Los juegos de mesa llegan a las aulas, para aprender divirtiéndose

  • Los juegos de mesa viven una «edad dorada» al mismo tiempo que aumenta también su presencia en las aulas como recurso educativo y motivador.
  • Un estudio pendiente de publicación demuestra que ya se observan resultados tras solo ocho semanas.
  • «Los niños no perciben que están mejorando, van a divertirse; es el objetivo principal».

No es ninguna novedad que cada vez hay más docentes procurando incorporar a las aulas nuevos métodos y herramientas que contribuyan a mejorar la experiencia de aprendizaje, y los aprendizajes mismos, de sus alumnos. Términos como gamificación o neuroeducación (también neuroaprendizaje) se escuchan ya con frecuencia en los ámbitos educativos. El primero consiste, de forma muy resumida, en aplicar las dinámicas del juego para potenciar la motivación de los alumnos; el segundo, basado en la neurociencia, en conocer cómo funciona nuestro cerebro, cómo evoluciona y aprendemos, para aplicarlo en las aulas.

El uso de los juegos de mesa como instrumentos educativos es algo directamente relacionado con los conceptos anteriores.  Vinculado además con la pujanza manifiesta de una forma de entretenimiento (y una industria, por supuesto) que va mucho más allá del Monopoly, el Trivial o el Parchís. La feria de Essen (Alemania), la más importante del mundo a la que el pasado año acudieron unas 150.000 personas, ha ampliado en un pabellón la próxima edición, que tendrá lugar a finales de octubre. Y el primer fin de semana de diciembre tendrá lugar por vez primera en España un evento llamado Game On, auspiciado por la editora y distribuidora Asmodee y la asociación Ludo Ergo Sum y que espera atraer a 10.000 asistentes.

Un interés en aumento en los juegos de mesa que puede corroborar Joaquín Dorcas, director de Devir, una de las principales empresas del sector del juego de mesa: «Estamos creciendo de forma exponencial desde hace seis años, aunque ha costado mucho llegar hasta aquí».

Emplear juegos de mesa con los alumnos es algo que Dorcas asegura tener en mente desde hace 25 años, «bastante antes de que se hablara de neuroeducación». Apasionado de los juegos de rol y de mesa, recuerda su propia y buena experiencia con sus hijos, ya adultos mientras explica que «no entendía como no se utilizaban los juegos para formar gente libre y con criterio». También recuerda las trabas que encontró: «Cuando ibas desde una empresa privada y decías, «¿oye, por qué no juegan los niños al Dungeons&Dragons?», te veían como una empresa privada que intentaba hacer negocio porque quería tener a los niños ya cautivos».

Ayuda a saber ganar y perder. Y no existe discriminación por sexo ante un tablero

Dorcas, no obstante, rechaza usar el juego de forma finalista. «Lo de «como tu hijo suspende matemáticas que juegue al ajedrez» me da pavor. No funciona así, no se puede utilizar como una cuestión curricular que acaba siendo aburrida y obligatoria y que acaba expulsando a los niños de la afición. Es como la literatura. Los juegos son parte sustancial de la cultura, son el campo de experimentación de todo. Cuando jugamos estamos probando todos nuestros recursos emocionales, de conocimiento, de planificación… en un entorno seguro, sin que nadie se haga daño. Ayuda a saber ganar y perder. Y no existe discriminación por sexo ante un tablero«.

Tras esa filosofía de su director se encuentra la iniciativa de Devir, que arrancó hace tres años, de crear con la colaboración de Nuria Guzmán, una psicóloga con máster en Neuropsicología y Educación, fichas abiertas para que docentes y padres puedan sacar todo el partido a sus juegos. También la de llevar los juegos de mesa a las aulas y enseñar a profesores.  «Hay muchos colegios que ya están haciendo cosas con juegos de mesa, pero se hace porque hay una AMPA proactiva o algún profesor loco que sabe de lo que habla y lo hace por voluntarismo. Pero hay que romper esta dinámica. Nos lo creemos como un recurso educativo y se tiene que saber aprovechar bien».

Ya han formado a 350 profesores en unos 50 colegios de la Comunidad de Madrid en un proyecto que confían ir llevando  por toda la geografía española.»Nos ha costado entre 50.000 o 60.000 euros y no voy a poder hacerlo cada año», reconoce el directivo, que anima a los colegios a tener ludotecas y a que si algún colegio o maestro está interesado en explorar el potencial de los juegos de mesa, escriba a su compañía pidiendo ayuda.

