La mitad del alumnado de primaria accede al comedor escolar, pero 1,3 millones de niños y niñas en pobreza siguen sin beca

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Con el arranque del nuevo curso, los datos sobre el acceso al comedor escolar en España vuelven a poner de relieve una brecha estructural que condiciona el derecho a la educación y a la alimentación de la infancia. El informe Vuelta al cole, ¿vuelta al comedor? elaborado por Educo muestra avances en cobertura, inversión y becas, pero también carencias profundas que afectan de forma desigual a los más de seis millones de estudiantes del sistema educativo.

En total, 2,5 millones de niños, niñas y adolescentes comen a diario en los centros escolares, lo que supone un 48,9 % del alumnado de primaria en centros públicos y un 51,4 % en concertados y privados.

En infantil, las cifras son más elevadas: el 71,2 % de quienes tienen entre 0 y 3 años y el 54,2 % del segundo ciclo (3-6 años) se quedan al comedor. Sin embargo, al llegar a secundaria la cobertura se desploma: solo un 2,9 % del alumnado de ESO en centros públicos accede al servicio, frente al 27,2 % en la privada y concertada. La adolescencia aparece así como la gran olvidada.

Conclusiones informe Educo

El coste del comedor escolar

  • El número de familias que tienen dificultades para llegar a fin de mes ha aumentado el el último año hasta llegar al 54 % de los hogares con hijos e hijas.
  • El precio del comedor escolar es la principal dificultad en la vuelta al colegio. Este supone al menos la sexta parte (16 %) de los ingresos de las familias en situación de pobreza severa con dos hijos o hijas. Nos referimos a más de 600.000 familias con hijos o hijas en edad escolar.
  • Para las más de 1.600.000 familias en riesgo de exclusión y pobreza, el coste del comedor escolar puede
    suponer entre un 8 % y un 16 % de sus ingresos.

Asistencia y cobertura

  • Actualmente, el 47,4 % del alumnado de educación primaria acude al comedor escolar a diario. Si  fuera gratuito esta cifra ascendería hasta el 77,38 % a nivel estatal. En la etapa de ESO la asistencia baja drásticamente, hasta apenas un 3 %, debido principalmente a la escasísima cobertura del servicio de comedor en los institutos públicos de España. Tan solo el 17 % de los centros públicos de ESO ofrecen algún tipo de servicio de comedor escolar.

Ayudas y becas para el comedor escolar

  • De quienes declararon que el precio del comedor representa un esfuerzo económico importante y que solicitaron una beca, solo el 36,3 % la ha recibido.
  • Las becas y ayudas no están llegando a familias que viven en situación de precariedad y cuyos ingresos oscilan en torno a la línea de pobreza. Tan solo el 13,14 % de los niños y niñas que cursan educación obligatoria las reciben.

El impacto relacional de la pobreza en las mochilas escolares

  • Más de 2,7 millones de niños y niñas en riesgo de pobreza y exclusión social comienzan el curso en desventaja, con una mochila cargada por un verano en el olvido, menos oportunidades en el presente y bajas expectativas de futuro como efectos de la pobreza.
  • La pobreza tiene efectos a nivel material, y también a nivel relacional y social. Las familias se enfrentan a dificultades para costear el inicio de curso, el comedor escolar o la alimentación. Pero, además, esta pobreza impacta negativamente en niños y niñas en su dimensión relacional: en la relación consigo mismos, con sus pares y con su entorno, y puede manifestarse en sentimientos como rabia, vergüenza, culpa, humillación o baja autoestima.

 Cinco recomendaciones

1.- El comedor escolar debe ser universal y gratuito.

  • La falta de plazas y comedores escolares abre una brecha en el acceso y disfrute de este espacio educativo. Esta brecha debe ser atendida de forma urgente. Debemos avanzar hacia un sistema universal y gratuito en que cada niño, niña o adolescente tenga oportunidades para su bienestar y desarrollo independientemente de la situación familiar y las capacidades de su hogar. El comedor escolar es parte de la jornada educativa y, por consecuente, para Educo, es parte también del derecho a la educación.

2. Es necesario aumentar la inversión en becas y ayudas al comedor, así como su cobertura, intensidad y ofertas de plazas para garantizar el acceso a todos los niños, niñas y adolescentes en riesgo de pobreza y exclusión social.

  • Entendemos que este es el camino a seguir hasta llegar a la gratuidad y universalidad del comedor escolar. Por ello pedimos que los Presupuestos Generales del Estado para 2025 incluyan de manera urgente una nueva línea de transferencia a las comunidades autónomas para ayudas de comedor de 468 millones de euros que,  ofinanciadas por las comunidades autónomas, garanticen el acceso a comedor escolar gratuito a todos los niños y las niñas bajo el umbral de la pobreza, acordando este
    umbral estatal como la mínima renta para acceder a estas ayudas.

