La escuela rural está de moda

La universidad busca las claves del creciente éxito de la enseñanza en el pueblo

  • Las conclusiones de los trabajos pintan una escuela rural de calidad, tanto en lo que respecta al ambiente y los métodos de aprendizaje como por los medios puestos a disposición de los alumnos.
  • A favor: el alumno siente la escuela como suya, es un lugar de socialización.
  • En contra: el escolar puede sentirse solo al ser el único del curso o ciclo y por estudiar en un entorno escolar reducido.

Son algunos de los aspectos que cuentan a favor y en contra de la escuela rural. Pero si se ponen todos esos factores en una balanza, pesan muchos más los puntos positivos que los negativos. Y es que la escuela rural –que forma al 2% de los escolares de Catalunya– está más de moda que nunca y goza de una salud envidiable. Tanta, que se ha hecho merecedora de estudios universitarios centrados en descubrir las claves del éxito.

Escuela-Rural-Cataluna

La facultad de Ciencias de la Educación de la Universitat de Lleida (UdL) está inmersa en uno de esos trabajos. Es la continuación de un estudio realizado a partir de encuestas en dos centenares de escuelas rurales de Catalunya. Lluís Samper, uno de los autores, afirma que la escuela rural nunca había despertado tanta atención en la investigación pedagógica. Los escolares de los colegios de pueblo pueden considerarse afortunados, pues las conclusiones de esos trabajos pintan una escuela rural de calidad, tanto en lo que respecta al ambiente y los métodos de aprendizaje como por los medios puestos a disposición de los alumnos.

Lluís Samper enumera tres aspectos que resultan claves en lo que él define como un “revival” de la escuela rural. En los estudios realizados por la UdL –con la participación, entre otros, de Teresa Sala y Xavier Burrial– “se ha constatado el buen clima de aprendizaje en esos centros, donde la relación entre profesor y alumno gana en el aspecto socioafectivo”, indica Samper.

“El programa, en estos pequeños colegios, es mucho más flexible que en los centros grandes. A veces es más importante cómo se educa que lo que se enseña”, añade este sociólogo. Y pone un ejemplo: “En una escuela rural es más fácil romper con la metodología y posponer, por ejemplo, una clase de Matemáticas para aprovechar una jornada soleada y salir al exterior para realizar una charla sobre botánica”.

Para este profesor, esa posibilidad de cambio de planes resulta muy beneficioso para los alumnos, “que en ocasiones parecen estar inmersos en una cadena de montaje, con horarios y programas muy estrictos”.

El último factor clave de este éxito se refiere “a la implicación de la comunidad con la escuela”, añade Samper. En los centros grandes, esos dos mundos están muy separados, pero en el ambiente rural los estudios realizados han demostrado que el alumno percibe su escuela “como un centro más socializador del pueblo”.

Ocurre porque ese colegio, además de ser un centro de enseñanza, suele acoger otras actividades extraescolares a las que acuden los padres de los niños.

El salto dado por la escuela rural –a punto de desaparecer en los últimos años del franquismo– asegura la supervivencia de este modelo educativo, pese a seguir siendo muy minoritario. Si años atrás las escuelas de pueblo eran como pequeñas islas desconectadas entre sí, ahora gozan de medios –tanto materiales como humanos– muy similares a los de los grandes centros. La figura del profesor itinerante y la creación de las zonas escolares rurales (ZER) han resultado claves en esta conquista de calidad educativa.

Pero hay otros factores, fuera del ámbito educativo, que han actuado también en favor de la escuela de pueblo. Son, como indica Lluís Samper, los propios del entorno rural. “Todo lo natural, ecológico y rural está ahora más de moda que nunca, y eso ha beneficiado también la imagen de esa pequeña escuela, que ha dejado de ser la cenicienta del mundo escolar”.

Este equipo de la UdL está ahora inmerso en un nuevo estudio que busca descubrir las claves del éxito de la escuela rural. En la primera investigación se realizaron encuestas en más de doscientos colegios de toda Catalunya y se montaron diferentes grupos de trabajo.

En ese estudio se entrevistaron a decenas de padres y profesores, y de sus respuestas se traduce que pesan más los aspectos positivos que los negativos en el actual modelo de escuela rural. Sólo a título de ejemplo cabe destacar que casi un sesenta por ciento de los maestros encuestados calificaron como “muy positiva” la calidad en la enseñanza de pueblo gracias a las ZER.

La escuela rural permite la introducción dentro del aula de metodologías educativas innovadoras, un contacto cercano con las familias y alumnos, personalizar la educación…
En las pruebas de competencias básicas de 6º de Primaria los resultados académicos son superiores en casi todos los años y casi todas las materias en los centros rurales.
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