alumnos lo reciban en una clase aparte, separados del resto de sus compañeros. Si juntan a cinco niños que tienen dificultades para comunicarse, ¿cómo van a poder  hacerlo entre ellos? La comunicación se fomenta en un entorno natural, con otros niños, que son sus iguales, pero que no tengan las mismas dificultades que ellos», explican.

A este mismo respecto, desde esta asociación recientemente constituida y que ya representa a más de 120 familias leonesas, insisten en que es mucho más beneficioso para todo el alumnado, no únicamente para los menores con diversidad funcional, que este apoyo se desarrolle dentro del propio aula.

La existencia de dos profesores que se apoyan y complementan en una misma aula, añaden, es enriquecedor para todos los alumnos que, además de formación académica, reciben educación en inclusión. Una forma de aprender desde la infancia que, pese a las diferencias de cada uno de ellos y sus necesidades diferentes, todos son iguales.

Desde Todos Sumamos Creando Inclusión también se refieren a la problemática para los alumnos que son derivados a las ‘aulas de comunicación’ para poder seguir con normalidad las materias que se imparten. «Imagínate en una clase de cualquier materia y, de repente, cortan la clase y tienen que salir. Pierden la clase, y pierden un tiempo muy valioso para ellos. Después cuando vuelven se sienten desubicados», precisan

Es mucho más ventajoso, insisten, que los apoyos que reciban los alumnos con diversidad funcional se presten dentro del aula porque no se rompe la rutina de estos pequeños y es muy favorable para la normalización de la discapacidad desde la infancia. «No tiene que haber diferencias entre ellos porque eso favorecerá la discriminación», dicen.

Experimento piloto basado en el modelo valenciano

Para esta asociación, este proyecto piloto lo único que hace es ahondar en la exclusión y segregación que sufren ya los niños con diversidad funcional. Algo que ya existe porque muchas de las horas de apoyo que reciben estos alumnos en los centros escolares son fuera del aula, pese a que debe primarse que se hagan con el resto de sus compañeros y que abandonar el aula sea tan sólo una medida excepcional y en casos muy justificados. Insisten en que sea el sistema el que se adapte a las necesidades de estos niños y no al revés, y que primen las razones pedagógicas por encima de las económicas o la falta de personal.

Desde la Junta no especifican el tiempo que estos alumnos pasan separados de sus compañeros. Si es una hora, varias o la mayor parte de la jornada lectiva porque dicen que se es algo que depende de cada uno de los pequeños que tienen «un plan personalizado para su formación educativa que se evalúa continuamente para adaptar los horarios con su grupo de referencia».

Lo que sí precisa el ente autonómico es el ratio de alumnado, entre seis y ocho escolares, que pueden tener problemáticas muy diferentes entre sí, y que están supervisados por profesionales de Pedagogía Terapéutica y Audición y Lenguaje y, si es necesario, también por un técnico educativo y fisioterapeutas.

Un modelo piloto, cuya normativa no se ha desarrollado por tratarse de un asunto en experimentación, pero que se basa en un programa implantado en la Comunidad Valenciana, que arrancó también como proyecto piloto, en este caso en 2004.

De momento, habrá que esperar para comprobar si el Ejecutivo autonómico decide seguir el modelo valenciano e implantar este tipo de aulas en Castilla y León o si, por el contrario, se queda tan sólo en una propuesta experimental.

Foto de archivo de la presentación de la asociación leonesa Todos Sumamos Creando Inclusión.

Foto de archivo de la presentación de la asociación leonesa Todos Sumamos Creando Inclusión.

Los padres de niños con altas capacidades exigen una educación inclusiva y rechazan los ‘guetos’

NIÑOS CON NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES (parte 2)

La Asociación Leonesa de Altas Capacidades denuncia un sistema educativo rígido y abandonado, que no cumple las necesidades especiales de los niños, que sí contempla la ley. Según la Junta, en la provincia de León existen un total de 108 escolares diagnosticados con ‘sobredotación’, aunque las familias defienden más casos.

