MIR docente: ¿Ahora sí?

El ministro Méndez de Vigo reabre el debate sobre si se están midiendo adecuadamente las competencias para ejercer en educación.

Saray Marqués

Puede que, con Pacto, MIR docente sea uno de los términos más repetidos en esta publicación en los últimos ocho años. De nuevo, el ministro Íñigo Méndez de Vigo rescataba esta fórmula guadiana, que aparece y desaparece del discurso educativo, el sábado 27 de enero en Santiago de Compostela, en la Convención Nacional de Educación del PP. Hablaba Méndez de Vigo de la necesidad de impulsar un nuevo sistema de acceso a la función docente «para prestigiar la profesión», «un cambio en el modelo de acceso en que se evalúen tanto los conocimientos como las aptitudes docentes una vez superada una fase de formación práctica», que se traduciría en «un programa de formación práctica tutorizada (MIR), de dos años de duración, y en el que se trabajen todas y cada una de las funciones asociadas a la docencia». El hoy preceptivo Grado y Máster de profesorado se completaría con una primera prueba selectiva que filtraría a los candidatos más aptos hacia este sistema de inducción. Finalizado este con evaluación positiva, una segunda prueba práctica (oposición) reafirmaría esa aptitud pedagógica, y así lo recogería el futuro Pacto.

MIR-Maestros

El guion del Pacto, de hecho, ya lo recoge, pero en el punto cuatro. El ministro se ha saltado el dos (financiación) y el tres (equidad e inclusión) para centrarse directamente en el relativo a la profesión docente: formación inicial, sistema de acceso, carrera profesional y formación continua. Y esto no ha sentado bien ni en PSOE ni en Unidos Podemos, que lo han visto como una táctica disuasoria para no hablar de inversión. En Ciudadanos, entretanto, lo que ha levantado ampollas es que no se les cite cuando «El MIR para profesores está en nuestro programa, en el acuerdo de investidura con el PP y en el acuerdo de Gobierno con el PSOE y ni el PP con seis años de mayoría absoluta ni el PSOE han querido implantarlo hasta que ha llegado Ciudadanos».

Inoportuno

En palabras del portavoz de Educación de Podemos, Javier Sánchez, «Es un intento de transmitir que el problema de la educación son los profesores, que no son los mejores. Este es el diagnóstico del Gobierno, obviando que un cuarto de la plantilla es inestable, que no ha habido suficiente oferta de empleo y que esos profesores han sido los que han sacado a flote el sistema pese a eso, pese a los recortes». Sánchez aboga

por repasar lo que ya hay: «Porque nadie está poniendo la lupa en el máster del profesorado, que muy práctico no resulta, y podría serlo con más acompañamiento» y no introducir más barreras («Se habla de un examen para entrar, otro, para consolidarse, otro no se sabe muy bien para qué») ni posibles riesgos, como un eventual «escalonamiento de salarios».

Con Podemos están los sindicatos. Maribel Loranca, secretaria del Sector de Enseñanza de FeSP-UGT, considera «extemporáneo» que se retome una idea de 2010: «No toca, en un momento en que hay gran malestar entre el colectivo interino por cómo se han llevado las negociaciones con los sindicatos, y es una cuestión mucho más amplia que debería incardinarse dentro de la carrera docente: Sobre el papel, que haya una fase de prácticas más en serio nos parece positivo, pero ¿quién va a tutorizar? ¿qué va a suponer para esos tutores en descarga lectiva, retribuciones, carrera docente? ¿qué va a suceder con los funcionarios interinos, también tendrá que pasar por un MIR?, ¿se va a acabar con el logro que ha supuesto la homologación de las condiciones retributivas para tener cualificadístimos profesionales más baratos?», se pregunta. También STEs y FE-CCOO han alertado del riesgo de una mayor «precariedad y rotación de los centros». ANPE, por su parte, vería bien este MIR docente, pero siempre que esté integrado en una «ley de la profesión docente» y un «estatuto docente»: «Por muy acertado que sea el sistema de selección para acceder a la profesión docente, si el desarrollo de la profesión no es suficientemente motivador seguiremos sin atraer a la docencia a los mejores estudiantes», señala el sindicato profesional, que recuerda, en cualquier caso, que «el futuro MIR educativo no entrará en vigor, como mínimo, hasta pasados cinco años, debido a que el Gobierno acaba de aprobar el RD de ingreso.

