Un estudio advierte que la Lomce «ignora» los factores que mejoran los resultados de los alumnos

La investigación denuncia que la ley no ha tenido en cuenta, entre otras cosas, al profesorado, que es lo que más incide en la calidad educativa y predice su escaso impacto sobre la mejora de la educación
José Ignacio Wert, el padre de la Lomce, junto a su sucesor, Iñigo Méndez de Vigo. JAVIER BARBANCHO

José Ignacio Wert, el padre de la Lomce, junto a su sucesor, Iñigo Méndez de Vigo. Foto: Javier Barbancho

LOS SISTEMA DE ÉXITO DAN PRIORIDAD AL PROFESORADO

Rupérez indica que el éxito de la mayor parte de las actuaciones políticas dirigidas a mejorar los aprendizajes de los alumnos reposa en los profesores y que los sistemas educativos más eficaces son aquellos que seleccionan candidatos a la profesión docente altamente cualificados, son capaces de mantenerlos en la docencia ygarantizan su continuo perfeccionamiento.

El objetivo de la norma educativa del PP era mejorar los resultados de los alumnos, de los colegios e institutos y del sistema, en general. Lo dice bien claro su nombre: Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa. Pero la Lomce «ha ignorado» los factores que tienen un mayor impacto positivo en el rendimiento, según un estudio realizado por Francisco López Rupérez, director de la Cátedra de Políticas Educativas de la Universidad Camilo José Cela de Madrid.

López Rupérez fue un alto cargo educativo del PP. Ex presidente del Consejo Escolar del Estado, ha sido secretario general de Educación y FP del Ministerio de Educación, viceconsejero educativo de la Comunidad de Madrid y consejero en las delegaciones permanentes de España ante la OCDE y la Unesco.

Se conoce, por tanto, todos los pormenores de la Lomce y, sobre todo, la evidencia empírica disponible en relación a aquellos factores que tienen más impacto en la calidad del sistema educativo.

En Un análisis de la Lomce a la luz del principio de Pareto, que se ha hecho público este lunes, este catedrático aplica a la Ley Wert el conocido principio del sociólogo y economista italiano, también llamado Ley Universal de las Prioridades, según el cual un número pequeño de prioridades bien establecidas supone un gran impacto en la mejora de resultados.

Lo que ocurre es que con la Lomce ha sucedido al revés, viene a decir López Rupérez. «En educación hay muchas cosas que influyen poco en los resultados y pocas cosas que influyen mucho. El Gobierno ha escogido las que influyen poco», explica. ¿Por qué? «Por una falta de conocimiento de la realidad educativa y de la realidad política», responde.

«Orientación cortoplacista»

Su investigación señala que «la orientación cortoplacista, los planteamientos oportunistas y los intereses corporativistas suelen, con frecuencia, prevalecer».

¿Qué factores de éxito se ha dejado la Lomce fuera de sus prioridades? Para empezar, a los profesores, que explican el 30% del éxito escolar, según los trabajos publicados en 2003 por el investigador John Hattie. «La atención a la calidad del profesorado es nula», dice López Rupérez. «Con lo cual, se está ignorando el factor que más impacto tiene, con diferencia, sobre los resultados de los alumnos. Esta ausencia, de acuerdo con el principio de Pareto y con la evidencia disponible, cuestiona seriamente la validez empírica de la ley«.

«Tampoco hay ninguna referencia significativa a cómo mejorar la implicación parental«, prosigue López Rupérez, que es otro factor a tener en cuenta, pues explica más del 5% de la calidad educativa. Se ha excluido también al alumnado y a la interacción entre iguales por parte de los estudiantes.

En definitiva, que sólo dos de los cinco factores citados por Hattie están presentes en la Lomce: la influencia del liderazgo de la dirección y las características de la escuela. «La ley sólo ha tenido en cuenta dos factores, que apenas explican el 10% de los resultados», señala la investigación, que también ha evaluado los factores de éxito que se tienen en cuenta en el Informe PISA.

Aquí la Lomce tampoco ha estado muy acertada, a juzgar por los resultados. Por ejemplo, PISA considera que las notas de los alumnos son mejores cuando se evita la orientación precoz hacia los distintos programas educativos: López Rupérez recuerda que, en este sentido, la Ley Wert no cumple con lo recomendado por la OCDE, al hacer una «auténtica constricción» de los itinerarios.

