El instituto de Valladolid que supera a Singapur en el Informe PISA

Escuelas Públicas Castilla y León

Así funciona el centro educativo más demandado de Castilla y León, la autonomía que saca mejores notas en la prueba de la OCDE

El Instituto Núñez de Arce es un centro educativo de los de antes. Masificado, con profesores duros y padres poco dados a participar en una huelga de deberes. Sin moderneces. No tienen pizarras digitales, ni programa de excelencia, ni bilingüismo. Los alumnos de 15 años son conscientes de las ventajas pedagógicas de escribir a mano; saben lo que es un hemistiquio, un sexteto isométrico agudo o una cesura y diferencian perfectamente entre mediatrices y medianas.

No aplican ninguna pedagogía de las supuestamente innovadoras, tienen exámenes y utilizan sin sentirse culpables los libros de texto. Los profesores se encogen de hombros cuando les preguntan por qué en el informe PISA han quedado muy por encima de la media de Singapur, Corea del Sur o Finlandia y, por supuesto, a años luz de los resultados españoles. Se ríen con modestia. Y responden que se limitan a hacer «lo que se ha hecho toda la vida». Pero observando desde fuera lo que ocurre en el día a día de una clase, la de 4ºC de la ESO (alumnos de 15 y 16 años), aparecen matices que dicen mucho. Por ejemplo, el diccionario de la RAE puesto encima de la mesa de cada profesor, a modo de declaración de principios, o el dominio escénico y la seguridad en sí mismos que muestran los docentes.

Los profesores son, de hecho, la principal razón de su éxito. Forman una plantilla más estable y cualificada de lo normal, muy interesada en seguir aprendiendo, que se junta por las tardes a hacer grupos de trabajo aunque no cuente para los sexenios y que habla sin complejos de la importancia de exigir, de evaluar y de impartir conocimientos concretos. Seguro que influyen también los 20 minutos que cada día dedican a leer en clase los alumnos de 1º y 2º de la ESO, una idea que ahora les ha copiado el Gobierno central.
Estas señas de identidad, unidas al alto nivel de implicación de las familias, hacen que este instituto de 98 profesores para 1.238 alumnos con siete líneas en Bachillerato y cinco en la ESO alcance una tasa de graduación del 90% y se haya convertido en el más demandado de Castilla y León, que es la región con mejores resultados en PISA:

8.30-9.20 h. LENGUA Y LITERATURA

La profesora Luisa Armenta inicia la clase analizando varios versos de Rubén Darío siguiendo el esquema clásico de comentario de texto. Que si la métrica, que si las figuras retóricas, que si el contexto histórico... La clase es muy densa, con muchísima información teórica, pero la maestra va conduciendo a sus alumnos a la manera socrática, haciéndoles preguntas e introduciéndoles en el poeta modernista con términos sensoriales y sugerentes. Se nota que le gusta lo que hace, que vive lo que explica. Nada queda fuera de su control y a la vez todo es fluido. Engancha a sus alumnos, prácticamente los hipnotiza. Recita al poeta con deleite, saboreando las palabras. Lo haría muy bien en una charla TED. «Yo creo que a los chavales hay que exigirles y hay que darles una información seria. Hoy puedo hacer esto con ellos porque ya se sabían la lección. Las claves son una sólida formación del profesorado e ir a lo que se tiene que dar en la materia», resume. «Aquí los docentes estamos muy preparados y esa solidez de contenidos se transmite en las clases. Disfruto mucho con mi trabajo y no he dejado de formarme desde que terminé la universidad».

9.25-10.15 h. FÍSICA Y QUÍMICA

Susana Rubio pone a sus alumnos un vídeo de la BBC en el que se explica la caída libre con el experimento de la pelota y la pluma que se dejan caer, primero en condiciones normales y después en una cámara sin aire. El vídeo es en inglés sin subtítulos, pero ella les va traduciendo. Después reparte una hoja con problemas en los que hay que averiguar el tiempo que se tarda en llegar a una calle de Londres utilizando distintos medios de transporte público. Para ello sigue las mismas fórmulas que emplea Google Maps. En el Núñez de Arce utilizan con frecuencia ejemplos de la vida real, algo que también hace la OCDE cuando evalúa en PISA. Rubio guarda las distancias con los alumnos. Como la profesora de Lengua, trata a los chicos de usted. Nadie la interrumpe.

10.20-11.10 h. GEOGRAFÍA E HISTORIA

Toca examen y los propios alumnos, sin que nadie les haya dicho nada, han movido las mesas para estar separados unos de otros. La profesora Ana Manso, que también es la coordinadora de Convivencia, les pide que relacionen por escrito la Primera y la Segunda Revolución Industrial y pongan ejemplos. Los alumnos aprovechan el tiempo del recreo para terminar el control, que supone el 30% de las pruebas escritas de la evaluación, que, a su vez, significan el 60% de la nota final. El 40% restante procede de los ejercicios y de lo que preguntan en clase. Ana Manso muestra su cuaderno de evaluación, que es todo un sudoku de positivos, negativos, notas con decimales y anotaciones al margen.

