Perdidos en el bilingüismo escolar

«Los alumnos que son buenos en inglés son igual de buenos en Lengua castellana. Pero no todos los alumnos brillantes en Lengua suelen serlo en inglés”

Impartir las asignaturas en otra lengua -como ya ocurría en varios países europeos- sonaba lejano allá por 2005. Tampoco eran muchos los padres que se decantaban por la nueva opción.

  • Guía para padres: Dos investigadoras publican una guía para padres que responde las principales dudas sobre la escolarización bilingüe
Por Paloma D. Sotero

bilingueUna década después, se ha dado la vuelta a la tortilla. El inglés toma las aulas de la mejor o la peor manera; mientras, los expertos critican la falta de una metodología apropiada. En el modelo más extendido, los niños aprenden la flora y la fauna ibérica en el idioma extranjero, tararean la letra de algunas canciones y piden a sus profesores más dibujos en V.O. Además, los niños incorporan a sus preocupaciones académicas una última prueba: la evaluación externa que certifique su nivel de competencia lingüística, en manos de instituciones británicas.

Muchos padres, por la parte que les corresponde, intentan buscar los libros de texto en la versión castellana para enterarse de por dónde van sus hijos. Les surgen dudas sobre cómo pueden apoyar el aprendizaje de las materias impartidas en inglés en clase y si conviene o no reforzar el inglés fuera del aula. Algunos llegan a creer que su hijo se volverá bilingüe por ciencia infusa y confían en que no haya que pagarle nunca una academia; mientras que otros temen que jamás llegue a dominar con la misma soltura la lengua de Cervantes. En general, se percibe mucha incertidumbre entre los padres.

Lo que todos deberían saber es que no es lo mismo ir al Colegio Británico, donde los niños están inmersos en la lengua y cultura extranjera, desarrollando habilidades bilingües a los 5 años; que a un colegio público, donde se aumenta el número de horas de inglés y se imparten otras dos o tres materias en la lengua extranjera (aunque recurriendo en ocasiones al español, como reconocen muchos profesores). El ritmo de aprendizaje y el dominio de la lengua son diferentes en los dos modelos, aunque es más habitual encontrarse a padres perdidos en el segundo, dada la rapidez con la que se está extendiendo entre una amplia población escolar que lo acoge.

Ana Halbach y Marlen Wechem, investigadoras de la Universidad de Alcalá, acaban de publicar una guía de orientación imprescindible para padres con hijos en colegios bilingües y que, además, cuenta con el sello de calidad del British Council. En su manual, titulado Don’t worry, mum and dad… I will speak English!, las autoras aportan también su experiencia personal como profesoras bilingües.

Su primera misión ha sido aclarar qué significa ser bilingüe y acabar con el mito de que es una categoría estática: “El nivel de inglés va evolucionando a lo largo del tiempo. A lo mejor ahora eres bilingüe y dentro de 10 años ya no lo eres”, afirma Ana Halbach. “Un bilingüe no debe ser alguien que hable dos idiomas al mismo nivel porque eso prácticamente no existe”, explica.

“Depende del contexto, de la frecuencia…”, añade Marlen van Wechem, que trabaja como profesora de inglés. “Es muy difícil que una persona utilice las dos lenguas en los mismos contextos y con la misma frecuencia. Un niño puede tener mayor fluidez en un contexto que en otro”, concluye.

Les preguntamos a las expertas por una de las preocupaciones más extendidas entre los padres: el miedo a que sus hijos no aprendan los conceptos básicos de una materia en la lengua materna (por ejemplo, las partes de una flor). Esta preocupación se da sobre todo en Primaria, reconoce la profesora Halbach, pero le resta importancia a la cuestión debido a que “precisamente en Primaria, la mayoría de los conceptos que se aprenden en Ciencias se manejan también en la vida cotidiana y en la lengua materna. Lo único que tiene que hacer el niño es cambiar la etiqueta”.

“Los padres pueden contribuir en casa a que el niño aprenda a transferir los conceptos de una lengua a la otra.”, apunta Van Wechen. Las conversaciones diarias con los padres no debe convertirse en una prolongación del horario escolar sino que, como afirma la investigadora, “la transferencia de conceptos hay que hacerla cada día con naturalidad”.

Uno de los requisitos para que el programa bilingüe esté bien gestionado, de acuerdo con la metodología AICLE (Aprendizaje Integrado de Contenidos y Lengua Extranjera), es que el equipo de profesores haya unificado y coordinado el temario de las diferentes asignaturas del curso. “Por ejemplo, si sabemos que en Sciences el profesor está dando las partes de la flor, en clase de Lengua castellana podemos mandarles leer un texto relacionado con las flores para que asimilen el mismo vocabulario en castellano”, señala Halbach.

El nivel de adquisición de competencias de lengua extranjera del niño no sólo depende de las características del programa del centro ni de la voluntad del niño sino también de una actitud positiva de los padres respecto al bilingüismo, a pesar de que ellos no sean angloparlantes. Pero, según Halbach, para dominar una segunda lengua lo más importante es que los padres contribuyan a afianzar el conocimiento y manejo de la lengua materna.

“Los padres piensan que con ingresar a sus hijos en un bilingüe han hecho todo lo que estaba en sus manos. Sin embargo, es conveniente que hagan esfuerzos para que su hijo alcance el adecuado dominio coloquial de la lengua materna. Cualquier profesor habrá comprobado que los alumnos que son buenos en inglés son igual de buenos en Lengua castellana. Pero no todos los alumnos brillantes en Lengua suelen serlo en inglés”, afirma la investigadora. “Si un niño entra en un proyecto bilingüe con una base sólida de su lengua materna, tendrá más facilidad para adquirir el vocabulario y expresarse en el idioma”, reconoce.

