Ahora solo preguntas ¿Se abrirán las aulas en las fechas inicialmente previstas?

«Estamos en septiembre. Comienzo de curso. Más incierto que nunca. ¿Qué pasará en los próximos meses? Los esquemas de años anteriores no sirven. Ahora, solo preguntas»

¿Se abrirán las aulas en las fechas inicialmente previstas? ¿En todas las comunidades autónomas? ¿En todos los centros de cada territorio autonómico? ¿En todos los niveles educativos? ¿Aunque las autoridades sanitarias correspondientes mantengan que en una determinada zona hay peligro de transmisión masiva del virus? ¿Tomará la decisión administración educativa con el respaldo explícito de la sanitaria?

¿Qué se está haciendo en los centros antes de la fecha marcada para el inicio de las clases? ¿Se han preparado los protocolos de actuación durante el verano? ¿Con la participación de los representantes de los diferentes sectores de la comunidad educativa? ¿Con la de los docentes, de las familias, de los alumnos, del personal no docente? ¿Con todos juntos o por separado? ¿También se ha contado con las entidades locales, a las que por ley les corresponde la conservación, el mantenimiento y vigilancia de los edificios destinados a centros públicos de infantil, primaria y educación especial?

¿Se mantendrán los acuerdos tomados en la Conferencia Sectorial de Educación de finales de agosto? ¿Mascarillas desde los seis años? ¿Distancias entre personas con aulas de reducidas dimensiones? ¿Bajará el número máximo de alumnos por aula? ¿Dónde? ¿En qué territorios? ¿En todos los niveles? ¿Solo en los centros públicos? ¿También en los concertados? ¿Y en los totalmente privados? ¿Se cumplirán las promesas de aumento de cupo de profesorado que han hecho algunos gobiernos autonómicos o todo se reducirá a sustituciones de jubilaciones y bajas por enfermedad y poco más? ¿Se ofrecerá formación sobre salud a todo el personal de los centros, alumnos incluidos? ¿Se ventilarán las aulas suficientemente? ¿Contarán con recursos los municipios para atender sus cometidos sobre limpieza en los centros? ¿Y en los pueblos? ¿Los 2.000 millones del fondo covid (cuando lleguen) se destinarán íntegramente a educación o algún ejecutivo autonómico hará trampas desviando parte a otros menesteres? ¿Se pondrán medios para reducir la brecha digital, escolar y social, abierta (todavía más) este año con la enseñanza a distancia?

¿En qué quedarán los planes de contingencia elaborados por los centros? ¿Cómo se planteará el servicio de comedor escolar? ¿Comer en las aulas los más pequeños? ¿Cocina propia en el centro o por servicio de suministro exterior? ¿Cuánto puede cambiar el transporte escolar? ¿Menos viajeros en el bus escolar? ¿Más autobuses en el medio rural? ¿Más niñas y niños andando al cole en las ciudades? ¿Preferirán ahora las familias un centro próximo a su domicilio o seguirán trasladando a sus hijos diariamente a otro alejado, aunque tengan que ir en transporte colectivo? ¿Se mantendrá la oferta de actividades extraescolares? ¿En el mismo centro o en instalaciones especializadas, aunque encarezcan su coste? ¿Cómo organizarse la conciliación familiar y escolar en un escenario tan cambiante a lo largo de este curso?

¿Cómo abordar este septiembre la programación general anual? ¿Qué objetivos hay que plantearse ante un horizonte tan incierto? ¿Se tomará como referencia la memoria anual de final del curso pasado? ¿Pudo realizarse ese documento institucional? ¿Horarios fijos o movibles en función de la evolución de la pandemia? ¿Para los docentes y para los alumnos? ¿Se contará con las familias si es preciso cambiar una ves comenzado el cuso? ¿Con las asociaciones de madres y padres? ¿En el consejo escolar del centro?

¿Se realizará una verdadera evaluación inicial, en este momento más necesaria que nunca? ¿En todos los grupos y en todas las asignaturas? ¿Se revisará el currículo escolar oficial? ¿Permitirá la inspección educativa que se realicen cambios significativos? ¿Se ajustarán las programaciones didácticas a los resultados de esa primera evaluación? ¿Cada profesor por su cuenta o como equipo docente de ciclo o materia? ¿Se establecerán planes específicos para los alumnos con mayores necesidades educativas? ¿Se renovarán las metodologías didácticas? ¿Se seguirá el índice, lección tras lección, del libro de texto o se reestructurarán los contenidos? ¿Se potenciará el estudio del entorno con salidas y visitas escolares? ¿Se utilizarán espacios alternativos ofrecidos por ayuntamientos y entidades públicas o privadas sin ánimo de lucro?

¿Pasarán varios profesores especialistas por un mismo grupo de convivencia estable en Primaria? ¿Se rompe así el concepto de «grupo burbuja»? ¿Se autorizarán grupos con alumnos de varios niveles para algunas asignaturas optativas, como la Religión por ejemplo? ¿Los maestros generalistas (tutores) impartirán también la Educación Física y la Música? ¿Y el Inglés? ¿Cuántos profesores de materia darán clase a cada grupo de Secundaria? ¿Un profesor deberá pasar por cinco o seis grupos impartiendo su asignatura como se venía haciendo hasta ahora? ¿Cómo se organizarán los apoyos y refuerzos educativos? ¿Dentro o fuera del aula de referencia? ¿Y todo lo que hemos aprendido sobre integración, escuela inclusiva y demás? ¿Dónde queda aquello de la «co-docencia» (dos profesores a la vez en una misma aula) que comenzaba a ponerse de moda?

Todo preguntas. Podríamos hacernos muchas más. Sobre planificación educativa. Sobre gestión en los centros. Sobre programación didáctica. Sobre la vida cotidiana en las aulas y fuera de las aulas. Ahora hay que darles repuestas, valientes y satisfactorias al mismo tiempo. Y eso solo es posible si se abordan decididamente entre todos. Entre las administraciones (todas) y la comunidad escolar (toda), sin excluir a nadie. Comienza un curso incierto. Pero con la esperanza de sacarlo adelante. Veremos.

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