Inclusión¿Eres un niño superdotado? ¿Eres un cerebrito? ¿Te gusta recitar fórmulas matemáticas, te gusta el espacio? ¿Tocas instrumentos? ¿Tienes problemas emocionales, problemas a la hora de relacionarte con los demás? ¿Te aburres en clase? Estas son algunas de las preguntas convertidas en tópico cuando la sociedad escucha el término altas capacidades en un niño. Pero, independientemente de que las preguntas se contesten en positivo o en negativo, muchas personas trabajan a diario para dejar claras ciertas cuestiones que provocan dificultades en el día a día de los menores, sean niños diagnosticados con altas capacidades o no.

La Asociación Leonesa de Altas Capacidades (ALAC) es precisamente uno de los organismos que trata de esclarecer la imagen que la sociedad tiene de los niños que están diagnosticados. «Hay muchos mitos y todos los conocimientos van asentados sobre esos mitos. Parte de nuestro trabajo es desmontar la parte que es leyenda, para que los contenidos e investigaciones vayan asentadas partiendo de una base real», apuntan las vocales de la asociación de padres, que tienen la vista puesta en la creación de una Federación a nivel de Castilla y León junto con otras asociaciones.

ALAC se creó hace cinco años, por la iniciativa de un puñado de familias, de una minoría de padres con niños diagnosticados con altas capacidades que decidieron unirse para ver qué podían hacer para defender los derechos de sus hijos. En la actualidad son más numerosos, integrados por unas 60 familias de León y provincia (incluso alguna de Zamora), pero siguen manteniendo objetivos: informar lo que son las altas capacidades, y hacer todo lo posible para que sus hijos reciban una respuesta educativa adecuada a sus necesidades.

Los datos oficiales en torno a las altas capacidades en León

Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Educación, correspondientes al curso 2015-2016, en la provincia de León existen un total de 108 niños diagnosticados con altas capacidades; 78 hombres y 30 mujeres. Del conjunto, solo uno de ellos pertenece a Educación Infantil (2º Ciclo); 61 niños con altas capacidades estudian Primaria, 34 la ESO, y 12 Bachiller.

Estas, según ALAC, se encuentran muy por debajo de la realidad, ya que el porcentaje de estudiantes con altas capacidades en la provincia leonesa alcanza un 0’17%, pero de un total del que sólo se han identificado un 2%. «Si nos fiamos de estos datos, faltaría un 90% de niños por identificar», sentencian las portavoces del grupo de padres.

¿Un vacío en la Administración a nivel educativo?

Los padres de este grupo denuncian un vacío en la Administración. «Es necesario nuestro trabajo porque no hay otras personas que lo hagan. Debemos cubrir una necesidad que no está cubierta en el ámbito educativo», declaran Carmen y Susana, portavoces de ALAC. Además, desde la asociación también hacen frente a las necesidades de las familias con apoyo, orientación e información, y de los niños a través de actividades que buscan satisfacer su curiosidad para que dirijan su motivación.

«Es imprescindible el apoyo emocional e informativo, resolver las dudas y las inquietudes que surgen en las familias cuando se detecta un niño con altas capacidades».

ALAC defiende que el menor continúe yendo al mismo colegio, pero exige que se cumpla la Ley de Educación que asegura «que corresponde a las administraciones educativas detectar a estos niños evaluarles, diagnosticarles y tomar las medidas necesarias para cubrir sus necesidades», un hecho que en la práctica no está pasando, ya que en la mayor parte de los casos son las familias las que detectan las altas capacidades en sus hijos.

Susana es maestra de apoyo a la integración, por lo que es consciente de las ‘dos partes’; además de madre, sabe lo que se hace en la escuela para atender esas altas capacidades. «Los maestros no tenemos la formación para detectarlo, el plan de estudios no contempla una preparación para detectar y trabajar con todas las patologías, carencias o características especiales del alumnado», confiesa.

