Al ciudadano Nuñez. Ya es mala suerte (cuatro opiniones)

Al ciudadano Núñez

Javier Gutiérrez García – 20/10/2014 http://goo.gl/ozPVW4

 Una vez más, casi siempre por estas fechas, el ciudadano Núñez aparece en estas páginas para hacer constar sus ladridos, que no palabras, contra lo público y los funcionarios. Ya huele lo suyo, ciudadano Núñez, desconozco si es usted un funcionario frustrado, seguramente algo hay.

Dice usted en sus ladridos, que no palabras, que está encantado con no sé que Centro en el que estudió su hija, regido por monjas, ésas que han superado una durísima oposición y que defienden sobre todo la igualdad, en especial para las mujeres, como su hija.

Dice también que ésta ha estudiado “teleco”, seguro que en alguna Universidad Privada y a golpe de talonario, no va a mezclar usted a su “vástaga” con esta chusma rojísima de la pública. Por cierto, algún amigo tengo “teleco” de la pública.

Dice usted también que hay mucho funcionario de tiza y pizarra con sueldos de fábula y vacaciones de crucero: dos apuntes, luche usted por que aumenten los sueldos en la privada, previa oposición y sin compadreos para entrar, y, en cuanto a las vacaciones, éstas son para descansar. A los que, como usted, sólo ladran desde su tribuna quizás no les hagan falta. En una cosa si estoy de acuerdo con usted: los dirigentes regionales del PP son los únicos que defienden a los centros privados que aún tienen cocina propia.

Recordarle únicamente que esos mismos dirigentes que nos gobiernan en la región desde hace mucho tiempo, son los mismos que con sus recortes se han cargado las cocinas y en algunos casos los comedores de la pública, de eso no hace usted mención, faltaría más.

Dice usted mismo que le tildan de “facha”, no seré yo quien se lo desmienta. Un ladrido desde aquí, Ciudadano Núñez, una sopita y váyase usted a dormir que buena falta le hace.

Ah, la sopita del colegio de monjas, no se vaya usted a dar un atracón de igualdad por tomarla de uno público.

Ya es mala suerte

María Cruz Martínez

Ya es mala suerte la mía. Leer la excelente columna de Pedro Trapiello y  toparme de bruces con un texto del Sr. Antonio Núñez bajo el título de “sopa boba”. Con la excusa del lamentable episodio relacionado con algunos comedores escolares, (por cierto privatizados por la Junta en las últimas décadas), se nos descuelga con frases tales como “Hay gente con muchas tragaderas sobre todo entre el funcionario de tiza y pizarra con sueldos de fábula en comparación con la privada y vacaciones de crucero”. Para luego hacer un encomio de la enseñanza privada “sin la inclemente lluvia de subvenciones para competir  con la escuela pública”.

¿Quién cree este señor que paga a los docentes de la enseñanza privada a la que alude?  Mis impuestos, (no sé si los suyos), y ¿conoce la diferencia entre los sueldos de unos y otros? De sus afirmaciones deduzco su desconocimiento acerca del asunto. He trabajado casi 40 años como docente: en la escuela privada (poco tiempo pero lo suficiente para conocer su funcionamiento por dentro), en la pública, desde Infantil a Secundaria, en la pizarra de tiza y en la digital, en la dirección de varios centros y en tres Comunidades Autónomas diferentes. También he impartido formación a docentes de la enseñanza pública y privada, por lo que poseo el suficiente conocimiento sobre la materia para indignarme con sus afirmaciones.

El Sr. Núñez dice que “la privada es otro mundo”.  Es cierto, en ésta usted no se hubiera enterado de las larvas de la sopa, como no se enteró de que un alumno de tres años de mi familia, matriculado en un centro privado concertado de esta ciudad no llegó a su casa al final de la jornada, apareciendo horas más tarde encerrado en un autobús escolar dentro de un garaje. Esto no lo publicó su periódico, claro, pero ¡altavoces le hubieran puesto si el hecho hubiera pasado en la escuela pública!. Porque allí no se hubiera ocultado.

