Gitanos de matrícula

Todo un ejemplo. Y, como no, en la Educación Pública. Selene abogada, José matrícula.

Un gitano de matrícula

Jose-Garcia-Jimenez

José García Jiménez, alumno del IES García Bellido, es el primer gitano de León que se gradúa con matrícula de honor en el Bachillerato. – MARCIANO PÉREZ.

Bachiller con honores. José García Jiménez es el primer estudiante calé que obtiene matrícula de honor en León en el Bachillerato. Es alumno del IES García Bellido y quiere ser profesor de Lengua, por lo que ha elegido la Filología Hispánica como carrera..

El pueblo gitano de León ya tiene su abogada

Selene de la Fuente . Leonesa de ayer y hoy. De las primeras tituladas universitarias de la comunidad gitana /

Selene de la Fuente. De las primeras tituladas universitarias de la comunidad gitana.

Las mujeres han dado un paso adelante y hay gitanas que no se quedan atrás. Selene de la Fuente García (León. 1994) es la primera mujer de la comunidad gitana en conseguir título universitario en León y también será pionera en ejercer la abogacía cuando finalice el máster que realiza para colegiarse.

ana gaitero | león

En el instituto de Armunia hay un lugar llamado El pasillo de los sueños. Es un lugar de paso decorado con colores verdes y obras de arte creadas por el alumnado, además de una escultura que representa el número áureo.

En este centro, ubicado en los confines de la capital, los sueños se cumplen. Y se van rompiendo estereotipos. El expediente académico de José García Jiménez, un estudiante gitano al que le han otorgado este año la única matrícula de honor de fin de Bachillerato, es un botón de muestra de que algo está cambiando en el pueblo gitano.

Lo que hasta hace poco era una rareza, un gitano que estudia, José García Jiménez lo ha transformado en proeza. Este joven de 18 años acaba de graduarse con la máxima calificación y es el primero de su pueblo que lo consigue. Con una nota media de 9,4 ha logrado el mejor expediente académico del instituto este curso.

Es uno de los pocos chicos de su etnia en León que termina la enseñanza obligatoria —sólo uno de cada tres lo consigue— y que espera incorporarse a la universidad el próximo curso. Le quedan muy pocos días para enfrentarse a la nueva prueba de acceso, la EBAU, para poder cumplir su sueño: estudiar Filología Hispánica.

La lengua es la asignatura favorita de este joven, que se muestra muy ilusionado con el laurel que corona su expediente: «Ha sido una etapa complicada pero ha tenido su recompensa», asegura después de que el director del centro, Rafael Gallego, le transmitiera la felicitación del mismísimo consejero de Educación de la Junta.

José García Jiménez empezó su etapa escolar en el colegio público Padre Manjón de Armunia, «bilingüe de francés», destaca orgulloso de su paso por un colegio en el que en su época convivían payos y gitanos y a día de hoy sólo hay alumnado calé. La trayectoria de este alumno es una muestra de que «cuando se quiere, se puede» y se podría añadir que no importa la raza ni el color, incluso la clase social, cuando se garantiza la igualdad de oportunidades.

Aterrizar en el instituto fue una prueba de fuego para José. En el colegio «me sentía muy importante, era el vip, ¡un gitano que estudia!, y muchos me veían como un referente», explica. Al llegar a primero de la ESO las cosas se complicaron. «No me sentía muy satisfecho en el grupo en el que estaba y decidí cambiarme al grupo bilingüe», comenta.

El cambio no era sencillo. Su nuevo idioma de referencia era el inglés y «pensaba que no iba a estar lo suficientemente preparado», confiesa. Sin embargo, «mi nivel de inglés mejoró» y ha mantenido notas brillantes tanto en la ESO, que terminó con una media de 9,7.