Precisamente por esto, al catedrático de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Granada, Antonio Bolívar, tacha de «frivolidad» proponer un MIR ahora, cuando se seguirá con el actual sistema de acceso hasta 2022, sistema con el que entrarán como funcionarios unos 200.000 aspirantes.

Antonio Moreno, catedrático de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense, por su parte, cree que no va en serio: «Parece otro ejemplo más de declaración de intenciones del ministro y su equipo para que la gente se contente y, mientras, dejar que el tiempo pase». Él se muestra partidario de este sistema, en vistas de que «la formación del profesorado no está funcionando tal y como la diseñamos en Bolonia y hasta ahora no se ha cumplido lo prescrito, pues las oposiciones no se acababan con el examen, tras ellas venía un año de prácticas que se podía aprobar o suspender». De todas formas, aunque lo ve un buen modelo, recuerda que no es nuevo: «En España ya habido algo que se aproximamuchísimo a esto: El plan 67 ya eran dos años de estudio y un año de prácticas, que se cobraban. Los mejores expedientes se convertían en funcionarios sin hacer la oposición».

Desde 2010

Sea como sea, la actual denominación, MIR docente, empieza a colear en 2010. Lo acuña Francisco López Rupérez en un monográfico de FAES, La reforma de la educación escolar (2009), y pocos se han resistido a su atractivo. PP, PSOE, Ciudadanos han hecho bandera del MIR docente que, con otras siglas, DEP (Docente en Prácticas), aparecía también en el libro blanco que el Ministerio de Educación encargó a José Antonio Marina en 2015, en el que se recordaba que «es un método caro y sólo debe aplicarse a alumnos que hayan demostrado su aptitud y que vayan a tener la posibilidad de encontrar colocación. En este momento aprueban los grados de Magisterio y el máster de Secundaria el triple de las personas que el sistema educativo puede emplear».

Jesús Manso, experto en formación del profesorado y coautor de aquel Libro blanco de la profesión docente y el entorno escolar, sigue justificando la existencia de numerus clausus: «El MIR se llevaría una mordida muy importante del presupuesto en educación, incluso si se logra al compromiso

del 5% del PIB, porque implica pagar a esos profesores, a los tutores, descargarles de la docencia… por ello es clave la selección previa, coherente con los puestos laborales que se prevén dos años después».

El procedimiento, a su juicio, debería ser habilitador para todos los profesores y selectivo para los docentes de los centros públicos, aunque incluso podría ser utilizado para la contratación de profesores en centros concertados y privados: «Pese a que en ellos la contratación sea libre, si has tenido muy buenas notas en el MIR serás más susceptible de ser contratado en la concertada y la privada si no has logrado acceder a posiciones de escuela pública». Por ello, remarca que no sería una mera modificación del actual sistema de oposiciones, aunque podría suponer su fin: «Se ha hablado de una prueba añadida para los docentes de la pública, pero con un buen sistema MIR, con pruebas parciales a lo largo del proceso, no sería necesario; el propio MIR nos diría quiénes pueden acceder a la pública y quiénes no». Por un buen sistema MIR se refiere al que tenga en cuenta dos aspectos clave: la calidad de los tutores y de esos centros escolares de referencia acreditados.

«Se ha hablado de una prueba añadida

para los docente de la pública, pero con

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parciales a lo largo del proceso, no sería

necesario; el propio MIR nos diría quiénes

pueden acceder a la pública y quiénes

no»

Por lo demás, Manso considera irrenunciable emprender esta reforma: «Es algo distinto a la simple mejora de las prácticas, y creo que, ajustando y negociando el modelo, se ha de apostar, deberíamos estar en una línea constructiva, propositiva en educación, porque si no, la alternativa, ¿cuál es? El sistema de oposiciones no tiene ni pies ni cabeza, con temarios de los años noventa, con bolsas de interinos irracionales… Creo que el MIR es un buen modo de empezar a tocar las teclas del cambio, con algo que en política internacional se denomina período de inducción o iniciación en el puesto de trabajo, y que puede tener una duración de seis meses hasta tres años, con un salario y con esta persona formando parte del claustro». «Sí, se ha de abordar el diseño de toda la carrera docente de la que el MIR es solo un primer estadio, lo ideal es abordar todo en

grupo, pero si no se puede estratégicamente el MIR puede servir para tocar muchas piezas: los centros escolares, la definición de la carrera docente, la evaluación del profesorado y los centros y la dirección escolar. Es un buen elemento para remover otros de forma indirecta y no muyagresiva», concluye.

