Dura contestación del sindicato de docentes asturiano al Arzobispo de Oviedo

Dura contestación del sindicato de docentes asturiano al Arzobispo que, desde el púlpito, publica su carta semanal, esta vez contra la LOMLOE

El Arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, se mostró tremendamente contundente contra la nueva ley educativa que pretende impulsar el Gobierno central -conocida como la Ley Celaá-, a la que ha dedicado su carta semanal. Sus palabras fueron contestadas por SUATEA, uno de los sindicatos de docentes asturianos. (Nueva España)

A continuación reproducimos la carta y el comunicado de protesta:

no religion

Respuesta de SUATEA al Arzobispo de Uviéu

Comunicado publicado el 15-11-2020

«El desarrollo parlamentario de la nueva Ley educativa, la LOMLOE, llamada a rectificar los desequilibrios introducidos por la ley Wert sigue su recorrido en mitad de la pandemia. En estas dos últimas semanas, las protestas que tienen su origen en los sectores conservadores y religiosos se han hecho notar y han tenido cierto eco en los medios de comunicación. En esa misma línea, la carta pastoral del Arzobispo de Oviedo viene a actualizar los viejos argumentos, que se renuevan cíclicamente, cada vez que una ley educativa entra en el calendario legislativo y tenemos que recordar que son varias ya las leyes que hemos conocido desde que se produjo el restablecimiento de las libertades.

Desde SUATEA hemos hecho pública nuestra posición en innumerables ocasiones. La existencia de una red educativa paralela, le escuela concertada, es una anomalía que tiene su origen en los acuerdos firmados por el régimen franquista y el Vaticano. La política del consenso y otras necesidades del momento, hace ya cuarenta años, dieron origen a esa situación a la que, tarde o temprano, habrá que hacer frente para normalizar un hecho difícilmente justificable.

Habla el arzobispo de varios temas pero lo que nos parece más llamativo y sustancial es el referido a la libertad. Vivimos una época en la que el populismo de derechas insiste en arrebatar banderas e ideas que han sido patrimonio de la izquierda.

Mezclando temas y embarrando el campo de juego, habla de la libertad ideológica, denunciando que el gobierno aspira a implantar un sistema de adoctrinamiento. Que sea este tema, el adoctrinamiento, el que sirva como base de la denuncia no deja de ser sorprendente y engañoso viniendo de donde viene, de las filas de quienes llegan milenios adoctrinando y excluyendo a quienes no piensan del mismo modo, Por suerte, el sistema constitucional establece unas libertades democráticas de pensamiento, reunión, expresión, etc. y unos canales para su defensa que impiden ese adoctrinamiento del que se nos habla. Curiosamente se reivindica una libertad que tiene como objetivo poder seguir adoctrinando en temas que hoy van en contra de la Constitución como la lgtbfobia o la separación de alumnado por sexos.

Estaría mejor que el Sr Arzobispo hablase de la libre iniciativa económica para explicar el negocio que supone la red concertada de centros educativos. Si, a los datos numéricos que ofrece en su carta, les añade los correspondientes a los ingresos que generan, se entiende mejor su defensa obstinada de una red paralela que produce beneficios económicos y, al mismo tiempo, permite mantener importantes parcelas de poder ideológico y político.

Solo por ofrecer unos datos, la cuestión de las mal llamadas «cuotas Voluntarias» de los centros concertados, que son obligatorias y oscilan desde 50 a 120 € mensuales. Podemos multiplicar esa cantidad por el número de alumnos y alumnas que cita el arzobispo para hacernos idea de los beneficios obtenidos. Otro dato, a considerar es el referido al importe de los profes de Religión en la pública que se eleva a de 4.900 millones de € , a nivel del Estado. Conviene recordar que ese profesorado es elegido por su «comunión ideológica».

En España no peligra la libertad de creencia, ni la libertad para elegir centro educativo. Esa libertad ya existe. Lo que se cuestiona es el hecho de que esa opción tenga que ser financiada con dinero público.

Esperamos que la nueva Ley permita resolver viejos litigios como la presencia de la Religión como asignatura de oferta obligada en el currículo. Que su nota forme parte del expediente del alumnado nos parece un dato suficientemente elocuente de lo lejos que estamos todavía de un modelo laico de sociedad».

