No te olvides… nuevo presidente

No te olvides de las mujeres, ni de los pensionistas, ni de las mareas blancas, ni de la escuela pública. No te olvides de la clase trabajadora y de las miles de personas que están en el paro.

Y es que el poder tiende a olvidar de dónde viene y a quién se debe. Así que, Pedro Sánchez, no te olvides de dónde vienes y a quién te debes. Para que no te olvides, la calle debe seguir atenta tus pasos.
Ana Gaitero. Periodista

Ana Gaitero. Periodista

Sobre todo, presidente, no te olvides de que el poder está abajo. Que durante siete años, estos siete largos años de agonía de la decencia, la gente corriente no ha dejado de patear las calles, de luchar por la dignidad y denunciar el robo de nuestros derechos y de los servicios públicos.

No te olvides, Pedro Sánchez, que nos robaron todo. Incluso el miedo. Y que la sociedad, recién salida de una larga pesadilla, quiere tocar por fin un sueño. No te olvides que la banca se salvó a nuestra costa. No te olvides de que las pensiones corren peligro, que la reforma laboral nos dejó como a Adán y Eva ante las empresas y que las mujeres hicimos una huelga que va más allá de la brecha salarial y el techo de cristal.

No te olvides de esos suelos pegajosos que atrapan a la mitad de la población en el rol de cuidados y responsabilidad familiar. No te olvides de la educación y de la sanidad pública, de las joyas de la corona de nuestro estado del bienestar. Ni de la juventud emigrada y el talento disperso por el mundo.

Ahora-Educacion-PublicaNo te olvides de que ayer prometiste el cargo sin Biblia ni crucifijo delante. Y que fuiste el primer presidente en hacerlo en cuarenta años de vigencia de una constitución que declara que España es un estado aconfesional.

No te olvides de León. No te lo digo por seguir la corriente a su alcalde, Antonio Silván, que se ha olvidado del olvido en el que el PP sumió a esta provincia durante años y de todos los compromisos que borró de su agenda cuando tomó el relevo a Zapatero.

No te olvides de la Ciuden, ese proyecto que se diseñó para ensayar la captura de CO2 que agoniza en Ponferrada con 3.000 euros en los presupuestos generales del Estado. Ni del Museo de la Energía, a medio gas, a medio hacer. No te olvides de los mineros que anduvieron por las carreteras y fueron apeleadas. No te olvides, ahora que ya no tenemos minas abiertas, de las cuencas mineras.

No te olvides de Torneros, de la plataforma logística por la que tanto ha luchado tu partido en León y Graciliano Palomo en el Senado. No te olvides, presidente, que esta provincia precisa políticas de reactivación económica para frenar la galopante despoblación. No te olvides de que tenemos un aeropuerto infrautilizado y una posición estratégica en el noroeste peninsular.

No te olvides, mientras tiendes puentes a Cataluña o devuelves el favor al PNV, que hay una España que ha sacrificado su territorio y a sus gentes para que la otra España creciera. Que hay provincias agujereadas por pantanos y bocaminas y con su potencial humano en fuga en busca de pan y dignidad. No, no te olvides. Ya es hora de que España eche a andar sin el lastre de una comunidad autónoma intervenida y dividida para dar dividendos electorales a unos y a otros aquí y allí.

No te olvides de retirar los honores a los torturadores y de acabar con la Ley Mordaza. No te olvides de la memoria hundida en las cunetas. No te olvides que has sido elegido tan legítimamente como los otros seis que te precedieron y de que la Constitución, nuestra cuarentona carta magna, nos ha abierto una ventana por la que parece que, al fin, entra algo de aire fresco.

«Una vez en el poder, no te olvides de las mujeres», escribió Abigail Adams a su marido, el primer presidente de los Estados Unidos, John Adams, antes de la Declaración de Independencia de 1776. Lo recuerda Isabel Mastrodomenico en su libro Las feministas queremos, que presentó ayer en Madrid.

Y es que el poder tiende a olvidar de dónde viene y a quién se debe. Así que, Pedro Sánchez, no te olvides de dónde vienes y a quién te debes. Para que no te olvides, la calle debe seguir atenta tus pasos.

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