La Pola de Gordón despide a un maestro que deja huella y biblioteca

El IESO gordonés puso el nombre de Eduardo Fernández a la biblioteca del centro en su jubilación tras 26 años de magisterio.

Eduardo-Fernandez-Homenaje-PolaAl fin, en su último día como «maestro», Eduardo Fernández se emocionó. Seguramente no era para menos pues aunque la edad y cuarenta años de servicio eran más que suficientes para tenerse bien ganada la jubilación se encontró con que va a permanecer para siempre en el IESO y en las tierras de Gordón, pues sus compañeros han decidido que la Biblioteca del Centro lleve su nombre «desde ya» y el alcalde del municipio, Paco Castañón, le entregó el título de Vecino de Honor por lo que, le dijo, «no te vamos a decir que vuelvas cuando quieras, es que ya sabes que aquí tienes tu casa».

Tragó saliva. Miró a los suyos, su mujer, su madre, sus hijos, a los compañeros y fue el Eduardo de siempre: «Obras son amores y mi forma de querer a esta tierra ha sido permanecer en ella 26 años, desde que llegué» y no hizo falta que añadiera que oportunidades de irse tuvo, pero no quiso.

«Obras son amores…» y buena parte de las bromas de la comida de despedida iban por ese camino, recordando que el profesor no solo fue el director o el secretario del centro, que lo fue, pero también fue quien arregló puertas, grifos, radiadores, ventanas… «viva el jefe de mantenimiento!». También por eso le echarán de menos.

Se va de Pola un tipo entrañable y excelente profesional. Deportista, ex jugador de balonmano de la cantera de Maristas, con Sevilla como primer destino de maestro y Tejerina después —»hago al calor y al frío»— y 40 años al pie del cañón: «Ocho leyes de Educación han sido muchas, excesivas… pero sigo creyendo en la Enseñanza Pública».


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