Richard Gerver: ‘Los deberes no benefician a los niños’

  • Defiende el uso de las nuevas tecnologías
  • El experto educativo arremete contra los exámenes y las tareas escolares
  •  ‘Hay que huir de los sistemas educativos que cambian cada cuatro años’


Richard Gerver (Londres, 1969) es de los pocos padres que no echan pestes de la PlayStation. Sus hijos utilizan los videojuegos y las redes sociales para estudiar y practicar idiomas y él les suele citar en sus conferencias para expresar cómo, en un mundo que cambia a gran velocidad, los jóvenes se están sirviendo de la tecnología para explorar nuevas formas de aprendizaje.

‘Emprendedores de éxito han suspendido exámenes finales. Steve Jobs dejó la universidad’

Richard Gerver

Este profesor, uno de los más influyentes a nivel mundial, defiende que «los alumnos aprenden mejor si se sienten implicados», al tiempo que arremete contra los deberes y contra los exámenes.

Cuando era director de colegio, convirtió la Grange Primary School, una de las peores de Reino Unido, en un ejemplo de innovación. Fue asesor de política educativa de Tony Blair y Premio Nacional de Enseñanza en su país. Estos días ha estado en Madrid, participando en el Congreso de Mentes Brillantes.

España tiene una tasa de abandono escolar temprano del 22%, la más alta de la UE. ¿Qué les pasa a nuestros estudiantes?
El sistema educativo español es uno de los más tradicionales del mundo y ocurre como con la educación durante la era industrial, en que se perseguía controlar la producción: se da a todos los alumnos el mismo mensaje y se les examina de la misma forma. Pero nuestros hijos son la generación más sofisticada de consumidores de la historia, sobre todo en tecnología. Conocen mucho más el mundo que nosotros a su edad. Ya no basta con atraparlos en clase, lo que necesitamos es un sistema que exprima lo mejor de cada uno. A pesar de que los niños tienen un instinto natural para aprender, el sistema actual hace aburrido el aprendizaje. Si creamos sistemas divertidos y estimulantes, los alumnos querrán seguir en las aulas.

Los colegios deben enseñar responsabilidad individual y grupal. Debemos recordar que las sociedades están en su momento más poderoso cuando hay un profundo sentido de colaboración y que esta colaboración no puede ser ignorada en un mundo competitivo.

