Oposiciones: Iniesta, el algoritmo y las clasificaciones objetivas

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Hoy miles de opositores se enfrentan a unas pruebas de acceso a la función docente inadecuadas para valorar los perfiles profesionales más idóneos…[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/4″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]INIESTA, EL ALGORITMO Y LAS CLASIFICACIONES OBJETIVAS

Anda revuelto el mundo del fútbol porque tras la primera jornada de la Eurocopa la UEFA publicó el «once ideal» y en él no estaba Iniesta, quien había dado un recital de juego en el debut de la selección española hasta el punto de ser elegido mejor jugador del partido. La UEFA se ha apresurado a explicar que el once ideal fue confeccionado por un barómetro que se rige por «un algoritmo especialmente diseñado» para medir las estadísticas de los jugadores, y que ninguna persona ha intervenido en la elección. Quizá no sea baladí precisar que la paternidad del invento corresponde a uno de los patrocinadores de la UEFA: una petrolera de Azerbaiyán.

Nuestro sistema educativo hace tiempo que se rige por férreos algoritmos que tratan de homogeneizar lo heterogéneo, y a cuyas escalas tan pretendidamente objetivas también escapan los talentos que los indicadores no reconocen. Hoy, sin ir más lejos, miles de opositores se enfrentan a unas pruebas de acceso a la función docente tan inadecuadas para valorar los perfiles profesionales más idóneos como el barómetro azerí para seleccionar su once ideal (que, por fuerza, habría de ser diverso).

Miles y miles de estudiantes han sufrido también en estos días la PAU, la prueba que ha condicionado cuanto se he hecho (o se ha dejado de hacer) en las aulas ya no solo este curso, sino desde mucho tiempo atrás. ¿Se imaginan que Iniesta plegara su juego a lo que cuantifica el algoritmo de marras, y abandonara todas aquellas facetas de su estilo que escapan a las estadísticas?

Eso es lo que por activa o por pasiva obligamos a hacer a chicas y chicos, que aprenden desde bien chiquitos que de lo que se trata es de renunciar a uno mismo y adaptarse a las tablas, porque al parecer lo único que importa es lo que miden «los indicadores objetivos.» Tanto sacas, tanto vales.

Es, en fin, lo que acaba ocurriendo con tantos docentes que lejos de sentirse libres en su oficio acaban rindiéndose a la coacción de unos estándares de evaluación diseñados por quienes tanto saben de educación como los de la petrolera de fútbol. Y aten cabos.

El hashtag ‪#‎JusticiaParaIniesta‬ fue ayer trending topic en twitter.

¿A qué esperamos?

[/vc_column_text][vc_column_text]examen-agacha-cabeza[/vc_column_text][vc_column_text]


Artículo: Yo Estudié en la Pública[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/4″][vc_column_text css=».vc_custom_1466325615086{background-color: #d6c9e2 !important;}»]

Nuestro sistema educativo hace tiempo que se rige por férreos algoritmos que tratan de homogeneizar lo heterogéneo, y a cuyas escalas tan pretendidamente objetivas también escapan los talentos que los indicadores no reconocen.

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

También te podría gustar...