Una carta para Trump

El 15 de marzo estaba convocada una huelga estudiantil contra el cambio climático bajo el paraguas del movimiento internacional Fridays for future, liderado por la joven activista sueca Greta Thunberg. Guillermo, Nerea, Andrés, Cristian, Leire, Miguel, Sandra y Sara, como otros muchos jóvenes burgaleses, decidieron secundarla. Estudian tercero de la ESO en el Pintor Luis Sáez dentro del programa PMAR del aprendizaje y el rendimiento. Algunos fueron a la manifestación de la Plaza Mayor, pero la mayoría reconocen que desconocían el verdadero significado de la protesta.

Era el segundo paro de estudiantes en poco tiempo y a su tutor, el profesor Rubén Contreras, no le agradó la decisión que habían tomado. Sin embargo, trató de buscar el lado positivo y sacar partido académico a la misma. «Aprovechando la situación les dije que tenían que hacer algo sobre este movimiento y el cambio climático», explica el docente, que les propuso escribir tres cartas a organismos vinculados a este campo, «dos en positivo y uno en negativo».

Las dos primeras fueron dirigidas a la Fundación Al Gore, exvicepresidente de Estados Unidos, y a la científica Manola Brunet, especialista en la materia. La tercera tuvo como destino la embajada americana en Madrid para que la sede diplomática se la hiciera llegar al presidente Donald Trump. En ella y tras presentarse como alumnos de este instituto burgalés, mostraron su rechazo al abandono del país del Acuerdo de París de 2015.

«Su salida tuvo ciertas repercusiones como dañar al resto del mundo (…), ya que a la hora de irse dificultó alcanzar las metas que fueron marcadas y también consigue hacer que el carbón siga utilizándose (…) y perjudicando al medio ambiente», reza la misiva, que también recoge la petición de lucha de «todos por este gran problema del cambio climático».

Para preparar la carta, antes tuvieron que informarse, mejorar su redacción y aplicarse con el inglés, ya que estaba escrita en los dos idiomas. Buscaron documentación sobre el Acuerdo de París de medidas para reducir la emisión de gases de efecto invernadero (del que casi ninguno había oído hablar), de la decisión de Trump de retirarse del mismo y sus explicaciones, e incluso hubo quien profundizó en el tema y se vio el documental de Al Gore Una verdad incómoda. Las enviaron a finales de abril y la sorpresa llegó a comienzos de este mes cuando el agregado de Medio Ambiente de la embajada estadounidense les contesto. En un folio con el membrete oficial, les agradeció el interés por el tema a tratar, les aseguró que su país había reducido las emisiones por quinto año consecutivo, mientras que «Rusia y China las habían subido en los últimos años». A todo ello, añadió su interés por conocerles y concertar una cita que en principio se celebraría en Madrid.

A raíz de aquella respuesta, Contreras se puso en contacto con el responsable diplomático por correo electrónico para cerrar el anunciado encuentro, aunque finalmente será él que visite el instituto el 7 de junio. «No nos imaginábamos que nos iban a contestar, ni tan siquiera pensábamos que lo iban a leer», explica Leire.

Después del impacto y la ilusión que les causó, ahora queda preparar la reunión y exponer al representante del Gobierno de Trump su postura sobre el cambio climático, que ya tienen clara y pasa por la necesidad de concienciar y atajar el problema. De toda esta experiencia, una de las conclusiones que han sacado, según subraya Guillermo, es que «nadie es inalcanzable» y que todos los ciudadanos «tenemos derecho a quejarnos». El profesor tampoco se lo esperaba y asegura que la respuesta refleja «que en una democracia fuerte la participación tiene que ser contestada».