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Los sindicatos de profesores se oponen en bloque a la idea del Gobierno de vincular el salario al rendimiento

¿Debe el salario de los docentes vincularse al resultado de sus alumnos?

Daniel Sánchez Caballero

Si tuviera tiempo para sacarlo adelante, el Gobierno tendría que afrontar una dura negociación para modificar el sistema retributivo del profesorado. Los sindicatos de profesores en pleno —al menos los cinco principales— rechazan que el salario de los docentes esté vinculado al rendimiento de los alumnos o del centro, según propondrá previsiblemente el filósofo José Antonio Marina, quien está elaborando el libro blanco del docente para el Ministerio de Educación y que parece cuenta con el apoyo del ministro, Iñigo Méndez de Vigo.

CC OO, STEs, UGT, ANPE y CSIC han mostrado unánimemente su rechazo a esta idea, que Marina recoge en libro Despertad al diplodocus, una conspiración educativa para transformar la escuela... y todo lo demás. Marina también señala que “una parte de la retribución podría estar relacionada con la evaluación del centro entero, de manera que se fomente la implicación de todos los profesores en un proyecto educativo”.

Un salario, cuatro conceptos

Los argumentos en contra son variados. Las centrales recuerdan que en los resultados educativos hay una fuerte influencia en el origen social del alumno, que los que provienen de entornos más favorecidos obtienen mejores resultados que sus compañeros que no lo hacen y que por tanto todos los maestros querrían ir a los “barrios ricos”. Otros señalan que la educación no es una tarea individual sino colectiva, y que el sector no funciona como una empresa, donde sí se puede premiar la productividad. Y los hay que se preguntan quién y cómo se van a hacer estas evaluaciones.

El Gobierno se propuesto elaborar un libro blanco de la función docente para elaborar un estatuto que regule el acceso a la profesión y el desarrollo de la carrera, una vieja aspiración de los sindicatos, encargo que le han hecho al filósofo José Antonio Marina. En este marco se contemplaría también una modificación en el sistema retributivo de los profesores. Muchos de ellos están “descontentos” con el actual, según afirmó el ministro ayer.

A día de hoy el salario de los profesores tiene básicamente cuatro conceptos. Por un lado está el sueldo base, que marca el Ministerio de Educación. Esta partida se completa con tres complementos. Por un lado, por antigüedad, los trienios, que añaden entre 30 y 40 euros mensuales, aproximadamente, según sean maestros de Primaria o profesores de Secundaria. Por otro están los sexenios, que premian la formación. Cada profesor puede sumar un sexenio si acumula cien horas de formación fuera de su horario de trabajo en seis años, hecho que hacia el final de la carrera le puede suponer unos 400 euros más cada mes, según UGT. Por último, las comunidades autónomas fijan un complemento regional que completa el salario de los docentes y que varía entre cada autonomía. Este es el causante de que los profesores de cada Comunidad cobren una cifra diferente, entre 1.900 euros en Galicia y 2.300 en el País Vasco, según un estudio de UGT.

“Es una broma”

Antes de abordar el tema, Voro Benavent, secretario general de STEs, afirma que el hecho de que Educación plantee estas cuestiones “en el final de la legislatura es una broma. No puede cumplir”, afirma. Hecha esta puntualización, Benavent se opone a vincular salarios a rendimiento porque “enseñar es un trabajo cooperativo, no individual, de todo el equipo docente de un centro y no puede entenderse como un aspecto individual”. Además, afirma, “lo que es una obligación [enseñar bien] no puede premiarse”. Además, en su opinión “está inspirado más en un modelo de gestión propio de una empresa, no de la educación pública.

Carlos López, su homónimo de la FETE-UGT, recuerda también que “en la educación influyen otros valores”. Si se estableciera el sistema que propone Educación “todos los profesores querrían ir a los centros de los barrios socioeconómicos altos porque aún siendo peores profesores tendrán mejores resultados”, explica, aspecto en el que coinciden todos. Para muestra, un alumno desaventajado socioeconómicamente tiene tres veces más opciones de repetir que un compañero con un origen más desahogado.

Nicolás Fernández, presidente de ANPE, recuerda que los docentes tienen unos derechos salariales consolidados y que estos deben ser el punto de partida de cualquier negociación futura. Fernández también señala que los profesores han accedido al puesto tras pasar una oposición, por lo que ya han demostrado una capacidad.

Desde CC OO, su secretario general, Francisco García, rechaza vincular sueldos de profesores a rendimiento, recuerda el argumento del entorno socioeconómico y pone un ejemplo. “Un profesor de un centro en riesgo de exclusión puede estar aportando un gran valor añadido al llevar a un alumno de una nota de partida de un 1 hasta un 4 y sin embargo acabaría ganando menos que otro profesor pese a trabajar más”, cita. Y se pregunta, como Benavent, quién va a evaluar a profesores y centros. “Las pruebas estandarizadas de PISA, el modelo que parece que quiere utilizar Educación para sus evaluaciones de Secundaria, señalan que un alumno con más de 100 libros en casa rinde por encima de la media”, señala. Benavent añade que si la evaluación por el contrario la hace la dirección del centro puede ocurrir que los profesores más afines obtengan mejores evaluaciones.

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