Pero las dificultades que denuncian desde ALAC no acaban con la detección de niños con altas capacidades. «El informe se puede solicitar a través del colegio, o de forma privada. Una vez que luchas para que al niño le evalúen, ¿de qué sirve? En su clase no van a saber qué hacer con el niño. Las indicaciones psicopedagógicas no se llevan a la práctica en la mayoría de los casos. No todas las familias tienen los recursos para enfrentarse. No encuentras colaboración, no es cómodo para las familias», recuerda Carmen.

Las familias con niños diagnosticados con altas capacidades piden medidas educativas inclusivas

Según la Asociación Leonesa de Altas Capacidades, de nada sirve que saquen a los niños fuera durante unas horas y que luego vuelvan a clase con el resto de sus compañeros. «Queremos que estén atendidos durante todas las horas que están en el colegio. Hay ciertas medidas que recoge la ley como ordinarias que tienen que ver con adaptaciones metodológicas, agrupamientos flexibles, temporalizar, dejar que el niño vaya marcando el ritmo de trabajo, que autorregule su propio trabajo, el desarrollo de proyectos en los que los niños puedan adaptar su nivel de investigación…» enumeran las portavoces. «Pedimos medidas inclusivas pero el sistema educativo actual es muy rígido».

Aunque desde la asociación, que acaba de firmar un acuerdo con la Universidad de León, reconocen el esfuerzo de algunos centros como en el CEIP Lope de Vega, en Armunia, y el CEIP CRA de Trobajo del Cerecedo. «En el Lope de Vega están realizando agrupamientos flexibles en Matemáticas y Lengua. No son guetos de exclusividad, porque tienen su grupo de referencia, pero en las instrumentales la materia está adaptada,  para que cada niño reciba lo que necesita», declara Susana.

Como apuesta final, los padres de niños de altas capacidades apuntan que para lograr sus objetivos «no se necesita ni más esfuerzo ni más dinero», sino que «la solución pasa por reagrupar». «Se necesitan metodologías mucho más activas, más flexibilidad en el sistema educativo, que se cambie el sistema educativo, que nos se adapta a las necesidades de cada niño».

En abril la Asociación Leonesa de Altas Capacidades realizará unas jornadas sobre altas capacidades, las terceras en esta ocasión.

La apuesta por una enseñanza niño a niño que no deje a nadie atrás

NIÑOS CON NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES (parte 3)

Enfrentamos la visión de la psicología con la de la dirección de los colegios públicos, campos que coinciden en la necesidad de adaptar la metodología para que el rendimiento del alumnado sea óptimo en función de las capacidades individuales. El principal hándicap: la falta de medios y recursos destinados a la Educación.

InclusiónConocemos la opinión de los padres de niños con altas capacidades y necesidades especiales pero, ¿qué opinan los directores de colegios y psicólogos expertos en este ámbito? Como apunte, alrededor de 700 niños que cursan Educación Infantil y Primaria en la provincia de León tiene algún tipo de discapacidad, según datos del sindicato Stele.

En el otro lado de la moneda, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Educación, correspondientes al curso 2015-2016, un total de 108 niños están diagnosticados con altas capacidades.

Estas cifras, según la Asociación Leonesa de Altas Capacidades se encuentran muy por debajo de la realidad, ya que el porcentaje de estudiantes con altas capacidades en la provincia leonesa alcanza un 0’17%, pero de un total del que sólo se han identificado un 2%.

Sobre esto, la psicóloga experta en conducta infantil consultada, Raquel Fernández, subraya que «cuando el alumno con alta capacidad dispone de motivación por el aprendizaje, una alta capacidad de trabajo y unos buenos repertorios atencionales probablemente es fácil que continúe evolucionando académicamente hablando, a pesar de no tener un diagnóstico, siempre que su entorno sea estimulante y sensible a sus necesidades. Pero si dentro de su perfil no destaca en competencia social o emocional puede que tenga problemas de adaptación y siempre convivirá con la sensación de ser diferente, y en muchos casos, incluso rechazado».