Miguel Soler, hoy secretario de Educación de la Generalitat Valenciana, se remonta a 2010, cuando estaba en el Ministerio de Educación junto a Ángel Gabilondo y también se les ocurrió citar el MIR: «Entonces nos sentimos un poco solos, pero hace tiempo que PSOE, PP y Ciudadanos coinciden en que es una buena opción. Hay consenso por lo menos en el titular, en que la parte práctica ha de reforzarse, convertirse esencial en el acceso, en que las prácticas no pueden ser al acabar, sino parte de la formación, porque ciertas competencias solo se adquieren en el centro educativo con el acompañamiento de un tutor». De hecho, recuerda cómo en la sesión de ruegos y preguntas de la última Conferencia Sectorial del 20 de diciembre fue algo que planteó. Con las comunidades decidiendo si las pruebas de las próximas oposiciones serían eliminatorias entre sí o no, Soler se desmarcó: «Más allá de esto, que no nos gusta a nadie, sean eliminatorias o no, deberíamos definir inmediatamente el futuro acceso. Lo llevamos diciendo muchos años, pero o empezamos a trabajar ahora o al finalizar el proceso de oposiciones de estos cuatro años seguiremos igual».

En el modelo del PSOE, el MIR incluiría una selección previa, cuya fórmula habría que determinar, serviría para todos los docentes de la pública y la concertada, en sustitución de los actuales requisitos para ser maestro y profesor, y abarcaría dos años en que la mitad sería para el horario lectivo y la otra mitad para el tiempo con un tutor experimentado. En el estudio económico debería tenerse en cuenta tanto el sueldo del profesor en prácticas como el complemento para el tutor. En la actualidad, existe una homologación entre el sueldo para el funcionario en prácticas y el funcionario de carrera, «pero porque imparte las mismas horas de clase», apostilla Soler. En el modelo MIR serían la mitad.

En Escuela hemos querido recabar también la opinión de Francisco López Rupérez, hoy director de la Cátedra de Políticas Educativas de la Universidad Camilo José Cela.

Francisco López Rupérez: «Estuvimos a punto de hacer un cálculo del coste cuando presidía el Consejo Escolar del Estado, pero la falta de interés del ministro de turno, explícitamente manifestada, nos disuadió de la tarea»

Francisco-Lopez-Ruperez

¿Qué siente cuando ve que el MIR docente sigue copando titulares?

Bueno, lo considero como un indicio de que el tema está madurando, tanto en la opinión pública como en las instancias de decisión, aunque sea a veces de una forma defectuosa. Eso es muy propio de nuestro país, en donde nos tomamos un tiempo, a veces excesivo, para poner en marcha políticas francamente recomendables, el mismo que empleamos en mantener las obsoletas. La verdad es que si finalmente se implantase en su versión genuina, sería la reforma más consistente y de futuro que ha experimentado, en décadas, nuestro sistema educativo.

¿Qué cambiaría con el MIR docente?

Cambiarían muchas cosas que, en buena medida, la educación española compartiría con los mejores sistemas educativos del mundo. Todos los graduados universitarios que quisieran dedicarse profesionalmente a la docencia habrían de cursar el máster de especialización correspondiente. El acceso al mismo sería selectivo de acuerdo con las necesidades reales del sistema, de modo que la selección precedería a esa formación profesionalizante, y no al contrario, como sucede ahora. La prueba de acceso al MIR sería de ámbito nacional. Los que fueran evaluados positivamente en la fase de formación teórica del máster cursarían un año completo de prácticas remuneradas en centros de titularidad pública o privada pero debidamente acreditados y con tutores de formación igualmente acreditados para su tarea. La acreditación de unos y de otros estaría sujeta a una evaluación periódica.

Una vez concluida la fase de prácticas con evaluación positiva, se estaría habilitado por el Estado para el ejercicio de la profesión. No olvidemos que, por tratarse la docencia de una profesión que concierne al ejercicio de derechos fundamentales, forma parte de la categoría de «profesiones reguladas» por el Estado. A partir de ahí, el procedimiento de selección para la incorporación a un centro concreto, sea público, privado o concertado, dependería de lo que determine la parte contratante.

¿Le parece afortunada la comparación con el sistema dual en FP?

No me parece muy adecuada, aunque tiene como similitud el hecho de que comporta un procedimiento de aprendizaje basado en la práctica. El MIR educativo es un sistema de postgrado y bastante más completo.