También Asmodee, otro gigante del sector, lleva visitando unos cuatro o cinco colegios al año desde hace unos siete años para hacer demostraciones de sus juegos, cuando les contactan profesores o asociaciones de padres solicitándolo.

«En nuestra web hay tenemos un formulario que los colegios pueden enviarnos si quieren que hagamos una demostración, en la que tiene que estar presente el profesor. Se busca un día, seleccionamos unos cuantos juegos en función del tiempo que tengamos, la edad de los niños y van nuestros demostradores, que suelen ser chicos jóvenes, algunos de ellos estudiantes de magisterio o psicología. Los juegos se quedan en el colegio para que los sigan usando», explica Rocío Martínez, responsable de marketing de esta empresa.

La demanda de estas demostraciones se ha incrementado en los últimos años y desde Asmodee reconocen que no pueden dar respuesta a todas las peticiones. «Es un tema de presupuesto, hay que pagar a los demostradores y eso cuesta dinero«, explica Rocío Martínez, que destaca también crecimiento importante en el número de padres «implicados en la educación de los niños de forma activa que apuestan por los juegos de mesa».

¿Por qué son tan eficaces los juegos de mesa?

«Entrenamos a los niños en habilidades de memorización, matemáticas… pero en el cerebro no puedes separar los aspectos cognitivos de los emocionales y sociales. Vamos a poner un ejemplo: un niño tiene dificultad en el área matemática. ¿Qué se hace? Pues apoyo escolar y venga a hacer sumas y restas. Es un entrenamiento relacionando con una emoción negativa y que crea un rechazo. ¿Es útil ese entrenamiento? Pues no. El niño, al final de su etapa escolar va a tener una sensación de que eso no le gusta o no es bueno en eso. Para aprender un niño necesita juego y reto».

Para aprender un niño necesita juego y reto

La que habla es la psicóloga Nuria Guzmán, que se entusiasma explicando cómo funciona el cerebro de los niños, que los aprendizajes se fijan cuando se genera dopamina, cuando se disfruta, porque, para aprender, «el cerebro necesita una recompensa».

Guzmán, que es parte importante del proyecto impulsado por Devir, lleva desde cinco años constatando la efectividad del uso de los juegos de mesa en la asociación Afim 21. Una asociación que se creó «para dar respuesta a niños y adolescentes con necesidades educativas, con problemas emocionales o con muy pocas habilidades sociales«, y cuyas intervenciones usando juegos de mesa han tenido un enorme éxito.

«Montamos un taller en 2012 con quince niños para mejorar en habilidades cognitivas, cada niño con características y necesidades diferentes, como funcionaba muy bien, cada vez nos empezó a venir más gente». Un boca a boca que llegó a oídos de la Consejería de Educación de Andalucía, así que de aquel primer taller han pasado a tener en la actualidad once semanales en diferentes municipios y a formar al profesorado. Desde 2013 han impartido más de cien cursos en colegios, institutos, universidades y ayuntamientos de Almería, Granda, Málaga, Madrid y Barcelona. Incluso han llegado hasta Sao Paolo. Y hacen distintos tipo de actividades puntuales en colegios, sin contar con la colaboración establecida con Devir.

«Probamos prototipos de todas las marcas, de todas las editoriales. Tenemos alrededor de 500 títulos en la ludoteca e incorporamos uno u otro en función de a dónde vamos», explica Nuria Guzmán. «Los niños no perciben cuando entran en un taller que están mejorando en un área. Van a divertirse, ese es el objetivo principal. Van a jugar e interpretan que es su espacio de ocio. Pero luego entrenamos en atención, memoria, en habilidades de socialización y en aspectos emocionales.  Está todo englobado».

Un experimento: empezar las clases jugando

Ven el cambio en los niños, que están más motivados, más activos

Guzmán reconoce que, cuando van a los colegios a hacer formación,  para una mayoría de docentes los juegos de mesa son el clásico parchís o aquellos que priman el plástico y son más bien juguetes. «Pero incluso el profesorado que nunca ha jugado a juegos de mesa, descubre que son útiles. Ven el cambio en los niños, que están más motivados, más activos. Y ellos mismos también se divierten con ese cambio que rompe jerarquías».