«Todo ha sido mérito suyo», afirma la tutora de aquel primer curso en el que José decidió su futuro. Durante los primeros años de la ESO recibió el apoyo de la Fundación del Secretariado Gitano hasta que su nivel aconsejó que asistiera a las clases de refuerzo del propio instituto. El joven señala que su principal motivación fue que «veía que la única salida para la mayoría de los gitanos era el mercado y yo quería cambiar». los gitanos se dedican al mercado y yo quería cambiar».

Su esfuerzo personal y el apoyo recibido en los centros escolares y en la Fundación Secretariado Gitano han sido claves, pero no menos importante ha sido el respaldo que ha tenido en casa desde pequeño. «Mis padres al ver que sacaba buenas notas esperaban que me dedicara a algo de ciencias, pero desde muy pequeño he querido ser profesor de Lengua», aclara. «Las ciencias son importantes, pero tanto como las letras», afirma en tono reivindicativo este joven que entre sus asignaturas ha tenido las lenguas clásicas, latín y griego.

Su pasión por la lengua viene de la primaria. «Tuve una profesora, Lorena Fernández, que se preocupaba por mí y en secundaria Sara me enamoró definitivamente de esta asignatura», comenta con admiración y agradecimiento hacia el profesorado en general.

El muchacho asegura que «no esperaba la matrícula de honor porque 2º de Bachillerato ha sido el infierno». A lo que es un «curso difícil de por sí», explica, se han sumado «las esperas del sistema educativo» a la hora de señalar la nueva fórmula de la antigua selectividad, que ha sido un auténtico calvario para el área de Literatura, con continuos cambios en el programa.

«Personalmente me siento muy dichoso, cuando recibí la noticia se me puso un nudo en la garganta y en casa ya se me hacen hasta pesados porque a todo el mundo se lo dicen tanto mis padres como mi hermana», comenta.

En el IES García Bellido el 48% del alumnado de 1º y 2º de la ESO son de etnia gitana, pero los porcentajes de éxito escolar en la secundaria no son proporcionales y el número de estudiantes que concluye el Bachillerato es todavía escaso.

José García Jiménez no sólo ha sacado matrícula de honor sino que es el único de su etnia (llegaron dos a segundo de bachillerato en su promoción) que se gradúa este curso. Todavía son muchas las chicas, sobre todo, pero también chicos que abandonan la enseñanza obligatoria.

«Más positivo que yo haya logrado esta matrícula será que en un futuro no sea novedoso; significará que el pueblo gitano avanza», reflexiona. Le gusta leer y le es difícil escoger un libro que le haya marcado, aunque finalmente se decanta por la tragedia de Sófocles Edipo rey, pero a la hora de elegir su música favorita no tiene ninguna duda: flamenco.

Vive los prolegómenos de la selectividad con los nervios propios del alumnado que se enfrenta a esta prueba y espera convertirse en un estudiantes más en la universidad, sin distinción de ningún tipo por su procedencia.

Su experiencia en el instituto ha sido positiva en cuanto a la convivencia sus compañeros. «A veces entiendo que haya distancia hacia los gitanos», pero no comprende «ciertas críticas» que responden solo al hecho de pertenecer a esta etnia y que aún perduran en la sociedad.

En el instituto celebran que el logro de este alumno como un hito y como un ejemplo a seguir. «Es un orgullo y un éxito muy grande, máxime cuando había repetido un curso en Primaria y en el instituto ha sacado unas notas excelentes», señala el director, Rafael Gallego.

Además de destacar la colaboración de la Fundación Secretariado Gitano con el programa Promociona, apunta que es «una prueba de que la diversidad es uno de nuestros pilares a la hora de abordar la educación».

Gallego subraya que «la diversidad enriquece» y añade que el de José «no es el único éxito». Se refiere tanto a las excelentes notas de una alumna de origen senegalés que podrá estudiar Enfermería. Kouna Mbaye, e incluso de su hermano que gracias a un módulo de formación profesional ahora es conductor de ambulancias.

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«Elegí esta carrera por las salidas profesionales y también por el ámbito, me gusta», asegura esta joven que, aunque nacida en León, se crió en Santa María del Páramo, donde viven su padre, su madre, que trabajan en una panadería, y su hermana pequeña, que está en bachillerato y también aspira a ser universitaria.