A lo que más se parecería el MIR educativo sería, obviamente, al MIR sanitario. La competencia es del Estado y el alcance, también. Por tanto, es él quien debe ejercerla, regular las políticas correspondientes y supervisar la calidad de su implementación, sin perjuicio de la necesaria cooperación con las administraciones educativas y con las universidades, en forma de convenios.

¿Hay riesgo de que la idea acabe desvirtuada?

Por supuesto, ese riesgo está presente y tenemos antecedentes en la historia reciente de nuestra educación que nos advierten de ello. En mi libro Fortalecer la profesión docente. Un desafío crucial (Narcea Ediciones, 2014) resumo los requisitos básicos de un modelo de MIR educativo efectivo en los siguientes términos: La selección ha de preceder a la formación, ha de configurarse en enseñanzas de postgrado, ha de ser universal, ha de poseer un carácter nacional, ha de perseguir la excelencia, ha de concebir la docencia como una profesión entendida en un sentido moderno.

Realmente estamos ante un sistema de acceso a la profesión docente y por ello son importantes no solo sus elementos componentes, sino también sus interacciones. En todo caso, la calidad en los procesos de acreditación, tanto de los centros como de los tutores de formación, su supervisión periódica y las exigencias vinculadas a los convenios de colaboración con las universidades para la conformación de los Centros Superiores de Formación del Profesorado resultan aspectos decisivos.

¿Qué le responde a los que argumentan que sanidad no es educación?

La educación es tan importante como la sanidad. La diferencia estriba en que la primera opera básicamente en el medio y largo plazos, mientras que la segunda tiene unas exigencias perentorias de las que la primera suele carecer. Pero en el plano colectivo no sería capaz de decir cuál de las dos es más importante para un país. La sociedad española también piensa así, si hemos de hacer caso de los estudios disponibles. De hecho, está demostrado empíricamente que una mejor educación da lugar a una mejor salud, de modo que la sanidad se hace menos relevante para los mejor formados. Además, el modelo del MIR sanitario es perfectamente transponible, con las debidas adaptaciones, al ámbito educativo. Cuando se piensa un poco en ello, teniendo en la cabeza únicamente los intereses generales, se hace evidente.

¿Hay algún cálculo de lo que podría suponer la implantación del MIR docente?

No lo hay todavía. Estuvimos a punto de hacerlo cuando presidía el Consejo Escolar el Estado [2012-2016], pero la falta de interés del ministro de turno, explícitamente manifestada, nos disuadió de la tarea. En todo caso, conviene advertir que se trataría de un sistema más eficiente  que el actual.

¿Es este momento oportuno para acometer esta reforma?

Creo que sí lo es. No podemos esperar mucho más, pues se trata de un instrumento privilegiado para asumir, con algunas garantías de éxito, los desafíos que el presente y más aún el futuro trasladan a los sistemas de educación y de formación en los países desarrollados. Además PP, PSOE y Ciudadanos lo invocan entre sus compromisos políticos. Así que ésta es la ocasión. La única advertencia es que no se desvirtúe, aunque a cambio se haya de ser razonablemente flexible en la gestión de los procesos de transición.

Aquí ya lo estamos haciendo

En estos días en que el MIR docente ha vuelto a la palestra nos hemos querido fijar en experiencias similares que ya se están desarrollando en nuestro país, en el sentido de dar más peso a la práctica docente, conscientes de que, por muy buena que sea la formación inicial, sin ella hay competencias que se quedan sin desarrollar.

MIR-ESOEs el caso del piloto que la Fundación Empieza por Educar (ExE) desarrolla en el País Vasco dentro de un proyecto Erasmus+ de la Comisión Europea desde hace dos cursos, y que se encuentra en la actualidad en fase de evaluación, con el Instituto Vasco de Evaluación e Investigación Educativa muy atento a los resultados. La presidenta del Consejo Escolar de Euskadi, Nélida Zaitegi, resalta de él algunos aspectos, como la exigente selección previa: de 400 solicitudes se eligieron 20 personas, tras un extensa aplicación on-line, las pertinentes entrevistas con rúbricas —para evaluar competencias y habilidades como la empatía, la colaboración, la capacidad resolutiva, la apertura al feedback y el pensamiento crítico …-, pruebas escritas y dinámicas de grupo —impartir una clase y participar en una dinámica grupal-, para comprobar los valores —muchos de los candidatos proceden del mundo del voluntariado, y se tiene muy en cuenta el compromiso social- y las competencias socioemocionales. El currículum —se debe dominar el euskera y el inglés- tiene peso, pero no es lo único que se valora. Tras la fase de selección, esas personas pasan dos años haciendo prácticas en centros públicos de entornos vulnerables socioeconómicamente. Tres tutores del programa ExE les visitan y observan cómo trabajan en clase, hacen un seguimiento, les asesoran sobre nuevas formas de actuar en base a su práctica. El acompañamiento es, junto con la selección, el otro pilar clave de la experiencia. De los tutores se valora el currículum, la experiencia docente, en formación de profesores y en psicología y coaching.

