Enseñanza, pandemia y dinero. Dejar tirados a los equipos directivos.

  • Dice el autor, yo soy del ramo (en Andalucía), y añadimos… nos vale la lista para Castilla y León: problema de las “ratios” y las posibilidades de contagio, medios técnicos, formación, habilitación profesorado, en señanza virtual, plataforma unificada, riesgos laborales; contenidos mínimos, aulas auxiliares, propuestas nuevas en evaluación, simplificación de la burocracia, acumulaciones horarias y curriculares, protocolos sanitarios
  • Pasar la responsabilidad a los equipos directivos directivas es no sólo darle la famosa autonomía para actuar en positivo… sino también hacerles responsables de reclamaciones y denuncias: contagios, suspensos, formación, medios técnicos…

¿Han afrontado las Administraciones educativas sus responsabilidades durante esta crisis? ¿Están tomando medidas para el futuro?

Las dos preguntas las respondemos con un contundente NO, una vez más nos encontramos con la clara delación de funciones de Ministra y Consejera, que lejos de tomar decisiones descargan la responsabilidad en el que tienen debajo.

La educación es el futuro y sin inversión no hay educación de calidad. Volver en las mismas condiciones de antes no es una nueva normalidad, mantener ratios y plantillas es poner el cartel de «SE CIERRA» en las puertas de los centros.

La Ministra y el Consejero andaluz del ramo educativo (leáse aquí Consejera de CyL) , que tanto montan y montan tanto, son ya verdaderos sobrevivientes evolucionados en la selva legislativa en la que poco a poco cada Gobierno, da igual su procedencia o ascendencia, han convertido la Enseñanza de este país. En realidad está pasando con todo, de ahí la falta de autoridad, ya no hay decisión sino nebulosa legal porque todo se arregla no ejecutando sino legislando y, acaso, judicialmente resolviendo.

Ya ha pasado el curso de la pandemia y todo el mundo teme que no va a ser el único. El tiempo de la improvisación ha terminado, o no, depende. Lo lógico sería que la Administración desde lo más alto y permeando hacia abajo diera normas concretas a las que atenerse y que otorgaran un ámbito de seguridad para todos los sectores de la población afectados: responsables autonómicos, delegaciones provinciales, inspección, directivas, profesorado, padres y madres y alumnado (¿sindicatos?). Si es usted Bartolo en Murcia o Elisabetta en La Rioja, precisamente debido a la pandemia debería disfrutar más que nunca de una igualdad de oportunidades efectiva porque nos jugamos el futuro de este país.

Pues no. Para empezar, por favor: no nos creamos las estadísticas, el fracaso escolar ha sido erradicado numéricamente este curso, ¿usted se lo cree? Pues ése debería ser el punto de partida de los responsables, partir de esta mentira, el profesorado ha solventado esta situación como ha podido, todos entendemos que era imposible de predecir porque era impensable, de acuerdo, pero ya no es sobrevenido: hay que aprender.

Yo soy del ramo (en Andalucía), les voy a enumerar una lista de cuestiones no afrontadas claramente por la Administración (podrían ser muchas más) y que cada palo sostenga la vela correspondiente:

1. No ha habido si se presagia una sola reunión con las directivas de los centros educativos, por sorprendente que pueda parecer, ni una.

2. Nadie está abordando el problema de las “ratios” y las posibilidades de contagio, se da por hecho que no va a cambiar por indicación legal el número de estudiantes por aula ni la separación; en espectáculos y bares sí.

3. No se habla de los medios técnicos. Si de por sí muchos centros tienen una habilitación deficiente respecto de Internet, subrepticiamente se presupone otra vez que el profesorado se habilitará a sí mismo en caso de vuelta al confinamiento.

4. No hay formación urgente para estas circunstancias novedosas; la enseñanza virtual ha sido una opción… hasta ahora, porque ya es una obligación, ¿no? ¿Cuál es la previsión, la detección de problemas, el desarrollo, el alcance?

