Educación y productividad

Vamos a hablar claro porque el hartazgo de mentiras, demagogia e incluso crueldad, supera ya lo que muchas personas podemos soportar. No es imbecilidad -no podemos pensar que Marina es imbécil- es clasismo puro y duro. Clasismo simple, clasismo antiguo, clasismo duro como una roca puesto en palabras de un filósofo y pedagogo que, después de esta propuesta, diría que de filósofo se ha trasmutado en aspirante a político; pero político de esos que provocan más desigualdad y más injusticia. Marina propone, nada menos, que el sueldo de cada profesor dependa de sus resultados (de los resultados de sus alumnos) y propone, además, que sean los propios profesores los que se denuncien unos a otros.

JoseAntonio_MarinaMarina defiende una medida que pretende la definitiva conversión de un derecho, la educación, en un ámbito regido por las más estrictas reglas del mercado; habla de la educación y para él, supuesto pedagogo, la buena educación sólo tiene que ver con los resultados medidos en exámenes; es decir, que los resultados tienen que ver con la productividad. Por último, cuando dice “productividad” se le olvida tener en cuenta el punto de partida desde el que medir dicha productividad: neoliberalismo puro y duro.

Esta propuesta viene a ser como si alguien pretendiera juzgar a dos médicos por el número de pacientes curados obviando que de estos dos médicos uno sólo trata con pacientes ricos, cuyo estado de salud general es bueno antes de llegar al hospital y que, además, los trata en un hospital que dispone de todos los adelantos médicos. El otro médico, en cambio, trabaja en un hospital con medios precarios y con pacientes que llegan al mismo en un peor estado de salud de partida que los anteriores. Marina, como seguramente todos los políticos del PP, dirían que el segundo médico es un inútil porque se le mueren demasiados pacientes. Y es más, es posible que cuando los pacientes de este segundo médico, los condenados a ir a curarse a un hospital que no dispone de medios, protestaran y exigieran medios materiales y humanos para poder acceder a los mismos tratamientos que los ricos…entonces es muy posible que el gobierno neoliberal de turno (y José Antonio Marina con ellos) dijeran que si en el segundo hospital se muere demasiada gente, es culpa del médico.

Esta comparación no es muy elaborada, lo sé. Pero es muy clara. Y es cierta. ¿Cómo se miden los resultados en la educación? ¿Es posible comparar los resultados de un determinado examen que se obtienen en un colegio concertado situado en un barrio de clase alta, cuyos alumnos van a clases particulares y tienen todos los medios a su alcance, de los resultados obtenidos en ese mismo examen por los alumnos situados en un colegio público repleto de niños y niñas pertenecientes a familias inmigrantes que no han dispuesto de absolutamente ningún apoyo para la integración? ¿Cómo se pueden comparar los resultados de una clase formada por 15 alumnos de otra con 45? ¿Comparamos los resultados en los exámenes de los alumnos/as de un colegio concertado en el Barrio de Salamanca con los resultados de un colegio al que muchos alumnos y alumnas acuden sin desayunar? Puede que estos estudios puedan hacerse en Finlandia un país que lleva décadas entendiendo que la educación es, en primer lugar, igualdad de oportunidades y donde no hay niños o niñas que lleguen sin desayunar; un país en el que el 98% de la educación es pública y de la máxima calidad toda ella; un país que no segrega a sus alumnos/as ni por origen, ni por sexo, ni por clase social; que lleva décadas entendiendo que a los profesores y profesoras antes de juzgarles hay que valorarles y que para ello se ha esforzado en formarles bien, muy bien, y en ofrecerles buenas condiciones laborales.

Y sí, incluso en la situación finlandesa, habrá profesores mejores y peores como hay buenos y malos políticos y buenas médicas y malos camareros. Y hay también filósofos buenos y otros muy malos pero de entre estos últimos ocupan un lugar especial aquellos que dejan que su vivencia personal, desde el puro privilegio, no les deje ver la realidad de la desigualdad, que tiene mucho que ver con la injusticia, y en definitiva, con el dolor humano, tema este que a los buenos filósofos les apasiona. Y no la productividad.


Artículo opinión: Publicoscopia.com


Beatriz Gimeno

Diputada de Podemos. Activista social y feminista por la diversidad sexual y por los derechos de las personas con discapacidad. Ha publicado dos libros de relatos, dos novelas, tres ensayos y dos poemarios. Escribe habitualmente en elplural.com, elciudadano.cl, pikaramagazine.com o eldiario.es, así como en otros periódicos y revistas. 

Twitter: twitter.com/BeatrizGimeno1

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