El programa se presenta como un complemento a la formación inicial, al máster de secundaria, y se centra en un aspecto que informes internacionales como TALIS han resaltado como punto de mejora del sistema educativo español: la observación. El futuro profesor o profesora de secundaria, que también recibe formación propia del programa, planifica su clase y 48 horas antes de la sesión envía esta planificación a su tutor o tutora, que le ofrece feedback. Dos días después, el tutor comprobará con sus propios ojos el desarrollo de la clase, la metodología de trabajo, la gestión del aula, si los objetivos se cumplen… Todo esto se aborda en conversación posterior entre ambos, denominada coinvestigación, de la que se extraerán las dificultades y fortalezas, las barreras observadas a partir de esa práctica, las áreas de mejora… y los próximos pasos. El ciclo, que se renueva cada tres semanas, se completa con el compromiso de trabajar para fortalecer los puntos fuertes y mejorar en esas áreas de crecimiento.

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complemento a la formación inicial, al

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un aspecto que informes internacionales

como TALIS han resaltado como punto de

mejora del sistema educativo español: la

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Junto con las 20 personas en el piloto vasco —10 procedentes del máster de secundaria de la Universidad del País Vasco y otras 10, del de la Universidad de Deusto- hay otras 50 en los programas que, desde hace siete años, se desarrollan en Madrid y Cataluña, donde, aunque la mayoría son profesores de secundaria, también hay algún maestro de primaria.

Esta especie de formación dual conjuga a la perfección la teoría con la adquisición de competencias profesionales. El impacto no es solo positivo para los futuros educadores, sino que también se deja notar en los centros donde estos ejercen, que son seleccionados por el nivel socioeconómico, origen de las familias o la ubicación geográfica muestran unos resultados en PISA por debajo de la media y necesitan de una dotación especial de recursos y apoyos para salvar esta brecha. Precisamente el reto de Empieza por Educar es incidir en esas desigualdades educativas. Finalizado el programa, algunas de esas personas ejercerán en la docencia, pero otras influirán desde otros terrenos como la política pública o la innovación social. ExE se engloba bajo el paraguas internacional de Teach For All, que promueve, entre otros, la necesidad de fomentar la inducción a la docencia.

Otra iniciativa interesante es el Grado de Educación Primaria dual que desarrolla la Universitat de Lleida, que también opta por el seguimiento y acompañamiento de los maestros y maestras en período de formación. Como en el caso de ExE, no se actúa sobre profesionales ya formados, como

se haría en el caso del MIR, para lograr su habilitación, pero ambos, de algún modo, reflejan que sería posible integrarlo en el sistema, tras la pertinente negociación y consenso con los sindicatos, los profesionales y las familias.

Jordi L. Coiduras es el coordinador de este grado que se puso en marcha en el curso 2012/2013. Las futuras maestras y maestros pasan dos días a la semana, desde el primer curso, en centros reales. «En nuestro caso, es muy importante la colaboración con el Departament de Ensenyament.

Contamos con una comisión mixta, y desde el Departament, una maestra hace las labores de seguimiento, acompañamiento y organización. Partimos de la idea de que este proyecto mejora a dos administraciones con un interés común, la formación de maestros: a la Administración le conviene tener muy buenos maestros, implicarse en la formación inicial a cargo de la Universidad, y nosotros necesitamos tener a nuestro lado a escuelas, tutores, maestros… para hacer posible esta práctica», señala.