El propio ministro de Educación, José Ignacio Wert, reconoce que nuestro modelo es excesivamente memorístico y rígido. ¿Puede estar aquí parte del problema?
Sí, por supuesto. El sistema aún cree en el mero proceso de memorizar y repetir información. Es un círculo vicioso porque los políticos les dicen a los profesores que evalúen así a los alumnos y a ellos les evalúan de la misma manera. Lo que necesitamos son políticos que digan: «Vamos a diseñar un nuevo sistema». Estamos constantemente parcheando modelos que no funcionan, en vez de crear uno nuevo.
Los partidos de la oposición han acordado derogar la séptima ley educativa en democracia, la Lomce, en cuanto el PP pierda su mayoría absoluta. ¿Hace falta un Pacto de Estado por la Educación?
Hay que huir de los sistemas que cambian cada cuatro años, cuando lo hace el Gobierno. En Finlandia han hecho un acuerdo entre los políticos y en 12 años no han modificado su sistema educativo.
¿Qué opina de las reválidas, pruebas externas, nacionales y estandarizadas al final de cada etapa educativa que ha recuperado Wert?
La mayoría de los países tiene estas pruebas, pero el problema es que miden sólo un tipo de inteligencia. La sociedad aún cree que la forma en que haces el examen define lo inteligente que eres, pero muchos emprendedores de éxito tienen en común que suspendieron estas pruebas finales. Steve Jobs, cofundador de Apple, abandonó la universidad, mientras que Richard Branson, de Virgin, dejó de estudiar a los 16 años. Necesitamos un sistema educativo que sea capaz de medir las inteligencias múltiples, no sólo las habilidades para superar un examen.
Si no hay exámenes, ¿cómo se evalúa lo que aprende el alumno?
Los exámenes son fáciles de gestionar, pero esto no significa que estén bien. Deberíamos ver el progreso del niño en un ámbito general, su desarrollo emocional, creativo y colaborativo, así como sus habilidades interpersonales.
¿No es un riesgo primar las habilidades frente a los conocimientos?El aprender a aprender ha provocado que los niños no tengan ni idea, por ejemplo, de los nombres de los presidentes del Gobierno o de quiénes eran los Reyes Católicos.
No hay que elegir entre una cosa u otra. Si se hace bien, habilidades y conocimientos van unidos. El conocimiento es importante, pero el sistema educativo se ha centrado sólo en él y se ha olvidado de las habilidades. Y el conocimiento por sí solo no significa nada. No es tan importante que los niños no recuerden los nombres de los presidentes del Gobierno porque pueden encontrarlos en Google, pero sí lo es más que sepan cómo funciona Google.
Dice que los niños de hoy están expuestos a más cosas y que eso ha cambiado su perspectiva del mundo. Los críos tienen más información que nunca, pero ¿saben clasificarla y darle la importancia debida?
Desde luego que no, porque no les estamos enseñando a clasificar esa información. Hay que enseñarles a hacerse preguntas, a ponerse retos, a investigar la información.
Los padres se quejan de que sus hijos tienen demasiados deberes. ¿Hasta qué punto son útiles?
Nunca he entendido el valor de los deberes. En mi opinión, se inventaron para que el niño tenga algo que hacer cuando llega a casa y para que los padres puedan ver qué es lo que hace en el colegio. Ninguna de estas razones beneficia a los niños. No he visto ningún informe serio que diga que son beneficiosos para el progreso de los niños. De hecho, en China están empezando a quitarlos en Primaria. No digo que los videojuegos sean buenos todo el rato, pero a mi hijo de 14 años le encanta jugar al FIFA en la consola, que tiene conectada a internet. Ha empezado a decir frases en ruso, español y alemán porque habla con los chicos con los que juega, que son de otros países. Es un buen ejemplo de cómo aprenden por sí mismos. Confiemos en ellos y dejemos que hagan lo que les interesa en su tiempo libre. Quiero que jueguen en la calle y que tengan tiempo para estar con sus padres, para hablar entre ellos, para leer libros… y no pueden hacerlo con dos o tres horas de deberes al día.
Como defensor de las nuevas tecnologías en la educación, ¿qué le parece la asignatura de Programación de Videojuegos que ha estrenado la Comunidad de Madrid?
[Sonríe] Alguien les debió de decir: «Ponles a aprender videojuegos, que ahí es donde está el dinero», pero lo que ocurrirá es que en unos años tendremos tantos programadores que ya no será una carrera rentable. Además, para cuando dejen la escuela, el lenguaje de programación será totalmente distinto. Mark Zuckerberg, el creador de Facebook, no sabía de programación, pero sí entendía la naturaleza humana. Para salir de la crisis, España necesita una generación de emprendedores que cree sus propios negocios.

«El sistema educativo español está anclado en la era industrial»

¿Qué requisitos debe reunir una gran escuela?

—Si las escuelas tienen pasión y confianza por lo que hacen, pueden desarrollar el sistema que más se ajuste a sus necesidades. No hay un único método. Aunque compartan algunas características, cada país es único y diferente y debe encontrar lo que funciona para él. Lo que ya no funciona es el sistema educativo que entrena para aprobar exámenes.

¿Cuáles son las capacidades que tendrán que desarrollar los niños para el futuro?

—No se trata solo de adquirir conocimientos. Es absolutamente necesario que aprendan a resolver problemas, a pensar por sí mismos, a colaborar, a trabajar en equipo, a saber adaptarse a los cambios de forma permanente. Y, sobre todo, a no sentarse a escuchar, sino a seguir aprendiendo conceptos por su cuenta. Las capacidades más importantes que un joven puede tener son las habilidades personales.

El papel del profesor

¿Qué papel desempeñará de ahora en adelante el profesor en las aulas?

