La educación, clave en la prevención de la exclusión social
Cinco millones de personas sufren exclusión social extrema en España (Documento completo del polémico Informe de Cáritas).
La educación, clave en la prevención de la exclusión socia
El acceso a un nivel educativo alto es una buena medida preventiva de la exclusión. Las diferencias más destacadas entre unos tipos de hogares y otros se dan justo según el nivel de estudios del sustentador principal (cuatro veces más proporción de excluidos en las personas analfabetas que en las universitarias). Todos los grupos que no consiguen un nivel educativo superior a la secundaria obligatoria tienen tasas de exclusión significativamente superiores a la media y suponen 2/3 del espacio social de la exclusión.
Parece que el discurso que viene desacreditando el valor de la educación en nuestra sociedad y habla de sobre-formación de las personas (como si les sobrase una parte de la educación recibida) no se corresponde con ninguna evidencia empírica desde la perspectiva de la exclusión social. Los hogares encabezados por una persona con estudios universitarios suponen tan solo el 7% del total de los afectados por la exclusión social. La incidencia en estos hogares se reduce a la mitad respecto del conjunto…
…. La falta de un nivel educativo post-obligatorio se convierte cada vez más en un hándicap para una participación plena en nuestra sociedad, y esto se ha intensificado con la crisis. La idea de que el paro afecta a todos y que estudiar no garantiza a nadie un puesto de trabajo parece ser una verdad a medias (que a veces es la peor mentira).
Más bien al contrario, los procesos de exclusión social se han extendido con la crisis preferentemente entre los que no alcanzaban ese nivel post-obligatorio de formación reglada…
… Otra llamada de atención importante requiere el empeoramiento del contexto social y familiar en el que viven los estudiantes en nuestro país, una vez superada la edad de escolarización obligatoria…
En el caso de la educación, sigue destacando como uno de los rasgos más preocupantes de la crisis la reducción en los niveles de gasto.
Según las cifras estimadas a partir de los presupuestos para 2013, desde el inicio de la crisis el gasto público en educación ha disminuido en términos reales un 10%, mientras que el número de estudiantes ha seguido aumentando.
Este aumento se debe, entre otros factores, a las propias consecuencias socioeconómicas de la crisis, frenándose la tendencia al alza de la incidencia del fracaso escolar, al retener el sistema un mayor número de estudiantes ante la falta de expectativas laborales. Los porcentajes, sin embargo, de abandono escolar siguen siendo muy altos, ya que uno de cada cuatro jóvenes decide no proseguir los estudios al finalizar la etapa de escolarización obligatoria.
… la evolución de la sociedad española a partir de los indicadores sociales básicos arroja un retrato preocupante. Mientras que las necesidades han aumentado alcanzando sus niveles máximos desde hace varias décadas, el acceso a los derechos y los recursos públicos no han dejado de reducirse. Las rentas han caído en términos reales a niveles no solo anteriores a la crisis, sino a los que había en el año 2000. Las diferencias de ingresos entre los hogares han aumentado hasta alcanzar niveles alarmantes, que convierten a España en uno de los países más desiguales de la Unión Europea.
La pobreza se ha hecho más extensa, intensa y crónica, y el desempleo ha llegado al nivel más alto de al menos las últimas cinco décadas. Mientras tanto, los mecanismos de solidaridad colectiva se han debilitado. El deterioro de la realidad social es tan grande que no cabe esperar de una hipotética recuperación de la economía española una drástica inversión de este retrato. La crisis ha producido una enorme fragmentación en una sociedad que ya era especialmente vulnerable antes del cambio de ciclo y que necesitará no solo profundas mejoras económicas para reducir fracturas sociales tan grandes, sino también un completo replanteamiento de la protección de los ciudadanos más débiles.
El desempleo expande la exclusión social, pero la ocupación precaria también hace que aumente
Cinco millones de personas sufren exclusión social extrema en España
El dato, que casi duplica el de hace seis años, lo ha ofrecido Cáritas en su Informe, que también ha reclamado la puesta en marcha de un sistema de ingresos mínimos para los hogares (al menos 500.000) que no cuentan con ningún tipo de renta.
La Fundación Foessa, impulsada por Cáritas, ha presentado el estudio Analisis y Perspectivas 2014. El trabajo revela que 11,7 millones de personas están afectadas en España por distintos procesos de exclusión social, un 60% más que en 2007.
Esta situación de marginación se puede dar en distintos grados. El más extremo es aquel en el que confluyen distintos factores que tienen que ver tanto con la pobreza económica, como con los de falta de acceso a derechos sociales (educativos, laborales, de vivienda o sanitarios) y con una situación de debilidad en las relaciones sociales (malos tratos, aislamiento).
Cuando estas circunstancias se suman, se considera que alguien sufre de exclusión severa. En esta situación se encuentran 1,5 millones de hogares, según los cálculos del estudio, lo que equivale a cinco millones de personas. Es una cantidad de afectados un 86% superior que la registrada en el año 2007, fecha que se puede considerar como el preludio de la crisis.
El documento revela que los ámbitos del empleo, la vivienda y la salud son los que más han contribuido al aumento de la exclusión. Los autores han puesto el acento en las incidencias relacionadas con los problemas de salud, que se han duplicado hasta el extremo de que en «un notable número de hogares» se ha dejado de comprar medicamentos o de seguir tratamientos médicos.
La situación ha llegado a tal punto que “el núcleo de población que no tiene ningún problema de exclusión es ya una estricta minoría”, relata Guillermo Fernández, uno de los responsables del informe.
Hogares sin medios
El estudio destaca que el porcentaje de hogares sin ingresos, según la Encuesta de Población Activa, ha crecido del 2% al 4% en el último trimestre de 2013, por lo que el número de hogares en esa situación ha pasado desde unos 300.000 a mediados de 2007 a casi 700.000 a finales de 2013.
“En el mejor de los casos, teniendo en cuenta que hay 200.000 familias acogidas a un programa de renta mínima, habría 500.000 hogares sin ningún tipo de medios”, apunta Francisco Lorenzo, coordinador del equipo de estudios de Cáritas y de Foessa. Por ello, reclamó la puesta en marcha de algún tipo de cobertura que permita asistir a estas personas.
«Llevamos tiempo tratando de que se habilite un sistema de garantías mínimas, hay 500.000 hogares sin ingresos. Acabar con esa situación cuesta 2.600 millones de euros, es un precio claramente inferior a lo que se está hablando que costaría el rescate de las autopistas y hablaríamos de acabar con la pobreza severa, un objetivo claramente es asumible», ha asegurado Lorenzo.
El informe considera que es el momento de acordar “un pacto contra la pobreza” en España. “Los objetivos macroeconómicos deben ser secundarios frente al rescate de las personas”, concluye.