Castilla y León se desangra: mueren el doble de personas de las que nacen

  • La Comunidad sufre el segundo peor saldo vegetativo de toda España.
  • Representa el 42% de la ‘sangría’ nacional.
  • Registra el menor número de nacimientos en cuatro décadas; un 27% menos que en 2008.

Nuevo revés para la pirámide poblacional de Castilla y León. Las estadísticas se tiñen de nuevo de números negativos: Nacen menos, muchos menos, de los que fallecen, lo que no hace más que agrandar una herida que no cicatriza. Y es que, en números redondos, la Comunidad ‘despide’ al doble de personas de las que ‘alumbra’.

Los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística certifican que Castilla y León se hace mayor a pasos agigantados, y en mucha mayor medida que la gran mayoría de territorios españoles. Tanto es así que Castilla y León sufrió el segundo peor saldo vegetativo de toda España (diferencia entre nacimientos y decesos). Sólo Galicia se desangró aún más que la Comunidad.

Y Castilla y León lo hizo al registrar 13.446 muertes más que nacimientos. Todo un récord. Nunca antes en la historia más reciente la Comunidad había experimentado un saldo tan negativo. En el último año ese saldo en números ‘rojos’ se ha incrementado en un 14,3%, al pasar de los 11.761 a los 13.446 de la última estadística.

Otro dato clarificador: El 42,3% de todo el saldo vegetativo negativo que anotó el país (en total 31.713) se debió a la merma arrastrada en Castilla y León.

La situación de la Comunidad nada tiene que ver, por tanto, con autonomías como las de Madrid, Murcia, Andalucía, Baleares, Canarias o Cataluña que, en mayor o menor medida, sí asistieron en 2017 al nacimiento de más personas de las que fallecía.

Son cifras provisionales del INE, pero reflejan claramente la crítica situación de futuro a la que se enfrenta Castilla y León. No en vano, 2017 pasará a la historia, al menos de forma momentánea, como el año en que menos alumbramientos se registraron en la Comunidad desde que se realizan series estadísticas.

En concreto, a lo largo de 2017, nacieron en Castilla y León un total de 15.493 bebés. Representan un 7,1% menos que un año antes (en concreto 1.182 menos). La cifra supone el mayor batacazo de una Comunidad.

Aunque la merma en el nivel de nacimientos fue generalizada durante el pasado año en todo el país, Castilla y León sobresalió por ser la Comunidad que experimentó un mayor tijeretazo de nacimientos. Se situó a la cabeza nacional y a dos puntos y medio del promedio de España. En el país nacieron 391.930 niños, un 4,5% menos que un año antes.

Pero es que, además, si echamos la mirada hacia atrás en el calendario vemos que la natalidad ha caído en la Comunidad en la última década por encima del 27%.

A eso ayuda la caída en el Indicador coyuntural de fecundidad. En la Comunidad cada mujer sólo tiene 1,14 hijos, cuando en España esa cifra, ya de por sí muy baja en el contexto europeo, es de 1,31. Exclusivamente Asturias, Canarias y Galicia presentan un índice más desfavorable que Castilla y León cuando de procrear se trata.

En el otro lado de la balanza, el de los fallecimientos, la Comunidad dijo adiós a 28.939 castellanos y leoneses. Eso significa que en un año Castilla y León vio cómo se incrementaba en un 1,8% el volumen de defunciones.

Se trata de la segunda peor cifra absoluta de toda la serie histórica. La más negativa se observó en 2015 cuando se superaron incluso los 29.302 fallecimientos. En una década, el volumen de defunciones ha aumentado un 5,65%.

Pese al dato negativo, la Comunidad ha logrado, de alguna manera, contener más que el promedio del país ese progresivo aumento de fallecimientos. De hecho, según los datos estadísticos, fue la quinta autonomía con un menor incremento de las muertes el pasado año, y se situó un punto y medio por debajo de España.

Los datos de INE muestran que la tasa bruta de mortalidad, entendida ésta como el número de defunciones por cada mil habitantes, fue de 11,9, lo que convierte a Castilla y León, tras el Principado de Asturias, como la segunda autonomía con una mayor tasa.

