NOTICIAS DEL CORAZÓN: La mejor generación de jóvenes puede perderse
Sí del corazón porque a uno le dan ganas de llorar de verdad cuando lee esto.
Qué país acabaremos siendo, si los ciudadanos que más valen, los que podrían aportar su sentido común, su capacidad y sus conocimientos, a mejorar nuestra educación, nuestra sanidad, nuestra investigación, nuestra política, nuestro país en general en todos los ámbitos,…esos jóvenes en cuya educación hemos invertido entre todos durante 20 años de democracia y educación pública porque sabíamos que eso era la mejor garantía para nuestro futuro … Pues esas personas tienen que irse de España o resignarse a trabajos donde no se va a aprovechar su valiosísima formación. Qué desperdicio, qué lástima, qué pena de país, qué m… Esta es la sociedad que queremos, que votamos. ¿Esta es la marca España?
«Yo intento hacer proyectos relacionados con La Bañeza y me gustaría trabajar allí y devolver algo a León, a La Bañeza, que es una deuda contraída porque es donde me he formado y donde han invertido en mí», remarcó Guzmán Carro.
La mejor generación de jóvenes puede perderse
Los expertos coincidente en que la actual generación de jóvenes es la mejor preparada de la historia. Los cambios vividos en España desde la Transición han permitido una mejora notable en las universidades españolas y en el acceso a los idiomas o a las nuevas tecnologías por lo que hoy los jóvenes que son punteros en las facultades tienen una formación más que sobresaliente.
Pero el problema es que la sociedad les está dando la espalda. Los premios extraordinarios fin de carrera de la Universidad de León, que deberían recibir todo tipo de ofertas de futuro, optan por seguir formándose o por opositar porque la mala situación del mercado laboral les mantiene literalmente en sus casas. Incluso más de uno mira hacia el exterior con la tentación de iniciar una aventura que sería mucho más atractiva pero también dolorosa al tener que abandonar su tierra.
Invertir en educación y en investigación es invertir en oportunidades. Así lo aseguran estos jóvenes que resaltan que para León es fundamental el conseguir crear nuevos caminos para intentar paliar el constante exilio de estudiantes.
La situación de estos jóvenes también se ve seriamente dañada por los recortes. En las últimas promociones que han salido de las facultades se echan en falta planes de becas que faciliten la continuidad en la formación.
España tiene una generación de jóvenes que puede perderse. Y los mejor preparados no son ajenos a esta cruel realidad.
Los mejores siguen estudiando
Los premios extraordinarios fin de carrera de la Universidad de León apuestan por seguir formándose u opositar ante la mala situación del mercado laboral. Salir de España ronda su mente y, aunque prefieren trabajar cerca de su tierra, tienen claro que hay más posibilidades de labrarse un futuro en el extranjero
A. Calvo | León 08/06/2014
No son los llamados nini. Ellos han estudiado, han hincado los codos y han destacado por encima de sus compañeros de clase consiguiendo un premio extraordinario fin de carrera. Pero la mayoría no ha conseguido el puesto de trabajo fijo y estable que quería al concluir su formación en la Universidad de León. Continúan estudiando o acceden al mercado laboral a través de becas que, de momento, les dan «para vivir» en España, porque entre las posibilidades de la mayoría está cruzar la frontera y buscar un empleo en el que se valore su formación.
Diez de los premios extraordinarios fin de carrera del curso pasado reconocen «lo complicado» que es ahora encontrar un puesto de trabajo y, sobre todo, uno en el que se valore la formación. No en vano, según la última Encuesta de Población Activa, la tasa de paro en los menores de 25 años se sitúa en el 55%. Según la encuesta, durante el primer trimestre del año tan sólo se incorporaron al mercado laboral desde la inactividad 63.200 jóvenes en toda España, lo que representa la cifra más baja desde el 2006.
Estos datos los viven en propia piel los egresados, con o sin premio extraordinario, de la Universidad de León. Tan sólo dos de los diez consultados trabaja, el resto continúa estudiando, tiene algún contrato de becario o ha decidido opositar, con el objetivo de conseguir un empleo estable y a largo plazo, además de «mejores condiciones». Sobrevolando en su cabeza, la posibilidad de irse fuera de España para conseguir un trabajo, con la mente siempre puesta en regresar, sobre todo a su ciudad o su pueblo.
«Espero que mi futuro no esté fuera de España, pero es lo más probable», esta frase de María Beatriz Avilés resume el sentimiento de la mayoría de los jóvenes, que ven como en su tierra no logran sus objetivos laborales. «Estoy abierta a todo el mundo», apunta la biotecnóloga Sara Martínez, que no descarta viajar hasta Oceanía, las antípodas españolas, si allí le saliera un buen proyecto para poder seguir investigando. Eso sí, el idioma, saber inglés, es uno de los obstáculos a salvar y aunque gran parte de ellos ya lo domina otros están recuperando ahora el tiempo perdido. Son atrevidos y ya han iniciado contactos con empresas extranjeras para poder conseguir un el ansiado empleo. Aunque antes eran más reacios a salir de España, «la gente ya tiene ganas de moverse, porque ven que aquí es difícil tener un mínimo de calidad de vida, aunque estén muy formados se dan cuenta de que hay que irse, salir». Eso sí, en la mente de todos, está volver: «Yo intento hacer proyectos relacionados con La Bañeza y me gustaría trabajar allí y devolver algo a León, a La Bañeza, que es una deuda contraída porque es donde me he formado y donde han invertido en mí», remarcó Guzmán Carro.
Una media de cuatro años y medio más estudiando para sacar la plaza de jueza o un mínimo de dos años más para ser auditora de Hacienda. Éste es el futuro más inmediato de los premio fin carrera que han apostado por las oposiciones, como un medio para conseguir «unas buenas condiciones laborales». Por otra parte, muchos de ellos ven que en la empresa privada no se reconoce su formación: «No hay buenos sueldos y el trabajo para el que te contratan no se ajusta a tu categoría», indica Sandra Cabezas.
«Se vive bien de maestra, no sólo por el aspecto económico, los fines de semana, los puentes… valoro mucho la calidad de vida», indica Ángeles Varela, quien tendrá que volver a presentarse el próximo año a las oposiciones para intentar conseguir su plaza. Luis Alfonso Cordero también se siente «afortunado». Trabaja de lo suyo en Valladolid, está «al lado» de León y del Val de San Lorenzo y el sueldo «no llega a lo que debería ser, pero está bien». Todos ven como compañeros de promoción o amigos siguen en el paro, con becas o con contratos que nada tienen que ver con sus estudios. «El sueldo es muy bajo, pero me llega para vivir sola», indica Sara García, quien señala que la gente de su «quinta está desesperada y no encuentra trabajo». «Lo más importante es seguir formándose, también en idiomas, porque el mercado laboral está muy difícil», precisa la asturiana Leticia Martín.
«Invertir en educación y en investigación es invertir en oportunidades futuras y más en una tierra como León, proclive al exilio de sus estudiantes», sentencia Luis León Prieto, quien indica que «otros países no son paraísos, pero hay que hacer frente a la dificultad, porque si encontrar trabajo en España es difícil, más en Humanidades».
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