La psicóloga habla de una investigación aún no publicada que han llevado a cabo el pasado curso y cuyos resultados son muy evidentes en este sentido: «Elegimos un centro que había tenido formación y estaba incorporando juegos en Infantil y Primaria.  De 9 a 9:15 los niños  de Tercero y Cuarto de Primaria jugaban a juegos rápidos como el Fantasma  Blitz o Ensalada de bichos. Eran muy puntuales, llegaban incluso antes a clase.Teníamos dos grupos, el experimental que iba a jugar y el de control, que no jugaba. A todos los niños los evaluamos con pruebas psicométricas y pruebas que miden temas atencionales y procesos inhibitorios. Después de ocho semanas volvimos a evaluar a los niños con las mismas pruebas y los que habían jugado mostraron mejoras importantes. El programa era muy cortito, ocho semanas es poco para que haya cambios neuronales, pero la actitud, la disposición y la atención sí mejoraron».

Manuel Sánchez Montero además de ser docente en Primaria en un pueblo sevillano de 6.000 habitantes, es autor de varios libros infantiles y juegos de mesa, como Monster Kit, que nació en clase para explicar a la geometría a los niños y llegó a estar tres meses como el más vendido de la FNAC.

Experto en pedagogía lúdica, el maestro Manu, cuenta entre risas que siempre le dice a los padres al principio de curso que «han tenido mala suerte, que les ha tocado el maestro friki que hace cosas raras». Una de esas últimas cosas raras ha sido usar los famosos spinners en clase, algo que muchos colegios han prohibido incluso introducir en el centro. «Es muy fácil decir a todo que no, mejor pensar cómo podemos utilizarlo». 

¿Qué opinan los padres cuando se encuentran a sus hijos inmersos en tanta innovación? «Si no conocen la metodología les choca bastante, pero una vez haces la primera reunión y les informas de la manera de trabajar se quedan tranquilos. Cuando iba cambiando de colegio es cierto que eran un poco reacios, se planteaban: ‘a ver qué hace  este maestro, que los niños están jugando y no están haciendo Matemáticas o Lengua o que no traen deberes'».

El maestro reconoce que es más sencillo aplicar estas dinámicas cuando en el centro se trabaja por proyectos y que estar rotando de un centro a otro es un problema, aunque el profesor «que tiene ganas de innovar, lo hace, aunque le pongan 20.000 impedimentos».

No solo para niños pequeños

A cualquier edad nos gusta jugar y el juego es siempre una herramienta de aprendizaje

Sánchez Montero, que descubrió de forma autodidacta del potencial que tiene el juego de mesa, ahora también forma a profesores en activo y a futuros docentes.

«Vivimos una época dorada con una variedad infinita de juegos de mesa, con una mecánica que no es tirar dados y mover una ficha. Juegos que fomentan el uso de lenguaje, la resolución de problemas, la cooperación entre el alumnado… Lo primero que hago es mostrarle esa variedad.  Y que ellos pueden crear sus propios juegos de mesa en el aula y utilizar el juego de mil maneras distintas, adaptando las instrucciones a tu gusto y necesidades. Incluso se puede usar el material sin la mecánica. O llevarte la mecánica del juego y transformar tu aula en un juego, que es lo que llamamos gamificación. Hay mucha gente que confunde estos términos. Aprendizaje basado en juegos es usar el juego como material de apoyo en el aula, la gamificación es transformar tu forma de dar clase en un juego».

El maestro destaca que los niños que llenan ahora los colegios han nacido dentro del mundo digital, y que «las cosas tan físicas como unos unos dados, unas figuras, unos tableros… les llaman la atención». Insiste además en que el uso de juegos de mesa no es exclusivo de las primeras etapas. «Es una excusa. Me dicen «tú lo haces muy bien porque estás con pequeños, pero yo es que estoy con mayores, tengo que dar el temario entero, darles técnicas de estudio…». A cualquier edad nos gusta jugar y el juego es siempre una herramienta de aprendizaje.

Evidentemente no puedes estar todo el día jugando, pero con el amplio catálogo que hay, el que no lo utilice es porque no quiere».


Avatar del periodista MELISA TUYAMELISA TUYA 19.09.2017

Juegos de mesa que no pueden faltar en una ludoteca familiar

El juego de mesa en familia es un ocio sano, recomendable y compartido. Hemos preguntado a diez expertos en juegos de mesa, cuáles son los cuatro títulos que destacarían como imprescindibles en una ludoteca familiar.  El resultado es una recopilación de casi treinta títulos que tal vez puedan servir de inspiración de cara a escribir la carta de los Reyes Magos, que aunque aún colee el verano, la Navidad no está tan lejos como parece.

