La mala educación

Hay quien ha podido dudar. Nuestro sindicato, STE Burgos, que lo es de trabajadores y trabajadoras de la enseñanza pública no lo ha hecho. No podemos dejar pasar las palabras que nos dedicó Evaristo Arzalluz en el Diario de Burgos es su edición del martes 28 de abril de 2020.

Nos ha llamado caraduras, así, sin tapujos ni perfiles. Pues no, no somos ni caraduras ni antihéroes. Nos consta que tanto los docentes como personal laboral, conserjes, equipos directivos, sindicatos, la Dirección Provincial, la Consejería y el Ministerio de Educación, hemos hecho todo lo posible para buscar y ofrecer los medios que garantizaran una respuesta educativa lo más equitativa posible.

No solo ha ofendido a los profesores de sus hijos, sino que está tomando una percepción muy particular como una crítica hacia todo un colectivo del que, por cierto, demuestra carecer de todo conocimiento.

Porque lo que pretende es hacernos creer que la buena educación se basa en tener a los alumnos frente a una pantalla toda nuestra jornada laboral y ofrecer una “clase magistral”. En la falsa creencia de que la motivación consiste en conseguir mantener la atención a través de una plataforma digital. Teniendo asegurados tanto los dispositivos, en su caso al menos tres, y una conexión medianamente aceptable. Ya solo con ese comentario estaría totalmente desacreditada su opinión.

Pero hay más. Es evidente que lo que busca es desviar la atención y que caigamos en la trampa de devolverle la pelota con descalificaciones personales. Y lo peor es que los medios de comunicación se presten a ello. No lo vamos a hacer. Como sindicato coherente con lo que defiende día tras día en nuestros centros educativos queremos contar que todos los agentes implicados en la educación se han preocupado por las necesidades de sus alumnos, en unas condiciones de constante incertidumbre y con unos medios que han tenido que adaptar a una situación no prevista en nuestro sistema de clases presenciales. Porque es la presencia de los docentes la que ha asegurado que se mantenga el ritmo de este inusual fin de curso.

Una presencia que va más allá de mandar unas tareas y corregirlas. Porque los maestros y maestras, los y las profesoras se están implicando, en muchos casos, más de lo que como trabajadores les corresponde y no van de héroes ni lo intentan. Los héroes son otros, pero tampoco podemos dejar que se nos desprecie.

¿Qué pensarán sus hijos leyendo sus palabras? A lo peor se habrán sentido orgullosos de que metiera caña a los vagos de sus profesores, porque para eso está un padre, para hacer ver la diferencia entre la buena y la mala educación. La mala educación se demuestra con actos, como el suyo, que juzga sin conocimiento y sentencia sin rigor, esperando el aplauso fácil. No, que también hay padres que nos reconocen el trabajo y que cuando algo no entienden preguntan sin llamarnos caraduras. Eso también es educación. El aplauso vaya para quienes de verdad se lo merecen: para todos y todas aquellas que han sabido adaptarse y han procurado de mil modos mantener la motivación de su alumnado para que sigan creyendo en el valor de la formación para una sociedad que se basa en el respeto.

STE Burgos. Sindicato de Trabajadores y Trabajadoras de Castilla y León.
30 de abril de 2020

Hace un par de días, el «Diario de Burgos» publicó un artículo titulado «Caraduras», firmado por uno de sus columnistas, el director médico del hospital de Aranda, Evaristo Arzalluz. «Caraduras» y todo su contenido iba dirigido a los docentes de primaria, secundaria y de la Universidad, del sistema público y concertado, a los que considera «antihéroes».

Caraduras

Opiniones

Tras haber dudado de si hacerlo o no, os escribo a todos para denunciar un artículo que puede muchos hayáis visto ya en Diario de Burgos.

Se nos tilda de CARADURAS, así, sin tapujos a los profesionales de la enseñanza, porque un señor, Evaristo Arzalluz, gerente del Hospital de Aranda de Duero(me dicen), estima que sus hijos no están atendidos por la enseñanza, ni pública ni privada como a él le gustaría. Que no trabajamos como está mandado, porque mandamos tareas y deberes algunos(otros son unos vagos que no hacen nada) y eso, en tiempos de Alarma y Pandemia mundial, está muy mal, es una vergüenza y no merecemos el salario que nos llega a fin de mes.

Es posible que estime que deberíamos ir a los centros con los consiguientes peligros, que él, como, «profesional» de la Sanidad debería entender no podemos correr ninguno de los elementos del sistema educativo, vástagos suyos incluidos. Son las 12,47. Llevo desde las 9 de la mañana, contestando correos de mis alumnos(son pocos los que se conectan, pero para ellos trabajo). Mi tarea consiste en explicarles lo que quiero que hagan, con documentos, respuestas a sus preguntas, videos explicativos, imágenes, por decenas, para que comprendan cómo han de hacer sus ejercicios, láminas, composiciones tridimensionales, videos, etc. Mi asignatura funciona así. Y otras tantas también.

En clase estaría haciendo prácticamente lo mismo, si bien es cierto, la proximidad que da el contacto para el mejor entendimiento de las tareas o ejercicios en sí, la he perdido, hace que en ocasiones las explicaciones requieran de más tiempo que en el aula, de eso no hay duda.

Este señor, insulta a un colectivo inmenso de profesionales que, me consta, están haciendo lo posible, y a veces lo imposible, para que los alumnos pueden atender a una educación a distancia, procurando incluso tarjetas para una mejor conectividad en los casos de familias con necesidades. Es indecente. Sugiere que no merecemos el sueldo que ganamos.

¿Acaso los ciudadanos culpamos a los sanitarios por no gozar de equipos de protección, los tan famosos EPIS? ¿Los culpamos por enviar a la gente a casa, cuando deberían estar hospitalizadas, por que no hay más camas disponibles?. Al contrario, hay gente que aplaude su labor, encomiable, por cierto, en lugar de decir que es culpa de los que están al pie del cañón. Señor mío, debería usted saber que los profesores y profesoras estamos ahí, le guste a usted el sistema o no. Trabajando con medios muy escasos, certificando que la educación no estaba preparada para este salto tecnológico y sobre todo, velando por los intereses del alumnado.

Creo que la administración pública educativa debería defender a sus profesionales, vilipendiados por muchos padres y madres y ahora, para colmo, insultados desde tribunas públicas de opinión por gerentes del ramo público, sin el menor de los recatos, y por extensión sin ningún rigor estadístico ni de veracidad.

Resulta curioso que el señor Arzalluz en cuestión, alto cargo de la administración, va a ser investigado, lo dice la consejera de Sanidad, por»combinar su cargo público con trabajos en el sector privado», como lanza una noticia el diario.es.

Quería compartir esto con vosotros.

Saludos

Caraduras Contestación Padre

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