Los alumnos y alumnas del grado se reparten por 11 centros «estándar» de la ciudad de Lleida (públicos y concertados) en el primer curso. En segundo, por 16 zonas escolares rurales. En 3º, por 15 centros de máxima complejidad. En 4º vuelven a centros estándar. «Cada uno tiene sus peculiaridades», explica Meritxell Morera, coordinadora del grado desde el Departament de Ensenyament, «los centros estándar son generalmente grandes, con ratios de 25 o 26 alumnos por aula; en los centros rurales la ratio es muy inferior, pueden convivir distintos niveles en el aula, se emplean metodologías diferentes… y en aquellos de especial dificultad la acción tutorial es muy importante, los alumnos acuden con una mochila emocional que hay que tener en cuenta». En 4º, con la experiencia adquirida, se instaura lo que se denominan prácticas con responsabilidad: «Los alumnos son ya más maduros, y les pedimos a los centros que les reclamen responsabilidades claras en relación a los contenidos, la competencia, la evaluación… que ejerzan casi casi como docentes».

La Facultat d’Educació, Psicologia i Treball Social de la Universitat de Lleida sigue manteniendo el plan de estudios anterior, en que las prácticas arrancan en 2º, pero la versión dual es sin duda muy atractiva: «Tenemos un máximo de 60 estudiantes en esta opción, y desde hace dos años el primer  día de matrícula —por orden de calificación académica- se llena el grupo. Los mejores expedientes  eligen esta formación, más exigente». Lo es porque reclama un compromiso más alto con el centro formador, en el que pasan dos días a la semana todas las semanas en 1º, 2º y 3º (en 4º, como en el plan anterior, las prácticas son intensivas). «Esto se logra porque cada materia cede un tercio de sus horas para las horas que se pasan en la escuela, entendiendo que también allí se aprende de ellas», explica el profesor. Los estudiantes han de realizar actividades en el centro formador y, al volver al aula universitaria, comentarlas, analizarlas, de forma que se da una relación de ida y vuelta.

Coiduras señala dos diferencias clave con el MIR: «Este es ya cobrando y después del grado», pero le parecería interesante completar la formación dual con una introducción en la profesión tipo MIR: «Así se hace en Francia, donde el Máster 1 se completa con el Máster 2, ya aprobada la oposición. El aspirante pasa tres días en la escuela y dos en la facultad, cobra y la responsabilidad es completa».

«En Francia el Máster 1 se completa con

el Máster 2, ya aprobada la oposición. El

aspirante pasa tres días en la escuela y

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responsabilidad es completa»

De Francia envidia también el acompañamiento a los maestros jóvenes que empiezan: «Tenemos un compañero que ha trabajado en Montpellier en estas funciones y explica cómo está disponible cuando le reclaman, acude a ver las clases, les da consejos sobre cómo mantener la atención, solucionar problemas concretos…».

«El de maestro es un oficio extremadamente complicado, con muchos factores a tener en cuenta», incide Meritxell Morera, «El maestro es un modelo delante de lo más preciado de la sociedad, sus niños y niñas, y dentro del programa dual nos encontramos con alumnos que en la facultad obtienen notas excelentes pero no funcionan en el aula, y a la inversa, quizá su currículum no es despampanante, pero tienen madera, chispa, los niños están encantados. El problema es que en las oposiciones nadie te evalúa la chispa. Puedes llevarte el temario muy bien aprendido y ser un pésimo maestro. Con este programa pasando dos días cada semana hombro con hombro con un maestro lo viven, ven lo difícil que es hacer de maestro, que es algo que no se aprende en un aula universitaria». Se han encontrado algún alumno que ha decidido que ese oficio no es el suyo: «Y nos parece una suerte que se den cuenta a tiempo. Es una apuesta valiente, cambiar de estudios en estos casos, y los animamos y felicitamos. Es un programa con un gran potencial orientador».

De las dos promociones que hasta ahora han salido, han sido frecuentes las llamadas de aquellos centros concertados donde estuvieron. «No se han convocado aún oposiciones, pero estoy segura de que nuestros estudiantes destacarán al implementar la parte práctica ante el tribunal, porque cuentan con muchas referentes de su paso por el aula», señala Morera.

«Relacionar teoría y práctica ofrece grandes ventajas», reflexiona Coiduras, para quien el máster de secundaria en versión dual también es interesante: «Son personas que dominan muy bien la materia, pero 60 créditos para abordar la parte pedagógica es insuficiente». «Pueden parecer anécdotas, pero hay momentos en las escuelas, en los institutos, que no consideramos, como el momento del café. En el centro aprenden de qué se puede hablar, cómo establecer una relación profesional, cómo tratar con respeto y confidencialidad la información de las familias…», concluye.

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