Vacío latente en la Administración

Además, los padres de estos grupos de estudiantes con necesidades diferentes denuncian un vacío en la Administración, argumento que desmienten los directores de algunos colegios públicos del centro de León: «Existe normativa que regula la forma de actuar para el alumnado de atención a la diversidad, entre los que se incluyen los alumnos de altas capacidades. Y la forma de actuar es la misma para todos: detección, diagnóstico y atención educativa».

Sobre este mismo aspecto, Raquel Fernández, apunta que los profesores disponen de recursos reducidos para atender al alumnado con necesidades educativas especiales derivadas de discapacidad o trastornos graves de la conducta y ACNEAE (Alumnos con Necesidades Específicas de Apoyo Educativo, entre los que se encuentran aquellos con dificultades de aprendizaje, TDAH y altas capacidades) y lamentan que hasta ahora no disponen de protocolos de actuación para detectar las altas capacidades. A esto, la profesional añade la larga lista de espera de los alumnos pendientes de evaluar.

Con las limitaciones que sufre la Enseñanza Pública en España, la dirección de otro colegio asegura que la integración de los niños de altas capacidades y del resto de niños debe hacerse siempre con los recursos que se cuente, pues los docentes están obligados a ello. «La personalización de la enseñanza es uno de los índices que marca la calidad educativa en los centros y debemos saber adaptar nuestra metodología para que el rendimiento del alumnado sea óptimo en función de las capacidades individuales. Las carencias de los centros siempre vienen determinadas por la escasez de recursos que aportan las diferentes administraciones implicadas en educación: económicos, materiales y personales para seguir avanzando por la senda correcta».

Principal hándicap: la falta de medios en los Centros Educativos

Muchos colectivos han puesto en evidencia la falta de medios en los colegios para atender las necesidades de estos niños, tanto de los diagnosticados con discapacidad como los que presentan altas capacidades, especialmente debido a los recortes en Educación, que han afectado al conjunto del alumnado, algo que reconocen, con restricciones, desde la dirección de uno de los colegios públicos consultados: «La Educación Pública como servicio público esencial debería contar con mayores recursos, tanto económicos como personales, algo que se ha visto reducido con el periodo de crisis económica. A pesar de todo, nuestro sistema educativo continúa avanzando por la senda de la innovación con los recursos existentes». En su respuesta, el mismo director también considera que «en todos los centros de Educación Primaria existe una persona del Equipo de Orientación (psicóloga o pedagoga), quien realiza los diagnósticos, y especialistas de Pedagogía Terapéutica, Audición y Lenguaje y Compensatoria, quienes atienden a los centros en función de las necesidades y número de alumnado diagnosticado. La normativa fija el número de días y/o horas de cada especialista en función del número de alumnos diagnosticados», reconociendo que «se necesitaría mayor dotación para la atención adecuada de todos los casos diagnosticados».

Para la psicóloga clínica, en realidad existe falta de medios para atender a toda la diversidad de alumnos. «Los recortes por la crisis y las políticas educativas van en detrimento de la calidad de la atención a la diversidad de los alumnos. No hay suficientes profesores de apoyo especializado para todos los alumnos que lo precisan. Los  alumnos con discapacidad o trastornos graves de la conducta, tienen un profesor de apoyo especializado pero generalmente no ocurre lo mismo con el resto de los alumnos con dificultades específicas de aprendizaje y TDAH (Trastorno de déficit de atención con hiperactividad). También se echa de menos el disponer de  profesores bien formados e informados sobre altas capacidades».

Acciones desde las aulas, ¿suficientes?

Según Fernández, no es habitual que el profesor detecte casos de alta capacitación intelectual, pero cuando lo hace es el tutor quien debe citar a los padres, mantener una entrevista con ellos y solicitar su conformidad para derivar al alumno al equipo de orientación educativa y psicopedagógica o al departamento de orientación que corresponda. «Serán ellos quienes  deben detectar esas necesidades específicas de apoyo educativo y dejar constancia de ello en un informe de evaluación psicopedagógica», explica la experta. «Si son los padres los que sospechan que su hijo puede tener altas capacidades, deberán comunicárselo al tutor para que gestione la demanda y estudien la conveniencia o no de la evaluación psicopedagógica», añade.