5. No hay una sola plataforma unificada que funcione y con carácter oficial para la enseñanza virtual; existe, es cierto, antes de que salten los apologetas: pero su obsolescencia y falta de operatividad es tal que muchos hemos preferido usar los sistemas de grandes compañías de internet, mejor resueltos, más intuitivos, claros y efectivos. ¿De verdad no se puede llegar a un acuerdo con alguna de esas compañías o desarrollar algo que no sea una patochada inútil para que todo el mundo pueda hablar el mismo “idioma” y que no nos deje con el culo al aire administrativamente?

6. Nadie habla de riesgos laborales; nos imparten cursos sobre mesas, alturas de pantallas, sillas, temperaturas, salud… pero si te quedas en casa, ya sabes, procura no lastimarte porque nadie sabrá nada de lo que pueda pasarte.

7. No hay una propuesta de contenidos mínimos de urgencia que pueda servir de referencia común para todo el Estado español (hostia lo que he dicho); mucha preocupación por las tecnologías, las técnicas, la pedagogía, los derechos, las calificaciones, pero nadie dice para qué, qué deben saber como mínimo Bartolo y Elisabetta para poder constatar que han estudiado Bachillerato, por ejemplo, eso es más útil que todo lo demás porque centraría los trabajos generando igualdad de oportunidades sin parar o acelerar los cursos al albur de quien lo decida en una oscura mesa docente, que las hay.

8. No hay una propuesta de aulas auxiliares que pudieren hacer falta. Hay montones de centros que no van a poder responder a las normas higiénicas por falta de espacio, la propia Administración lleva décadas sosteniendo aulas portátiles sin cumplir promesas de construcción de aulas reales, ¿no es el momento precisamente ahora de poner a disposición de las directivas aulas de este tipo y planificar con tiempo?

9. No hay propuestas nuevas en evaluación, y quizá habría que dejar claro cuáles son las obligaciones familiares en vez insistir mil veces en la obligaciones del profesorado; enseñar es cosa del Estado, educar y velar por la chavalería es más cosa de familia.

10. No hay simplificación sino multiplicación de la burocracia, es decir, que dadas las circunstancias cabría establecer vías más directas de comunicación y no protocolos seminotariales para resolver las situaciones del alumnado, por rellenar más papeleo no aumenta la calidad docente… Aunque son años de generación de esa maraña legal en la que siempre es responsable el docente firmante mientras todos los demás se quitan de en medio (de ilusiones se vive).

11. No hay organización prevista para evitar acumulaciones horarias y curriculares, ¿qué propone la Administración para que un colegio o un instituto no sean locales de intercambio de fluidos?

12. Cuáles va a ser los protocolos sanitarios reales, ¿se va a dotar a los centros de material y autoridad para impedir el acceso en determinadas situaciones?… porque de momento me consta que no han movido un dedo.

Pasar la responsabilidad a los equipos directivos directivas es no sólo darle la famosa autonomía para actuar en positivo… sino también hacerles responsables de reclamaciones y denuncias: contagios, suspensos, formación, medios técnicos…

La responsabilidad política es legislar; pedir a las directivas que desarrollen la norma pero dejarlas tiradas con esa supuesta autonomía es una mentira que debería llevar a una dimisión en bloque con apoyo de los claustros y a algo que los docentes echamos de menos: el plante de la inspección, que deje de limitarse a ser torpe correa de transmisión de toda esta basura legislativa, hace mucho que representan más un problema que una solución para los docentes.

Se van a curar en salud pidiendo prever en la documentación del Centro dos escenarios distintos, “dentro” y “fuera”… pero nada más, no hacen ni proponen nada más porque cuando un sector no es productivo o sólo lo es a la larga y, en principio, va a cobrar su nómina sí o sí: es mucho más fácil mandar a todo el mundo para casa que diseñar una política de verdad.

Lo tienen claro, repito, dos opciones: afrontar responsabilidades o echar a todo el mundo para casa. Lo segundo es baratísimo, no supone gasto añadido y si me apuran: un cierto ahorro en algunas cosas. Les da igual el abismo educativo creado. En eso están, disimulando. Mi abuela habría exclamado “¡Tócate los huevos!”, pero nuestra hipercultivada sociedad ya no tolera estas cosas sexistas.

Sigamos despojando de Cultura a las nuevas generaciones, algún día nos enterrarán pero sin la colaboración de la Parca sino “Motu proprio”.

Opinion-Profesorado

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