«Hay que evaluarles, porque es la forma de forzarles a estudiar. Se necesita trabajo detrás, y ese trabajo lo consigues intentando que lo que explicas tenga interés. Yo tardo 20 minutos en corregir el examen de cada alumno, son cuatro o cinco folios por persona. Pero ninguno deja la prueba en blanco y el 90% titula con nivel alto», señala.
¿Por qué son tan buenos estos chicos? «La mayor parte de los padres son profesionales; muchos tienen estudios universitarios y el interés por la educación en las familias es alto. Los estudiantes han asumido que tienen que estar atentos en clase porque desde el primer día en que llegaron al instituto se les dejó claro. Tienen que aprovechar las clases al máximo y valoran mucho el estar en el aula porque, si no, lo tienen que estudiar por su cuenta». Ana Manso intenta enseñar a sus alumnos «a pensar por sí mismos» y a «relacionar conceptos». Parte de una «base teórica sólida» –«Para que puedan aprender, tienen que hacerlo con unos contenidos concretos; si no, aprenden en el vacío»– y a partir de ahí trabaja en casos específicos con mapas y esquemas. «Las pizarras de toda la vida siguen siendo lo más útil y es importante el ritmo que adquieren los alumnos escribiendo a mano. Hay un proyector, pero no hacemos uso de las pizarras digitales. Si les llega una avalancha de imágenes, se terminan saturando y no atienden».

Esta profesora lleva casi una década en el Núñez de Arce, que tiene un 85% de la plantilla formada por funcionarios de carrera. «Es muy importante la estabilidad del profesorado porque permite planificar a largo plazo lo que vamos a hacer. Lo que yo doy en mi clase lo dan también mis dos compañeros de departamento. Llevamos juntos nueve años y tenemos perfectamente delimitado lo que tiene que conocer un alumno a los 12, a los 13, a los 14 y a los 15 años».

Ana Manso no ha dejado de formarse desde que aprobó la oposición. «He trabajado muchos años elaborando unidades didácticas y también he dado cursos sobre cómo irrumpir en el aula y tratar los conflictos. Hay que saber cómo mantener siempre la calma porque un profesor que se pone nervioso lo tiene todo perdido», afirma. Días después, facilitará al periódico los resultados del examen: cuatro alumnos han suspendido; tres han sacado entre un 5 y un 6,5; 12 han estado entre el 6,6 y el 8,5, y cuatro han obtenido entre un 8,6 y un 9,4.

11.35-12.25 h. MATEMÁTICAS

Margarita, que lleva en el instituto desde 2010, imparte hoy una lección de Geometría. Explica las diferencias entre medianas y mediatrices, entre el circuncentro y la bisectriz. Les hace muchas preguntas para mantener su atención y se muestra muy segura de sí misma. Joaquín Fartos, el director del centro, explica que le dan mucha importancia a las materias instrumentales (Lengua, Matemáticas y Ciencias) y a los idiomas, que son las áreas que tienen los departamentos más grandes. La oferta de optativas es reducida.

¿Qué opinan de todo esto los alumnos? «Hay profesores muy buenos que son muy exigentes, pero me parece muy bien que nos exijan, prefiero que lo hagan porque es la forma de sacar buenos resultados», responde Eva, de 15 años. «En comparación con otros institutos, salimos muy bien preparados con la Selectividad, pero, cuando el profesor es demasiado estricto, existe el riesgo de que cojamos manía a la asignatura», añade Carmen, de 16 años. «Eso de que estudiar no cuesta esfuerzo es mentira. Incluso el deportista de elite tiene mucho que entrenar para llegar a donde llega. Nosotros no podemos permitirnos regalar un título de Bachillerato y que a los tres meses el chico abandone la carrera porque no puede con ella», apunta Fartos. La queja más repetida por los padres de este instituto es que a sus hijos les cuesta sacar buenas notas para entrar, por ejemplo, en Medicina. A cambio, están más preparados. «Es más cómodo ser benevolente, pero nosotros hacemos lo que debemos, somos leales a las familias», insiste el director.

12.30-13.20 h. INGLÉS / FRANCÉS

Cuando llega la hora de los idiomas, el aula se desdobla entre los que estudian Inglés y Francés, quedando dos grupos reducidos. El de Francés, que está a punto de irse unos días de intercambio a un liceo del sur de Nîmes, estudia con YouTube. El profesor, Juan Supiot, que lleva un blog con las clases, les pone un vídeo de una chica que cuenta cómo es su vida en Burkina Faso. A partir de ahí inician una conversación en francés. El docente les corrige con frecuencia y los alumnos se esfuerzan en hacerlo bien. La lección es muy dinámica, se va pasando de unos temas a otros con mucha fluidez y todo el mundo participa. Con frecuencia recurren a la Wikipedia.

13.25-14.15 h. EDUCACIÓN FÍSICA

La clase de Educación Física la dirige una alumna. Cronómetro en mano, Ángela va indicándoles a sus compañeros el número de vueltas y flexiones que tienen que dar. Se la ve decidida. El profesor Francisco Ortiz explica que es un componente del aprendizaje. Como parte teórica de la asignatura, les ha mandado que elaboren una tesina con un programa de calentamiento y dirigir la clase es la forma que tienen de exponerla. Cada día le toca el turno a uno. El método no es nuevo, pero convertir a los estudiantes en docentes sirve para reforzar su autonomía.

LOS RASGOS DEL CENTRO

  • Profesores bien formados
  • Plantillas estables
  • Familias implicadas
  • Exigencia
  • Pocas moderneces
  • Aprendizaje de conocimientos concretos
  • Refuerzo de la Lengua, las Matemáticas y las Ciencias
  • Uso de ejemplos de la vida real
  • Evaluaciones
  • 20 minutos de lectura diaria en clase