Por su parte, los centros educativos sostienen que cuando se detecta un caso con posibles altas capacidades, primero se pasan unos cuestionarios de observación al docente tutor y a los padres. Después se recogen los datos y son analizados por la especialista del equipo de orientación para, en función de los mismos, llevar a cabo el diagnóstico. Una vez realizado el diagnóstico, se elaboran las orientaciones para los docentes (plan de actuación) y para las familias. «Cada vez es más habitual la existencia de alumnado con altas capacidades intelectuales. A veces los padres aportan informes externos sobre las altas capacidades de sus hijos, pero no son definitivos, pues el diagnóstico debe hacerlo la persona del equipo de orientación», sentencian.

Este punto es importante, ya que es una de las quejas de algunos de los padres con niños de altas capacidades, que ante las espera del informe oficial de la Junta elaboran otros privados. ¿Qué diferencias existen entre las valoraciones psicopedagógicas privadas con las que se realizan a nivel público?

«La valoración, tanto a nivel privado como público, ha de hacerla un psicólogo con formación específica para el uso de los test de inteligencia, y esto no siempre es así. Los equipos de orientación educativa y psicopedagógica (EOEP) y departamentos de orientación (DO) no tienen el perfil para aplicar pruebas psicológicas», declara Raquel Fernández. «A partir de la Ley Orgánica de Profesiones Sanitarias para hacer una evaluación psicológica  y realizar un diagnóstico se requiere una  titulación de Psicología Clínica y/o Sanitaria y, sin embargo, en la valoración pública  no se exige  tal titulación», añade la profesional especialista en Psicología Clínica.

El trabajo de diferentes necesidades en un mismo espacio

En líneas generales, tanto la psicología como la dirección de la enseñanza coinciden en que los  profesores deben aceptar las diferencias individuales y estimular todo el potencial de todos sus alumnos, para que éstos manifiesten su creatividad y talento. «En el caso particular de los alumnos con altas capacidades la ley contempla el  agrupamiento flexible, el enriquecimiento y/o ampliación de los objetivos y contenidos; y la flexibilización del periodo de escolarización a través de la anticipación del comienzo de la escolaridad obligatoria o la reducción de la duración de un nivel educativo», argumenta la psicóloga.

¿Cómo se detecta un caso de alta capacidad dentro del ámbito familiar?

La experta en psicología Clínica advierte que los padres han de estar atentos y observar si su hijo/a adquiere habilidades antes de lo esperado para su edad. «Si la familia observa una  gran capacidad de aprendizaje y rendimiento académico, creatividad, madurez social y emocional y también una gran motivación e implicación en la tarea es probable que se encuentren ante un caso de altas capacidades. Pero también es posible que su hijo/a se trate de un talento simple o múltiple (para las relaciones interpersonales, para la música, el dibujo, los deportes…) y que  pase desapercibido, pues no tiene por qué sacar buenas notas ni estar atento y motivado por aprender».

Otras pistas para la familia: problemas de adaptación, el perfeccionismo, el exagerado sentido de la justicia, la alta sensibilidad,  la emotividad, y una capacidad sensorial exacerbada.

Además, Raquel Fernández insiste en que «la detección es importante si queremos sacar todo su potencial, orientarle hacia aquello en lo que destaca y que en un futuro podría ser su modo de vida».

Para finalizar, la psicóloga recuerda que el Ministerio de Educación dispone de becas y ayudas para alumnos con altas capacidades.  «Para acceder a ellas  ha de acreditarse la necesidad específica de apoyo educativo con un informe psicopedagógico de Altas Capacidades,  además de reunir  los requisitos económicos, que dependen de los ingresos familiares. Esas becas servirán para atención psicológica o psicopedagógica especializada fuera del Centro Escolar. La cuantía de la beca dependerá de las horas semanales, y el coste de dicho servicio».

Inclusion

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