Algunos padres, sobre todo los que no son angloparlantes, sienten inseguridad cuando tienen que echar un cable a su hijo con las materias impartidas en inglés. “Siempre es bueno tener un diccionario a mano”, señala Van Wechen. “Los padres que quieran ayudar al niño con una asignatura deben echar un vistazo al tema antes de ponerte con él y buscar en el diccionario las palabras que no entiendan. Si las consultas son demasiado frecuentes, lo mejor será que adquieran la edición bilingüe del libro de texto”.

Numerosos estudios e investigaciones reconocen los beneficios cognitivos de hablar dos idiomas con facilidad. “Un niño que ha crecido con dos idiomas va estructurando su lenguaje y poniéndole nombre a los objetos. El niño adquiere una capacidad para pensar que algo puede denominarse de una manera o de otra, que no existe un único término para llamar a las cosas. Y eso le proporciona cierta ventaja para manipular el lenguaje”, explica.

“Un fenómeno que se observa en los estudios, al que le dedico algunos párrafos en la guía”, subraya, “es que los bilingües son más conscientes de las necesidades de la conversación. Cuando el niño bilingüe tiene que explicar cómo es un objeto a alguien con los ojos vendados, suele tener una mayor capacidad para meterse en la piel del interlocutor y, en consecuencia, para describir con mayor precisión sus impresiones. Le resulta más fácil enfocarse en la mirada del otro”, concluye.

Una de las preocupaciones de los padres monolingües con hijos que reciben formación bilingüe es que acaben confundiendo términos de los dos idiomas. Las investigadoras señalan que la mezcla de idiomas constituye una etapa normal en el desarrollo del niño bilingüe. “Debe inculcarse en los niños la idea de que el error es una experiencia que se afronta con el sentimiento positivo de mejorar y superarse”, responde. No obstante, hay niños que no los mezclan nunca.

“Además, nada más entrar en un entorno bilingüe, el niño atraviesa un periodo silencioso”, advierte Halbach. “Luego empieza a usar las frases hechas que oye, como sucede en el aprendizaje de la lengua materna. Más adelante, empezará a construir sus propias frases, no hay motivo para presionarles”, concluye.

Finalmente, llegará el ansiado día en que le oiremos hablar inglés mientras juega solo en su habitación, o le saldrá un comentario espontáneo. Entonces, aseguran las expertas, sabremos que el niño ha interiorizado el idioma.

8 CLAVES PARA PADRES

1. Hay que tener en cuenta que los niños bilingües no son dos monolingües en uno. El dominio de la lengua extranjera depende del contexto en el que lo use y varía a lo largo del tiempo.

2. El niño bilingüe posee más facilidad para adoptar diferentes puntos de vista y es más creativo.

3. El visionado de películas, la escucha de canciones o la conversación de la familia en inglés contribuyen a una buena predisposición del niño hacia el idioma.

4. Pero la aportación más destacable que los padres pueden para el aprendizaje bilingüe del niño es el fomento del dominio de su propia lengua materna. La mayoría de los alumnos que destacan en la asignatura de Inglés lo hacen también en Lengua castellana.

5. Para apoyarle en los deberes o acompañarle en su aprendizaje de las materias impartidas en inglés, podemos servirnos de un diccionario y/o del libro de texto en su versión castellana (o la lengua propia). Que no perciban que no les podemos ayudar con algunas materias por nuestro desconocimiento del inglés.

6. No le obligues a hablar inglés en casa. Pacta con él un momento del día o situación concreta: el baño, el parque, la cena… (cualquiera es bueno). En caso de que no acepte que le hables en inglés, no lo hagas. “El lenguaje está asociado a los afectos y emociones. Cuando uno está habituado a relacionarse con alguien en un idioma, es muy difícil que cambie”, advierte Ana Halbach.

7. Si confunde palabras en su lengua materna, repetiremos con naturalidad la frase de forma correcta. No debemos hacer hincapié en sus errores.

8. Por último, Ana Halbach afirma que las madres que quieran comunicarse en inglés con su hijo recién nacido deben asegurarse de saber cómo transmitirle en la lengua cariño y protección. Las madres deben valorar qué es más importante: ¿qué su hijo sepa inglés o que establezca un fuerte vínculo emocional?

FICHA TÉCNICA

Marlen van Wechem es Licenciada en Filología inglesa. Después de trabajar en varias academias, se dedica desde 1999 a la enseñanza del inglés a niños y adolescentes como profesora autónoma en su propio centro en Guadalajara. La guía es fruto de su proyecto de investigación para el Trabajo Fin de Máster del Máster Universitario en Enseñanza del Inglés de la Universidad de Alcalá. En su elaboración, Marlen ha tomado en cuenta tanto criterios académicos como su experiencia como madre de hijas bilingües.

Ana Halbach, Doctora en Filología Inglesa, es profesora titular del Departamento de Filología Moderna de la Universidad de Alcalá. Su interés por el bilingüismo nace de su experiencia de primera mano como hablante nativa de alemán y español, alumna de un centro extranjero en España, y ahora madre de cuatro hijos, bilingües también. Esta experiencia personal, junto con su formación académica en el campo de la filología inglesa, la ha llevado a centrar su investigación en la enseñanza bilingüe y en la formación del profesorado. Además, dirige el Máster Universitario en Enseñanza del Inglés de la Universidad de Alcalá y colabora en cursos de formación de profesorado.


 

La guía para padres Don’t worry, mum and dad… I will speak English! está disponible de forma gratuita en la web del British Council:

Artículo padres y colegios

Comparte:

También te podría gustar...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.