Wert en su despacho de ministro

Wert en su despacho de ministro

Autonomía de los centros

La ley sí aborda, en cambio, la espinosa cuestión de la repetición de curso, pero «no explicita ningún mecanismo de coordinación que permita una actuación coherente» a las comunidades autónomas. Respecto a la autonomía de los centros, hay mejores resultados cuanto mayor es la autonomía, pero la Lomce «no entra en un nivel de concreción ni prevé abordarlo mediante el desarrollo de normas de rango inferior».

Otro factor que eleva la calidad del sistema es, según la OCDE, la evaluación. Pero también aquí pone pegas, porque considera que se ha tratado «de manera confusa» desde un punto de vista legislativo.

En definitiva, que la redacción de esta norma ha sido un despropósito: «La Lomce apenas se alinea con las prioridades que reposan en la evidencia científica disponible, sino que se apoya, en mayor medida, en otras cuyo impacto sobre los resultados de los alumnos es francamente inferior«.

La conclusión del trabajo es que, «de esta definición defectuosa de prioridades» sólo cabe inferir «un escaso impacto de la ley sobre la mejora de la calidad de la educación medida por los resultados de los alumnos». Es decir, no hará honor a su nombre.

La Universidad Camilo José Cela ha presentado un nuevo estudio, en el marco de su Cátedra de Políticas Educativas, bajo el título Un análisis de la LOMCE a la luz del principio de Pareto. En él se analiza la “Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa” o LOMCE a partir de este principio, o ley universal de las prioridades, y de su concreción práctica en la regla 20/80. Dicha regla empírica establece que el 20% de las causas explica el 80% de los efectos. El análisis compara la Ley con las evidencias disponibles sobre los factores que inciden de un modo más relevante sobre el rendimiento de los alumnos.

RECOMENDACIONES PARA LA FUTURA LEY EDUCATIVA

De conformidad con el enfoque del presente estudio y con sus resultados, se formulan en lo que sigue seis recomendaciones a modo de prioridades de la reforma educativa que viene:

  1. No anteponer los criterios de oportunidad, que son inherentes a la acción política, a los factores más relevantes de impacto sobre la calidad del sistema. En caso de confrontación, buscar fórmulas que permitan conciliar, en la mayor medida posible, ambas exigencias a partir de un buen conocimiento empírico de los factores relevantes y de su impacto sobre la calidad del sistema.
  2. Abordar, sin retraso, lo relativo a las políticas basadas en el profesorado y, en particular, lo que concierne a los procedimientos de acceso a la profesión docente, así como a los sistemas de formación en las competencias profesionales necesarias para el éxito escolar, de desarrollo docente y de carrera profesional. El mantenimiento por más tiempo del obsoleto sistema burocrático actual junto con los condicionantes asociados a la pirámide de edad del profesorado, comprometerán, de un modo irreparable, la mejora de la calidad del sistema27.
  3. Renovar las políticas de equidad del sistema educativo, privilegiando aquéllas cuyo impacto sobre los resultados sea eficaz y eficiente
  4. Apoyar la autonomía de los centros y orientarlos con vistas a la transición de un sistema burocrático, centrado en el cumplimiento de unas prescripciones detalladas, a otro de mayor libertad para su adaptación al contexto, para la innovación y para la mejora, con rendición de cuentas por los resultados. Hacer de las aportaciones de los estudios internacionales, a este nivel, un elemento de guía para los centros, su profesorado y sus equipos directivos.
  5. Promover medidas de calidad en la educación infantil, de bajo coste y alto rendimiento, como son las relativas a la información y orientación de las familias, a la implicación parental y a la coordinación de sus actuaciones con las de los centros, particularmente en entornos desfavorecidos.
  6. Establecer un modelo, integrado y equilibrado, de evaluación del sistema educativo a diferentes niveles –centros escolares, Comunidades Autónomas, y España en su conjunto– con responsabilidades coordinadas y coherentes con las correspondientes finalidades: evaluaciones internas homologadas, en el nivel propio de los centros docentes; evaluaciones censales de carácter formativo para las Administraciones autonómicas, capaces de proporcionar en cada caso, por razones de proximidad, una respuesta educativa eficaz a la luz de los resultados obtenidos; y evaluaciones muestrales, a nivel de todo el sistema educativo, como elementos de diagnóstico necesarios para orientar la acción del Gobierno central. Las pruebas internacionales han de ser empleadas a tal fin, evitándose duplicidades innecesarias y costosas. Las evaluaciones de certificación, por su finalidad específica, han de tener un tratamiento diferenciado.
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