Es necesario tener siempre en cuenta que los gustos personales pueden hacer que un juego que en una familia supone horas y horas de disfrute, en otras apenas se saque de la estantería. Esos gustos personales salpican esta selección.

También hay que tener el tema de que la edad mínima recomendada no es algo a seguir a rajatabla. En los videojuegos ese criterio se apoya en premisas más claras, como el uso de lenguaje malsonante, violencia explícita o desnudos. En los juegos de mesa se basa en la experiencia de sus creadores, con el asesoramiento frecuente (no siempre) de educadores y expertos en neuropsicología, pero hay niños que pueden acceder perfectamente a juegos para los que se les supone aún pequeños (sobre todo si están acostumbrados a este tipo de ocio en familia), y otros que pueden hacerse cuesta arriba a niños de edades superiores a las recomendadas.  En cualquier caso, nada impide que se adapten las reglas más complejas para jugar con niños como mejor nos convenga. Lo importante es jugar y divertirse.

Rafael Fortún es el artífice del podcast Homo Meplee. Como padre de dos niños pequeños, sus recomendación van enfocadas a niños de edad semejantes.

El Frutalito (+3 años). HABA.  «Uno de los primeros juegos que sacar a la mesa de los niños tiene que ser especial y El Frutalito lo es. Todos los jugadores deben jugar cooperativamente para recoger las cerezas del árbol antes de que el llegue el cuervo y se coma toda la fruta del árbol. Un juego para ejercitar su capacidad de memoria que favorece la ayuda entre los jugadores».

Monster Chase (+4 años). Asmodee. «Otro juego más de memoria en el que se busca la colaboración entre los jugadores más noveles. Los niños deben devolver a los monstruos al armario del que salen por la noche buscando de manera conjunta los juguetes que más les asustan.

Time’s Up Kids (+4 años). Asmodee. «Un juego perfecto para un aula llena de niños que aún no saben leer. El adulto ve el dibujo de cada carta y debe conseguir que los niños acierten qué está dibujado en ella mediante explicaciones, sonidos y, finalmente, mímica. Todo vale para conseguir que los niños acierten las cartas antes de que caiga el último grano del reloj de arena».

Monza (+5 años). HABA. «Uno de los primeros juegos competitivos para introducir a los peques en un aula. Por supuesto, es una carrera y los jugadores deben llegar los primeros a la meta. Para ello utilizarán varios dados en cada turno que tienen colores (en lugar de números) para moverse por el circuito».

Farko y Fayzah son los autores del blog Jugando en pareja, que acumulan conocimiento lúdico por mucho que su página esté especializada en juegos para dos. Para los más pequeños también apuntan El Frutalito, » su primer juego cooperativo, el horror de los papás, ya que los niños querrán una partida tras otra. Ideal para enseñar los turnos, colores, acciones básicas. Un cooperativo fantástico». Y además:

La escalera encantada (+ 4 años). Devir. «Ideal para jugar con los niños, y entre niños, un juego similar a la oca, pero con peones que obligan a memorizar. Es divertidísimo descubrir que el peón que has movido a la meta resulta ser el de otro jugador».

El laberinto Mágico (+ 6 años). Devir. «Para activar la memoria, te toca luchar contra una pequeña máquina de memorizar laberintos, un juego literalmente mágico, con componentes magnéticos y una mecánica que te dejará asombrado».

Dobble (+ 6 años). Asmodee. «Un juego ideal de velocidad, compacto que se lleva a cualquier lado, sencillo y con cinco variantes para que no se haga aburrido nunca. Nuestra lata está gastada hasta el punto de casi desintegración, con más de 100 partidas».

Story Cubes (+ 8 años). Asmodee. «Para todas las edades, como herramienta multifunción. Según como se usen, vale tanto para crear historias, buscar ideas para dibujar, contar cuentos por las noches, para inventar disfraces… para mil cosas, y con tantos packs que puedes personalizar mucho tus historias, o coleccionarlos todos».

A continuación las recomendaciones del autor de Misut Meeple, conocido por sus ‘tochoreseñas’ y su minuciosidad al elaborarlas.

Carcassonne. (+ 7 años). Devir. «Una apuesta segura. Un juego en el que los jugadores conforman la ciudad francesa de Carcassone colocando losetas que muestran partes de caminos, castillos, granjas y claustros de la región (colocando muñequitos para anotar puntos cuando estas estructuras se completan). Si hay que recomendar sólo uno, éste es el elegido. Un juego con una mecánica sencilla y agradable que funciona perfectamente con cualquier numero de jugadores (de 2 a 5)».