Pero más indignante me parece aún en su escrito el comentario relativo a las “bajas por maternidad y otras enfermedades contagiosas”. Supongo que el Sr. Núñez está de acuerdo con las afirmaciones de la Sra. Oriol al asegurar que prefiere contratar a una mujer de más de 45 o de menos de 25, para evitar «el problema» de que se quede embarazada. Siento vergüenza y rabia por estos comentarios.

Sé cuántos de mis compañeros se están dejando la piel con un alumnado que en algunos casos ha sido rechazado por la enseñanza privada concertada por razones poco éticas.  Considero que hay buenos profesionales en la escuela pública y en la privada; no necesito denostar la privada para hablar bien de la pública, pero como conozco el funcionamiento de ambos colectivos, afirmo que no se trabaja con los mismos mimbres en unos y otros centros. Los cestos que se tejen en la enseñanza privada se venden con gran cartel y publicidad, mientras que los de la pública se desportillan con recortes y artículos como el del Sr. Núñez.

Pero a pesar de todo sé que la indignación de los compañeros que hayan leído este escrito, no va a mermar un ápice  su buen hacer y su profesionalidad, porque por delante está algo tan valioso como su alumnado.

Acerca de Antonio Nuñez y su paisanaje

Loli Prieto Rubio de Ponferrada – 20/10/2014 http://goo.gl/L1rXZ2

Verguenza e indignación es lo que hemos sentido todos los miembros de mi colegio al leer su artículo,Sr Antonio. Sólo decirle que está mal llevado, lleno de información manupulada y que sólo fomenta el odio y la diferencia, algo que le hace mucha falta a la gente de la calle ¿ cierto?…

Se ve que está mal informado de todo lo que realizamos los maestros y maestras de la pública,,,y encima se queja del salario de las monjitas ,,,el debate daría para mucho pero lo resumo brevemente: opine de lo que sabe y si puede ser sin connotaciones destrictivas, pena que en esta mierda de sistema con tanto gusano por ahí…siempre vaya a parar a la sopa de los mismos.

Réplica a Antonio Núñez

Ana María Cascallana Benavides 21/10/2014

Mire usted, por donde, y sin comérselo ni bebérselo (la sopa, digo) se puso usted a escribir con desconocimiento y saña sobre un colectivo numerosos y honrado como son los funcionarios públicos de la educación.

Más bien, creo que escribió pensando que ‘todo ladrón cree que todos son de su condición’ o ‘quién las hace, las imagina’ porque, en ningún momento, se ajusta usted a la veracidad. Actúa como un ignorante de lo que es la labor educativa en la escuela pública, y por tanto, se muestra atrevido y malicioso, echando por tierra, si fuese capaz, que no lo es, la profesionalidad de los funcionarios de la educación pública.

Por cierto, no me gustaría ser profesora de la escuela privada o concertada y que alguien —como usted— me defienda. No, para nada, quédese usted solo. Además utiliza términos «tipo palabrotas» que en ningún momento consentimos a nuestros alumnos-as y que si así sucediese, se aplicaría el R.R.I. (que como no sabrá, traduzco: Reglamento de Régimen Interno); así que yo que usted me echaría a temblar.

La escuela pública no es de derechas, ni de izquierdas… la escuela pública acoge a la pluralidad de los alumnos educando en el respeto a los demás y jamás consintiendo que alguien desacredite gratuitamente a padres, profesores y alumnos, como si no supiésemos elegir para nuestros hijos e hijas una escuela de calidad.

Y para terminar, yo también doy gracias a Dios, (pues soy creyente y rezo todos los días) porque usted no sea funcionario de educación y pudiera dar clase a mi bien más preciado: mis hijos. Y ya que usted, alardea de llevar a su hija a la escuela concertada, debería saber que un valor cristiano consiste en no difamar al prójimo.

Sirva esta carta para reconocer el bien hacer de mis compañeros y amigos, a todos los profesores y profesoras que han tenido mis hijos en la escuela pública, y a los padres y madres de familia que han confiado y confían en nosotros.

Comparte:

También te podría gustar...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.