«Siempre me inculcaron que había que estudiar y se me daban bien los estudios», añade. Obtuvo el grado el curso pasado, al año siguiente de que Sebastián Vargas Damora marcara el hito de ser el primer gitano con título conseguido en la Universidad de León.

El derecho penal y el administrativo son las materias preferidas de Selene de la Fuente, pero «si tengo que elegir me quedo con penal sin duda», apostilla. Una cosa que le gustaría mucho es «ya que soy un caso inusual me gustaría valerme de mi profesión para ayudar a la comunidad gitana a integrarse y a defender sus derechos», explica la joven.

«No tenemos por qué ser prejuzgados por ser gitanos, tienen que cambiar muchas cosas: desde las acepciones degradantes de la RAE a la palabra gitano a que los ciudadanos de a pie no nos hagan el vacío por ser gitanos», añade.

En el ámbito de la educación, añade, «ha habido un gran cambio en la comunidad gitana; antiguamente había mucha gente que no iba a la escuela o les sacaban muy pronto. Ahora van más, pero aún así estudian muy pocos para la cantidad de gitanos que hay», admite.

Personalmente, nunca ha tenido trabas para conseguir sus objetivos por pertenecer a una minoría étnica, aunque matiza que sí ha notado cierta discriminación en comportamientos: «Cuando eres pequeña se ríen de ti o te hacen bromas y de mayor hay gente que limita el trato al enterarse de que eres gitana», aclara.

La integración, asegura, pasa por «aprender a llevar tu cultura con la sociedad del momento», apunta. En su familia, su madre y su padre pasaron de ser vendedores ambulantes a trabajar en una panadería. Y comparten amistades tanto payas como gitanas. «Por tener más melanina en tu piel no tienes que ser diferente. Eso es obsoleto», recalca.

No cree que haya nada que desterrar de su cultura. «Es cierto que la pedida y la boda se suele hacer muy pronto y es causa de abandono de los estudios». Su propuesta es que «si deciden hacerlo, no por ello deberían abandonar los estudios», añade.

Selene de la Fuente cree que hay muchos valores de la cultura gitana que son ejemplares para el resto de la sociedad, como el respeto a los mayores y la ayuda mutua. «El gitano siempre va a ayudar a cualquier persona, sea gitana o paya», subraya. El sentido de la familia también es muy profundo y cree que no se comprende bien: «Cuando una persona está enferma y van a verle al hospital todos sus familiares hay quejas, pero en verdad es muy bonito», comenta.

«El sentimiento de orgullo» de los gitanos ante «los acontecimientos de la vida y la alegría» son dos de los valores que más aprecia esta joven graduada en Derecho. También ensalza la actitud ante los reveses de la vida: «El gitano se enfrenta a las adversidades con mucho coraje y fuerza», dice.

Si alguien le ha demostrado que la cultura gitana es compatible con la integración es su propia madre: «Respeta sus tradiciones, ha trabajado en el mercadillo y ahora tiene un empleo convencional».

En cuanto al machismo, dice que «la mujer gitana es más libre, las hay que trabajan fuera de casa y están integradas pero falta mucho camino por recorrer», advierte. Reconoce que no existe en el clan gitano una figura femenina equivalente al patriarca, que es el que tiene la autoridad de la comunidad. «La mujer es la que lleva el peso de las decisiones en casa y a veces tiene más influencia de la que parece», señala. Pese a que se suele señalar la condición de gitano cuando protagonizan robos u otros delitos, algo que «debe desterrarse», comenta, «nunca he visto una noticia de un gitano que haya matado a su mujer, aunque también haya maltrato», pero «no matan a la mujer ni violan a los niños», apostilla.

A Selene de la Fuente, como a las chicas de su edad, le gusta la moda. A ella, además, le gusta la música pop, el rap y el flamenco. «Al relacionarte con mucha gente coges lo bueno de todos los sitios», explica.

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