Stecyl considera que el libro blanco sobre la educación carece de un análisis serio y riguroso

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El sindicato de trabajadores de enseñanza considera que las recetas aportadas por el profesor Marina «se basan en su interés por demostrar una serie de tesis de forma preconcebida y no en estudios rigurosos de la realidad educativa. La solución que ofrece a los problemas educativos no consiste en mejorar el gasto del educativo en el sector público.

Rueda de prensa STE SalamancaEl Sindicato de Trabajadores de Enseñanza de Castilla y León (Stecyl) ha ofrecido una valoración sobre el libro blanco que se ha presentado al Ministerio de Educación. A su juicio, «se ha avanzado un grado más en el intento de descrédito del profesorado. El PP cuenta con el inestimable apoyo de otras fuerzas políticas para aumentar el coro de quienes achacan al profesorado la responsabilidad de los males de nuestra educación. Así lo estamos viendo en la presentación de los programas electorales y en la utilización partidista del menoscabo del profesorado en los debates entre representantes de las candidaturas».

Por ello, considera que el libro blanco del profesor Marina, tanto en su versión amplia como en la reducida, «no responde a las expectativas creadas por el PP en el sentido de sentar las bases para un debate sobre la educación en el estado español. Se limita a hacer gala de un notable desconocimiento de la realidad educativa actual y a obviar los verdaderos problemas que los años de recortes y depauperación han traído a la enseñanza pública».

Para Stecyl, el libro blanco carece de un análisis serio y riguroso acerca de la actual situación de la educación pública. «Se pasa de puntillas sobre el incremento de tareas, del número de alumnado al que atender, o del despido de 40.000 docentes en los últimos años. No hay mención a las condiciones en las que se desarrollan las actividades docentes ni sobre las dificultades que atraviesan las familias y el alumnado. Tampoco se aborda la situación excepcional, respecto al resto de Europa, de un sistema educativo donde la enseñanza privada subvencionada a través de los conciertos educativos detrae cantidades ingentes de fondos que deberían ser destinados a la enseñanza pública. El libro blanco prescinde de todo marco socioeconómico con la existencia de millones de niños y niñas por debajo del umbral de la pobreza».

Además, considera que las propuestas de Marina muestran un desconocimiento profundo de la realidad en la que los docentes desarrollan su labor. «No hay mención alguna a que los principales problemas a los que hoy se enfrentan tienen que ver con la falta de apoyos para realizar sus funciones, la falta de tiempo material para desarrollar su trabajo debido al incremento del horario lectivo en secundaria, FP y enseñanzas de régimen especial, la falta de profesorado tutor y especialista en primaria y el incremento del número de alumnos por aula. Sí se hace referencia a la comparación con otros estados para concluir que, en realidad, esas peores condiciones laborales no inciden en la vida de nuestras y nuestros docentes. Tampoco a su juicio ha tenido importancia alguna la reducción drástica del porcentaje del PIB destinado a educación, asunto que ni siquiera es mencionado de refilón en su libro. Pasar de un 5’1% a un 4’3% en 2013 no parece ser digno de mención en el análisis de partida».

Además, para Stecyl las recetas aportadas por Marina en su libro blanco «se basan en su interés por demostrar una serie de tesis de forma preconcebida y no en estudios rigurosos de la realidad educativa. La solución que ofrece a los problemas educativos no consiste en mejorar el gasto del educativo en el sector público. Para él, la falta de evaluación del profesorado es la base de todos los males. Y ello sin argumentación alguna. Sólo aporta, para apoyar su discurso, comparativas con algunos países donde sí se han aplicado. Incluso llega a reivindicar lo sucedido en Chicago y Nueva York en el colmo de la desfachatez: recordemos que el sistema seguido en estas ciudades, que sacó a la calle a miles de docentes y de familias para protestar por lo indigno del mismo, consiste en lo siguiente: tras someter a evaluación a una determinada escuela y equipo educativo, si los resultados son desfavorables, la escuela ve reducidos su fondos y el profesorado sus salarios. Si vuelve a ocurrir lo mismo tras una segunda evaluación, la receta es la misma. Es decir, en vez de detectar problemas y ayudar a superarlos, se vuelve a castigar a esa comunidad educativa. Si tras la tercera evaluación los resultados siguen siendo malos, la escuela es cerrada o vendida y sus docentes despedidos. Ésta es en el fondo la filosofía del señor Marina».

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