Según los Decanos de Educación: «Las oposiciones no sirven para seleccionar a los mejores maestros»

Abogan por una profunda reforma en el acceso, la formación inicial y la carrera de los docentes, una profesión para la que «no todo el mundo vale».

Carmen Fernández Morante.
Presidenta de la Conferencia de Decanos de Educación. Facultad de Ciencias de la Educación Universidad de Santiago de Compostela

conferencia-decanos-educacionSegún la presidentea de los decanos españoles de Educación las oposiciones no sirven para seleccionar a los mejores maestros y profesores y aboga por una profunda reforma en el acceso, la formación inicial y la carrera de los docentes, una profesión para la que «no todo el mundo vale».

Carmen Fernández explica que la Conferencia de Decanos de Educación se está reuniendo cada quince días con el Ministerio de Educación para definir el nuevo perfil y trayectoria del docente. La Ley Celaá (Lomloe) prevé que en el plazo de un año desde su entrada en vigor, el Gobierno presente una propuesta sobre el desarrollo de esta profesión, por tanto en enero de 2022.

La Conferencia de Decanos lleva más de cuatro años trabajando en un documento, junto a comunidades autónomas, asociaciones profesionales, partidos y el propio ministerio, en donde plantea un MIR educativo, una prueba de acceso específica a las facultades de Educación y regular el número de plazas, entre otras cuestiones. En cuanto al acceso a la profesión, Fernández, decana de la Facultad de Educación de la Universidad de Santiago de Compostela, apunta a que el número de plazas que se ofertan en España es «desmesurado».

Cada año egresan en torno a 23.000 profesores de Secundaria cuando las ofertas públicas de empleo, «en los mejores años», no han superado las 14.000 (de Infantil a Bachillerato), mientras que en Magisterio se licencian unos 40.000 jóvenes (entre Infantil y Primaria). Esto ocurre en una situación en la que se registra una caída de la natalidad en España y en la que no hay tanto empleo pero, advierte, «no podemos cometer el error de Medicina donde la oferta se regula tan estrictamente que está dando lugar a que no haya profesionales en algunas especialidades».

En el ámbito educativo, «tiene que haber un compromiso serio de todas las administraciones de alinear la oferta y la demanda, evitando la mercantilización: no puede ser que la pública lo asuma de forma sensata y luego esto revierta en un vaso comunicante que llene la privada». En segundo lugar, Fernández llama la atención respecto a que «no todo el mundo vale» para esta profesión por lo que hay que «afinar un poco» los candidatos que llegan a las facultades de Educación y elegir a los «más idóneos», que no necesariamente coinciden con los que tienen un expediente académico más brillante.

«No se trata de un planteamiento elitista sino que, además del expediente, hay que valorar otros elementos que tienen que ver, por ejemplo, con las razones de elección del grado y habilidades transversales básicas para un maestro (comunicativas, liderazgo, creatividad…). «Aún no hemos llegado a un consenso porque esto hay que definirlo con claridad, pero podrían ser pruebas que harían las facultades».

La Conferencia de Decanos coincide en que el sistema de oposición actual no sirve para elegir a los mejores, porque es «un ejercicio declarativo, memorístico, y ya ni quiero hablar de los temarios, que ni siquiera están actualizados a normativas posteriores». Tienen un enfoque de evaluación en el que «no estoy comprobando lo que tú sabes hacer como maestro sino lo que tú dices que sabes hacer. Y evaluar competencias no se puede hacer ni en dos días ni en dos meses sino que se requiere un tiempo de ejercicio monitorizado y supervisando y ahí es donde entra lo que algunos llaman MIR». La idea es cuidar el primer año de ejercicio profesional para evaluar al estudiante, «ayudarle a consolidar las competencias que ha iniciado en la facultad y emitir un juicio».

Fernández apunta, por otro lado, que los títulos de educación (de Infantil, Primaria y el máster de Secundaria) conducen a profesiones reguladas, es decir, los planes de estudio los aprueba el ministerio y no se pueden modificar. «En estos últimos doce años no hemos podido tocarlos (los bloques de contenidos). Los cambios aquí los tiene que hacer el ministerio, mientras que en otros grados lo hace la propia universidad. Pero en 12 años mira las necesidades de formación que pueden no haber sido pensadas, por ejemplo las competencias transversales o la educación afectivo sexual».

La carrera profesional es «absolutamente plana»

La presidenta de los decanos de Educación aboga también por reformar la carrera docente, que «es absolutamente plana, tú entras y olvídate, no hay posibilidad de aprendizaje ni motivación ni siquiera de promoción». Aunque España tiene «buenos y experimentados» profesionales, el sistema «sufre mucho con las condiciones de cambios normativos y de ratios altas -que en algunas aulas no es necesario, pero en otras sí-. Y también es necesario facilitar la codocencia (trabajo colaborativo)», añade la especialista en tecnología educativa.

Por último, opina que no se está reconociendo la suficiente dimensión formativa al «practicum», una materia «muy seria, porque es el primer contacto que los alumnos tienen con el contexto laboral».

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