En cuanto a la esperanza de vida al nacer, Castilla y León se sitúa en la segunda posición del ranking nacional. Los 83,8 años que viven de media los castellanos y leoneses sólo son superados por los 84,5 de los madrileños. Los habitantes de Castilla y León empatan en longevidad con los navarros.

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Si hay un territorio de Castilla y León donde la ‘sangre’ sale a borbotones ese es León, de nuevo el peor saldo vegetativo de toda la Comunidad y el tercero de toda Esaña.

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El otoño, o más el invierno, poblacional golpea con fuerza a todas las provincias castellanas y leonesas. Ninguna se salvó el año pasado de escribir un nuevo capítulo con títulos negativos. Todas ellas registraron saldos vegetativos negativos. No por habitual deja de ser noticia.

Pero si hay un territorio de Castilla y León donde la ‘sangre’ sale a borbotones ese es León. La provincia anotó de nuevo el peor saldo vegetativo de toda la Comunidad. Y no sólo eso. En la comparativa con el resto de provincias españolas se observa que León figura como la tercera de todo el país con la mayor pérdida. Se colocó sólo por detrás de Asturias y A Coruña.

Durante todo el año pasado restó 3.471 habitantes por la vía de lo que se conoce como movimiento natural de la población. Frente a los 2.633 nacimientos, registró 6.104 decesos.

En esa estadística, le sigue Salamanca, con una caída vegetativo de 2.001 personas, o Zamora con 1.793 personas menos. Burgos redujo su población, por la vía del movimiento natural en 1.560 personas, mientras que en Ávila y en Palencia superaron por poco las mil personas menos.

Soria y Segovia anotaron, por contra, las menores pérdidas en términos absolutos.

Dentro de esa zozobra, hay sin embargo datos optmistas. Palencia fue la provincia de España que más logró aumentar su número de nacimientos. En un año nacieron 1.073 bebés, lo que supone un 2,5% más que en todo 2016. Ninguna otra provincia española le hizo sombra.

Y puestos a ser positivos, Soria y Zamora, dos territorios pequeños en población y afectados por un acusado envejecimiento, se convirtieron en las dos provincias españolas que consiguieron recortar en mayor medida su volumen de fallecimientos. Soria registró un recorte en los decesos del 10,7%, mientras que Zamora lo hizo en un 4,5%.

El resto de datos que se extraen de la última estadística del INE, sin embargo, no pudieron ser más negativos. Salamanca y Valladolid se convirtieron en la segunda y en la tercera provincia española que más aminoraron su ritmo de nacimientos. En la provincia charra se produjeron 2.015 alumbramientos, un 9,5% menos que un año antes. En Valladolid este descenso fue del 8.9%. Sólo Teruel presentó peores datos que Salamanca y Valladolid.

Tampoco le salieron mejor las cuentas a León. En el último año vio como nacían un 8,2% menos de niños en sus hospitales. En Burgos, la caída de nacimientos rozó el 8%.

En el caso de Segovia y Ávila, esa caída fue muy similar. En ambos casos próximas al 5,7%. A continuación se colocó Soria, donde nacieron un 5,1% menos de niños y Zamora, con un -3,4%.

En cuanto a la comparativa de defunciones, salvo Soria y Zamora, todas las provincias castellanas y leonesas fueron testigos en 2017 de un mayor número de fallecimientos que un año antes. Eso ocurrió sobre todo en Ávila. Fue tras Ceuta la provincia española donde más aumentó el número de decesos, en concreto lo hizo un 8,3%.

Ya lejos de ese puesto ‘top’ se colocaron Burgos y Salamanca, ambas con crecimientos por encima del 4%. En Valladolid se produjeron un 3,4% más de óbitos, y en Segovia, un 2,9%. El porcentaje de Palencia fue del 1,8%. León prácticamente acabó en ‘empate técnico’. Sólo fallecieron 12 personas más que en todo 2016.

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