—Los maestros son, a mi juicio, una de las figuras más importantes de la sociedad. Necesitamos a los mejores. Si no hay educación, no hay futuro. Pero si los profesores quieren respeto, y obtener reconocimiento (social y salarial), tendrán que actuar como profesionales que son. Tendrán que demostrar su coraje. No vamos a ningún lado si solo nos quejamos, tenemos que actuar. Empezar el cambio por nosotros mismos.

Algunos profesores deseosos de realizar un cambio aseguran tener más miedo a los inspectores del Ministerio de Educación que al director o al alumno conflictivo.

—En Inglaterra también existe la figura del inspector en el aula. Pero un profesor que crea que trabaja para el inspector, y no para enseñar al alumno, no es un buen docente.

Usted es muy crítico con los exámenes, pero de alguna forma hay que medir los conocimientos del alumno.

—Los exámenes son una manera muy vaga de medir el conocimiento. Es mucho más complicado. Se puede conocer cuánto saben mediante una conversación con ellos, viendo la forma en la que trabajan, observando cómo producen…

¿Qué le parecen los deberes?

—Mi pregunta es… ¿para qué existen los deberes? Nadie me sabe responder con certeza. Si los niños quieren investigar, o jugar… que lo hagan. Son niños, aprenderán de cualquier manera, pero no sentados en una mesa en su cuarto.

El sistema español

¿Cree que el informe PISA es un buen método para evaluar el sistema educativo de cada país?

—PISA es un suicidio, que ha hecho más daño a la educación que ninguna otra cosa. Sus resultados, además, están falseados. En algunos países, como China, ahora a la cabeza del ranking mundial, los niños con necesidades especiales no acudieron al colegio el día que se realizaron estos exámenes. En Shanghái, las autoridades tienen derecho de veto sobre determinadas preguntas. Y Finlandia, en cambio, ahora está en la posición duodécima. ¿Por qué? Porque preparan al niño de una forma integral, no para aprobar exámenes.

¿Qué percepción tiene del sistema educativo español?

—Está caduco. De hecho, está anclado en la era industrial. No es efectivo para el mundo de hoy, donde se necesitan empleados creativos y capaces de pensar por ellos mismos. El sistema español, donde solo se enseña y se controla, no tiene sentido.

¿Por dónde deberíamos empezar a cambiar?

—Deberían empezar por tener una visión clara del tipo de profesionales jóvenes que les gustaría tener en el futuro. La realidad es que lo que se ve son políticos que anteponen sus intereses por delante de la educación. Piensan que hay que crear el modelo educativo, que luego vendrán los profesionales, cuando el planteamiento es al revés.

¿Está la clave en un Pacto de Estado por la Educación?

—Hay que poner la educación por encima de la política, aunque cambien los políticos cada cuatro años. Finlandia ha tenido éxito en su modelo educativo gracias a que consiguió separar educación y política. Y funcionó.


Enlace entrevista

Richard Gerver: El Maestro perfecto
Conocido por ser uno de los expertos en educación más importantes de su generación, Gerver propone soluciones para adaptar la enseñanza a las nuevas realidades.
Es co-fundador de “The International Curriculum Foundation” que ayuda a las escuelas y autoridades de todo el mundo a desarrollar nuevos sistemas de educación que ayuden a los más jóvenes a poder enfrentarse al futuro. Colaboró estrechamente con Sir Ken Robinson en el trabajo de su libro The Element: How Finding Your Passion Changes Everything.
Autor de Creating Tomorrow’s Schools Today, colabora en diferentes medios de comunicación, escribiendo para The Times o The Daily Telegraph.
Además de hacer apariciones en la BBC y de haber realizado una serie para el canal temático “The Teacher’s TV Channel” en la que ayuda a otros profesores a redescubrir su pasión.
Ha trabajado con algunas de las organizaciones más importantes del mundo como HBOS, Skanska, el British Council o RBS, además de haber ayudado a un gran número de personas a entender cuál es la visión para superar el miedo y la incertidumbre emocional causados por la crisis económica actual.
Fue asesor de política educativa del Gobierno británico de Tony Blair y Premio Nacional de Enseñanza en el Reino Unido.
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