Coup. (+ 10 años).  Zacatrus. «Un juego de identidades ocultas, engaño y deducción el que cada jugador intentará eliminar al resto de jugadores. Todos comienzan la partida con dos cartas que representan a dos personajes de la corte real que proporcionan diversos poderes, aunque el resto de jugadores desconocerán esta información, pudiendo mentir a la hora de ejecutar las acciones. Los demás jugadores podrán creernos… o no. Cada vez que nos pillen en un renuncio, perderemos una de nuestras cartas. Divertido, adictivo y con una duración ajustada. ¡Es imposible no repetir!»

Patchwork. (+ 6 años). Maldito Games. «Un título para dos en el que los jugadores intentan conformar una colcha con parches de tela. Estos parches son piezas de tetris que tendrán un determinado coste en botones y en unidades de tiempo. Los botones se ganan y se gastan durante la partida, mientras que el tiempo es limitado y no se puede recuperar. Ganará aquel que mejor complete su colcha. Un juego de puzles que pondrá a prueba la visión espacial de los jugadores y que esconde más de lo que aparenta».

Fantasma Blitz.(+ 8 años). Devir.  «Un juego de habilidad en el que se irán revelando cartas que muestran una serie de objetos de colores (5 posibles objetos en 5 posibles colores). De forma simultánea, los jugadores deberán atrapar el objeto correspondiente, que está físicamente sobre la mesa, ya sea porque aparece ilustrado en la carta (mismo objeto y color) o porque ninguna de las características del objeto aparece (ni el objeto ni el color). Un juego tremendamente divertido que pondrá a prueba tu capacidad visual y tus reflejos. ¡Cuidado con los arañazos!».

Desde el blog Bebé a Mordor, cuya autora es madre de dos niños y que tiene la educación y la diversión en familia muy presente en todas sus recomendaciones.

La Isla Prohibida. (+ 10 años). Devir.»El cooperativo. Toda casa necesita al menos un juego en el que tengamos que ponernos de acuerdo para lograr nuestro objetivo. En el caso de La Isla Prohibida, además, ¡lo hacemos buscando tesoros!».

Rhino Hero. (+ 5 años). Haba. «El de habilidad. Un juego que se puede jugar desde 4 o 5 años y al que he visto más adultos que niños jugando. Si hacer una torre con cartas ya es divertido, prueba a añadir un Súper Rinoceronte a la ecuación».

Dixit. (+ 8 años). Asmodee. «El de la creatividad. Una frase, una palabra o un sonido para describir una imagen, y varias imágenes para engañar a los demás. Original, divertido e imprescindible».

Karuba. (+ 8 años). Haba.»El competitivo. Tenemos exploradores, tenemos losetas, tenemos caminos, tenemos perlas y tenemos tesoros. Karuba es un juego que siempre funciona».

La tienda especializada Cuarto de Juegos, acostumbrada a asesorar clientes desde 1994, eleva un tanto la edad mínima con sus recomendaciones.

Aventureros al Tren. (+ 8 años). Asmodee. «Sencillo de reglas, didáctico puesto que aprenden geografía. Es estratégico y trabajas la planificación a largo plazo».

Dixit. (+ 8 años). Asmodee. «Para despertar la imaginación y la empatía».

Mice and Mystics. (+ 7 años). MásqueOca. «Un juego narrativo de aventuras con miniaturas muy chulo».

Pandemic. (+ 8 años). Devir. «Un juego cooperativo emocionante donde aprenden a trabajar en equipo».

Tras el blog Padres Frikis está un padre informático con dos niños de cuatro y dos años. Entre sus cuatro recomendaciones aparece de nuevo Dixit, «juego del año en 2009, es todo un éxito con niños y adultos. Es mágico, muy imaginativo, pura creatividad. Es un juego con cartas que contienen unas ilustraciones preciosas, y que consiste en relacionar palabras sueltas con esas ilustraciones. Muy recomendable».   Las otras tres son:

Catán. (+ 10 años). Devir. «Lo recomiendo porque es uno de los juegos básicos con los que muchas personas se inician en el mundo de los juegos de mesa «modernos». Trata de gestionar recursos, tiene mucho de estrategia, hace pensar y fomenta habilidades matemáticas y muchas otras habilidades».

