El hambre no tiene vacaciones

En verano ¿cómo damos de comer a los niños?

Este año en verano, y así acurrió tambien el anterior en algunas comunidades autónomas como en Canarias, las aulas, los patios de muchas escuelas, de muchas institutos, no van a cerrar este año. Decenas de familias tienen serios problemas para llenar la nevera y los centros docentes con sus comedores escolares, son un recurso -y un alivio- muy apreciado en los tiempos que corren. Es preocupante que ya se cumplan dos años de esta apertura especial de las escuelas para paliar el hambre.

El drama de los menores que no comen como decían se ha asomado a nuestras páginas en varias ocasiones durante el curso. En el día a día los docentes avisaban del mal rendimiento de algunos alumnos de las peleas por un bocadillo en la hora del recreo. En muchos casos estos programas que garantizan al menos una comida completa al día se rematan con sesiones de juegos y deportes, de idiomas e induso de refuerzo escolar.

Esto ayuda a vencer las reticiencias ante el enigma que representa acudir a un comedor social» de aquellas familias que han visto, con perplejidad, como se convertían en los nuevos pobres. Algunos chavales, incluso, se llevarán en una bolsa la merienda a casa y el desayuno del día siguiente, como en Andalucía. Solo en algunas comuidades como en Catalunya -lo recogíamos la semana pasada- se han puesto cifras a la verguenza: 2.865 escolares estan malnutridos. Eso significa que no se mueren de hambre, pero comen bocadillos de pan con pan 0 macarrones con tomate del Banco de Alimentos, y apenas nunca prueban el pescado 0 el cordero, 0 las frutas frescas.

Bien, muy bien por aquellas consejeríass que ponen parte de sus recursos en estas servicios de urgencia, que han entendido que la escuela no es solo un espacio de aprendizaje de septiembre a junio, sino un verdadero espacio de convivencia. Un lugar seguro que todos los niños recordarán como tal. Y mal, muy mal al Ministerio que sigue recortando las becas de comedor y que mira hacia otro lado cuando le mencionan el problema.

Editorial Escuela