Hoy se celebra el «Día Nacional de las Lenguas de Signos Españolas», también en los centros docentes
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- La Lengua de Signos es la Lengua propia de las personas sordas y la que, de forma natural, permite el acceso a la EDUCACIÓN, a la comunicación, a los bienes de la cultura y de la sociedad de la que nuestro alumnado forma parte.
- El uso de la Lengua de Signos Española por parte de las personas oyentes facilitará la participación plena de las personas sordas en todos los ámbitos de la sociedad, también en el mundo educativo, convirtiéndola en una sociedad inclusiva.
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“Bilingüismo” en los centros docentes: Lenguaje de signos y lenguaje oral
Dado que pretendemos la inclusión de personas sordas en el aula, será necesario hablar de “bilingüismo”, entendido éste como la eficacia en dos lenguajes, es decir, que cualquier persona llegue a ser competente en un lenguaje oral y un lenguaje de signos.
Por lo tanto, el bilingüismo es el conocimiento y uso regular de dos o más lenguas. Un
bilingüismo lengua oral / lengua de signos[/vc_column_text][vc_column_text]Introducir en el mundo educativo el conocimiento y uso de la Lengua de Signos Española favorece la toma de conciencia del alumnado de las características socioculturales propias de la comunidad de personas sordas signantes.
Introducir este «bilingüismo» en nuestros centros nos ayudará a que se desarrolle esta integración social utilizando, entre otros recursos metodológicos, el uso de la lengua de signos.
La Educación inclusiva implica que todos los niños y niñas de una determinada comunidad escolar aprendan juntos independientemente de sus condiciones personales, sociales o culturales, incluidos aquellos que presentan una discapacidad. Se trata de una escuela que no pone requisitos de entrada ni mecanismos de selección o discriminación de ningún tipo, y le posibilitará el derecho a la educación, a la igualdad de oportunidades y a la participación. En la escuela inclusiva todos los alumnos y alumnas se benefician de una enseñanza adaptada a sus necesidades y no sólo los que presentan necesidades educativas especiales.[/vc_column_text][vc_column_text]
Para el alumnado oyente el aprendizaje de la lengua de signos supone también un proceso de enriquecimiento donde se consolidan aspectos previos como la expresión corporal, atención, atención dividida, memoria visual y donde se inician en este código, que además les brinda la oportunidad de relacionarse y comunicarse con los compañeros/as y educadores/as sordos/as de forma espontánea.
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«Día Nacional de las Lenguas de Signos Españolas»
El 14 de junio de 1936 se constituyó la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE), entidad que junto a su red asociativa ha hecho posible que las lengua de signos española y la catalana sean valoradas en la sociedad.
En conmemoración de ese día se adoptó en 2014 en Consejo de Ministros la celebración de «El Día Nacional de las Lenguas de Signos Españolas «
Con esta conmemoración, España se alinea con otros países europeos como Eslovenia, Suecia, Portugal, Islandia, Eslovenia, Hungría y Finlandia que cuentan con iniciativas similares.
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CEIP Colón de Córdoba . Hacer de la lengua de signos una materia obligatoria, otro paso de la inclusión
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Historia de la lengua de signos
Desde el siglo X hasta principios del XIX, el lenguaje de los sordos en España se llamaba de “señas”, sin más. Durante casi todo el siglo XIX, y a causa de la influencia de la escuela francesa entre los maestros españoles, pasó a llamarse de “signos”, un término hay que decir que muy afrancesado, y ya en el siglo XX, desde el principio hasta como mínimo el año 1992, volvió de nuevo a cambiar de nombre al denominarse “lenguaje mímico” o “gestual”, y ahora en la actualidad, en el siglo XXI, ha vuelto otra vez a cambiar a “signos”.
Desde el punto de vista educativo, los antecedentes históricos del lenguaje de signos en España no tienen lugar hasta el siglo XVI, ya que es cuando se comienza la educación del niño sordo. El monje benedictino Fray Pedro Ponce de León, enseña a hablar a sus alumnos sordos por observación, imitación y repetición, ya que se dio cuenta que era posible expresar la razón sin habla, pues él mismo lo hacía cada vez que manifestaba sus pensamientos por medio de signos monásticos y empleó con los niños sordos un sistema gestual de comunicación
En el siglo XVII la metodología cambia, y Manuel Ramírez de Carrión utilizó la pedagogía de su época para instruir a los niños preparándoles para que se integraran en la sociedad.
En la segunda mitad del siglo XVIII, Lorenzo Hervás y Panduro publica su tratado: “Escuela española de sordomudos o arte para enseñarles a escribir y hablar el idioma español”, que supone un hito fundamental en el esfuerzo pedagógico para la integración de las personas sordas.
La escuela española producirá obras de relevancia como el diccionario de mímica y dactilogía de Francisco Fernández Villabrille. Éste será un paso importantísimo para la estandarización de la lengua de signos española y una demostración del carácter no sólo natural, sino histórico, de la lengua de signos española.
En el siglo XIX, con el establecimiento en España de los primeros colegios de sordomudos y ciegos, se posibilitará la institucionalización de la educación de las personas sordas, ciegas y sordociegas, con la consecuencia de la interacción lingüística y social entre ellas, así como del inicio del desarrollo sistematizado de las portolenguas de signos españolas y catalana.
El último cuarto del siglo XX supuso la reivindicación de las lenguas de signos española y catalana como los instrumentos de comunicación propios de las personas sordas que optan libremente por alguna de ellas.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]