Code Master(+ 8 años). Mercurio. «Es un juego de mesa que ayuda a aprender programación, a nivel de niños desde 8 años. Porque la mejor manera de aprender algo es jugando y divirtiéndose, este juego iniciará a los niños a la programación informática. Si les gusta y quieren más, puede ser una manera de aprender una profesión que seguro que va a tener muchas salidas durante muchos años».

Magissa. (+ 6 años). Nosolorol. «No es un juego de mesa como tal, es un juego de rol, pero en el mundillo «lúdico», se suelen relacionar, y a muchos nos gustan ambos formatos. Los juegos de rol son increíbles para los niños, porque básicamente consiste en que un director de la partida (un profesor o padre, podría ser), cuenta una historia o relato, y los niños son los que deciden libremente qué quieren hacer, cómo quieren resolver cada problema que se plantea. Luego ya son los dados y unas sencillas normas los que dicen si eso que quieren hacer, lo consiguen o no».

La malagueña Cristina es la autora del blog El meeple al río. Coincide de nuevo en destacar El frutalito. «Es de las mejores opciones para niños a partir de 3 años. Haba es una editorial con una variedad impresionante en lo que se refiere a juegos para los más pequeños (y no tan pequeños) de la casa/aula. También destaca una categoría entera de juegos, los llamados fillers, que se caracterizan por ser baratos y rápidos de entender y jugar. «En esta categoría entrarían juegos como Fantasma Blitz, Pick-a-cerdo, juegos de reflejos y rapidez mental, junto a juegos como, ¡Tiburón! y Kodama, con los que tienes  que pensar un poco más»

Onirim. (+ 12 años). Z-Man. «Es un juego de 1 a 2 jugadores, pensado especialmente para jugar en solitario. Un juego en inglés que puede echar para atrás, pero aún así tengo que recomendarlo por varias razones. El juego en sí es independiente del idioma y sus reglas traducidas al español son fáciles de encontrar en internet y muy sencillas. Es una opción muy buena para que los niños no tengan que depender de amigos o familiares con quien jugar. Es un juego que los adultos también podrán disfrutar».

Aventureros al tren: Primer Viaje (Europa). (+ 6 años). Asmodee. «Perfecto para pequeños de 6 años en adelante y para toda la familia (y el aula, por supuesto). Con este juego tendrán que pararse a pensar cuándo robar carta y cuándo jugarlas. También a ser pacientes, ya que los demás jugadores tendrán que tomarse su tiempo».

Onitama(+ 8 años). Arcane Wonder. «Un juego perfecto para quien quiera enseñar a jugar a su peque al ajedrez. Es parecido en tanto en cuanto tienes peones (estudiantes de artes marciales) y el rey (maestro). A diferencia del ajedrez,  las piezas se mueven según las cartas que tengamos».

Joaquín Dorcas, director de Devir, explica que «a todo el mundo le gusta jugar, pero no a todo el mundo le gusta jugar a lo mismo». Destaca como «juegos básicos» a Catan, Carcassone (+ 7 años), Fantasma Blitz (+ 8 años) y Código Secreto (+ 8 años): «Son pilares fundamentales, los cuatro que yo recomendaría».

Rocío Martínez, responsable de marketing de Asmodee, destaca dos juegos que ya han aparecido mencionados. Uno es Dobble, «además de que es un juego fácil de transportar y muy versátil, trabaja la concentración y la agudeza visual». El otro es Story Cubes, «un juego sencillísimo para contar historias. Además se puede jugar de forma competitiva (gana la mejor historia) o de forma cooperativa (todos vamos construyendo la misma historia y aportando ideas)». Pero también recomienda otros dos que no han aparecido:

Mysterium. (+ 8 años). «Es un juego estéticamente muy bonito, pero además desarrolla la imaginación y tiene una mecánica cooperativa».

Cortex (+ 6 años). «Un juego muy completo a nivel pedagógico pero además muy divertido y con varias versiones para todas las edades».

Por último, el maestro Manuel Sánchez Montero recomienda Carcassonne Junior (+ 6 años), Dobble, Story Cubes y Monster Kit (+ 3 años) Nexo Ediciones. Este último con un guiño, ya que es un juego del que él es autor. «Esos cuatro juegos son variados y se complementa muy bien. Con ellos llevas orientación espacial, elección de estrategia, agilidad visual, habilidades lingüísticas, creatividad, lógica matemática…»

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1 respuesta

  1. Comentario Estais jugando con niños no los agais Frikis . Son humanos

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