3.- Para que esta inversión sea realmente efectiva deben revisarse las características de los sistemas a través de los cuales se otorgan estas ayudas y así asegurar la equidad educativa y que toda la infancia en situación de riesgo de pobreza tenga acceso gratuito al comedor escolar. De forma más concreta, pedimos:

  • Que las ayudas sean un derecho garantizado para todos los niños y niñas, independientemente del nivel educativo y tipo de centro.
  • Que se asegure la gratuidad del comedor para la población infantil y adolescente en riesgo de pobreza y exclusión social a través de becas al 100 %.
  • Que los sistemas de becas y ayudas contemplen acompañamiento, seguimiento y apoyo a las familias que están saliendo de la pobreza pero siguen en situaciones precarias.
  • Que los sistemas de becas y ayudas tengan en cuenta toda la diversidad de familias y hogares.
  • Que consideren aquellos hogares que enfrentan situaciones de enfermedad, dependencia y discapacidad en alguno de sus miembros.
  • Que las becas y ayudas sean otorgadas con sistemas simples, a partir de los requisitos mínimos y que sean transparentes, fáciles de comprender, de tramitar y de ser renovadas anualmente.
  • Que las becas y ayudas se concedan con base a calendarios de solicitud, concesión y pago adecuados.

4. Deben establecerse líneas de acción para que los centros de educación secundaria obligatoria ofrezcan servicio de comedor o alternativas que garanticen una comida
saludable al día, y que se priorice el acceso al alumnado en riesgo de pobreza y exclusión social.

5. Como medida efectiva para reducir la pobreza infantil, pedimos el aumento de la ayuda por menor a cargo hasta alcanzar los 2.600 euros anuales para las familias con rentas más bajas, como primer paso en el avance paulatino hasta conseguir la universalidad de la ayuda.

 

1,3 millones de menores en situación vulnerable no cuentan con apoyo público para garantizar al menos una comida completa al día

Desigualdades y becas

Aunque el promedio estatal indica un crecimiento sostenido en la asistencia, los datos esconden grandes disparidades territoriales, según puede verse en el informe. Comunidades como País Vasco o Galicia muestran tasas de becas más elevadas, mientras que Murcia, Ceuta y Melilla presentan los niveles más bajos de cobertura para la infancia en riesgo de pobreza. Además, el 15 % de los colegios públicos de primaria y el 82 % de los institutos carecen de comedor escolar, lo que limita de raíz la posibilidad de acceder a este derecho. Incluso allí donde existe comedor, surgen otras barreras: falta de plazas —la mayoría de centros solo podría atender al 60 % de su alumnado—, problemas de ruido y accesibilidad, y la ausencia de cocina propia en numerosos colegios, lo que obliga a recurrir a catering o alimentos precocinados.

La asistencia al comedor, además, depende en gran medida de las becas. En el curso 2023-2024 la inversión alcanzó los 642 millones de euros, casi 110 más que el curso anterior, con un total de 982.000 alumnos y alumnas beneficiarios.

Esto supone que el 15,1 % del alumnado recibió algún tipo de ayuda, frente al 13,7 % del curso previo. Sin embargo, la comparación con la tasa de pobreza infantil es alarmante: el 34,6 % de niños y niñas en España está en riesgo de pobreza o exclusión social, pero solo 4 de cada 10 de ellos accede a una beca.

En términos absolutos, 1,3 millones de menores en situación vulnerable no cuentan con apoyo público para garantizar al menos una comida completa al día.

Otro problema es la parcialidad de las ayudas: la media cubre el 68 % del coste del servicio, lo que obliga a muchas familias a pagar la diferencia. En contextos de precariedad, esto se traduce en una asistencia fragmentada: algunos niños solo se quedan ciertos días, poniendo en riesgo tanto la alimentación equilibrada como los beneficios sociales y educativos del espacio mediodía.

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Educo insiste en que el comedor escolar universal y gratuito no solo es posible, sino exigible como derecho

 

El coste de un comedor universal y gratuito

Educo defiende que el comedor escolar debe considerarse parte del derecho a la educación. El informe calcula que extenderlo de forma gratuita a toda la población escolar costaría 6.196 millones de euros por curso, equivalente al 0,39 % del PIB español. Pese a parecer una cifra alta, incluirla en los presupuestos públicos elevaría el gasto en educación del 4,2 % actual al 4,6 % del PIB, todavía por debajo de la media europea (4,7 %) y lejos de países referentes como Suecia (7,2 %) o Finlandia (6,3 %), ambos con comedor universal ya implantado. Se trataría de una inversión estructural en equidad y en salud, que además reforzaría las políticas de infancia y conciliación familiar.

El informe incorpora testimonios directos de adolescentes que muestran con crudeza la realidad de muchas familias. Una chica de 14 años en Madrid explica: “Suelen ser caros y hay familias que no se lo pueden permitir; si no, irían más compañeros”.

Un adolescente en Baleares añade: Cuando le cuento a mi madre que ponen poca comida, me dice que un niño no come tanto como un adulto, por eso no debería ser tan caro. Así podrían quedarse más niños, ya que en sus casas no comen por falta de dinero”. Estos testimonios son clave para comprender el impacto humano de las cifras.

Otro aspecto menos visible es el efecto del ruido y la falta de acondicionamiento de muchos comedores. Las comunidades educativas reclaman mejoras en la insonorización y en la climatización, así como cocinas propias que permitan alimentos frescos y de proximidad. Estas cuestiones de calidad, aunque menos llamativas que las cifras de cobertura, influyen directamente en la experiencia educativa y en el bienestar infantil.

El informe concluye con una idea clara: el comedor escolar no es un servicio accesorio, sino parte de la educación integral. Su impacto en el rendimiento académico, la salud nutricional, la igualdad de oportunidades y la conciliación laboral lo convierten en una herramienta de política pública de primer orden. Frente a la actual brecha —casi la mitad de la infancia en riesgo de pobreza sin beca y un 82 % de institutos sin comedor—, Educo insiste en que el comedor escolar universal y gratuito no solo es posible, sino exigible como derecho.

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