Secretariado de SUATEA, Uviéu a 15 de noviembre de 2020

Esta entrada también está disponible en: Asturiano

Una ley de muy mala educación

Carta Semanal publicada el 15-11-2020

Era el umbral del nuevo siglo, del nuevo milenio también. Todo eran conjeturas con los relojes digitales y los dispositivos electrónicos cuyos chips se temían que saltaran por los aires con toda su información archivada al llegar la nueva calenda. Aquel año 2000 tuvo su pizca de incertidumbre dejándonos un poco en vilo hasta que engullimos las doce uvas al filo de entrar juntos en el uno de enero. Pero no pasó nada. Los temores milenaristas de quienes pensaban que acabaría el mundo, se fueron diluyendo con la misma rapidez como nos las indujeron los alarmistas que nunca faltan ante circunstancias que no controlamos. No obstante, hubo un mensaje -al menos uno-, que no tuvo esa inconsistencia, ni se vio afectado por el susto, la prisa o la improvisación. En aquel cambio de siglo y de milenio, alguien nos invitó a ver la historia toda desde una atalaya distinta.

San Juan Pablo II escribió una carta para decirnos lo que él veía y esperaba en aquel evento histórico de los dos mil años de cristianismo. La tituló Novo millennio ineunte, al comienzo del nuevo milenio. En sus primeras líneas nos dejó algo tan hermoso como consolador: se «nos invita a recordar con gratitud el pasado, a vivir con pasión el presente y a abrirnos con confianza al futuro: “Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y siempre” (Hb 13,8)». Esta era la clave de la historia en sus tres tiempos verbales cuando es contemplada y vivida desde Jesucristo: el pasado, no recordado con rencor y pesadumbre, sino con gratitud; el presente, no abrazado con desdén o violencia, sino con pasión; y el futuro, no esperado con temor y zozobra, sino con confianza. Verdadera actitud de una visión cristiana de la historia, teniendo paz en medio de las dificultades, y gozar de libertad dentro de tanto intento cercenador de nuestros derechos y obligaciones.

Vivimos en un momento en el que hay quienes se afanan en un poder que se quiere perpetuar a cualquier precio, sin ningún principio moral, sino construido desde el engaño y la mentira, desde las alianzas con quienes deshacen la historia de un pueblo para falsearla, desde la inconfesable pretensión de imponernos sus postulados valiéndose de cualquier artimaña por obscena o tramposa que sea con tal de conseguir lo que se pretende, aunque sea censurando nuestros derechos más elementales.

Miran ellos la historia con los tres tiempos verbales completamente pervertidos en su relato: el pasado se mira con resentimiento, para reescribirlo diciendo que sucedió lo que a ellos les hubiera gustado, exhibiendo una honestidad demasiado deudora de sus flagrantes mentiras; el presente se construye desde el engaño de quien impunemente se contradice sin ningún rubor, diciendo digo donde dijeron diego, para sacar tajada de cualquier complicidad vendiéndose al mejor postor en sus torticeras patrañas usando de la insidia que enfrenta y divide un pueblo; y el futuro, se prepara desde la impostura excluyente de todo y de todos los que nos sean de los suyos, controlando el pensamiento, el sentimiento y la libertad, persiguiendo una educación que no coincida con su ideología.

De esta manera, el pasado, el presente y el futuro, usados como herramienta para cambiar la sociedad por parte de estos lacayos de sí mismos, reyezuelos advenedizos que nos imponen su dictadura inmoral, sus mentiras compulsivamente repetidas, su hoja de ruta revolucionaria. Nos lamentamos, pero también debemos saber reaccionar, contra el cerrojo legislativo en tiempos de pandemia que se nos quiere imponer con una ley de educación abusiva y totalitariamente impuesta, sin escuchar a nadie de los interesados (docentes, familias, asociaciones, sindicatos, alumnos). Si en España hay 19.184 centros escolares de la red estatal, 9.632 pertenecen a los centros concertados y privados. Hablamos de 4.400.000 alumnos en los primeros y de 2.140.000 en los segundos. Son demasiadas familias burladas, despreciadas, en nombre de una ideología que pretende labrar un futuro controlando la nueva generación domesticada para sus fines, una vez que han querido reescribir el pasado y pervertir el presente. Es conocida esta revolución que tanta muerte y destrucción ha descrito en su reciente historia.

+ Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo

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