El abandono temprano de la educación y formación. ¿Problema social o educativo?
Nuevamente nos volvemos a encontrar con datos negativos para España y en este caso con una tasa de medición común para los países de la UE. Eurostat mide los niveles educativos alcanzados por grupos de edad de los 28 países de la UE, y nos dice que en España el 23,5% de los jóvenes de entre 18 y 24 años no ha conseguido alcanzar una titulación más allá de la ESO, y además esta cifra nos sitúa en posición de liderazgo en la UE. Este dato implica que muchos de los esfuerzos que se deben realizar en materia educativa deben ir enfocados a cambiar las cosas, a mejorar la situación. Más aun cuando la reducción de la tasa de abandono al 10% se configura como uno de los objetivos europeos para el 2020.
Debemos aclarar que no es lo mismo alcanzar el título de la ESO que no alcanzarlo, ya que de ese 23,5% más o menos la mitad lo ha alcanzado. El problema que se plantea es que hoy en día es difícil encontrar trabajo entre los jóvenes, más aun si no cuentan con suficiente formación y cualificaciones, lo que acaba transformando un problema educativo en un problema laboral y social.
Nuestro sistema educativo obligatorio alcanza hasta los 16 años y permite que haya jóvenes que sin haber obtenido el título de la ESO puedan abandonar el sistema, incluso antes de finalizar el primer ciclo de la ESO, de hecho de las cifras del 2012 el 11,6% de la tasa global de abandono es la de jóvenes sin título de la ESO, frente al 13,3% que sí lo tienen.
Al igual que nos sucede con el informe PISA, el problema del abandono escolar revela que se sufre de manera diferente según zonas y autonomías. Por simplificar, podríamos decir que las dos comunidades autónomas mejor situadas son País Vasco y Cantabria que estarían en el 8,5 y 11,8% respectivamente y en el extremo contrario se hallan Ceuta y Melilla con el 35,3%. Una segunda lectura más amplia nos indica que las Comunidades del norte de España son las mejor situadas porque han rebajado su tasa a menos del 20%.
¿Qué sucede entonces en nuestro país para que haya diferencias tan grandes?. Es difícil de sostener una acusación en términos absolutos al sistema educativo, a las leyes educativas, cuando son y han sido las mismas para todas las comunidades autónomas, y quizás la explicación que debamos presentar es más compleja y difícil de digerir, por tanto más complicada de abordar.
Existen muchas razones para que nuestros jóvenes abandonen las aulas, así lo indican numerosos estudios e investigaciones, pero no son estrictamente educativas. Entre las razones existentes encontramos la desmotivación que a su vez viene causada por múltiples factores, provenientes del ámbito escolar, por la dificultad de aprendizaje en algunos casos, por el fracaso escolar, por repetir curso, por el aburrimiento y falta de interés en otros, por las compañías, por la poca flexibilidad del sistema educativo, porque sin título de la ESO un joven difícilmente puede avanzar en el sistema, etc.
Pero en otros muchos casos los jóvenes se ven desmotivados porque su contexto social es de abandono, el ejemplo domina, las amistades marcan la tendencia y el grupo social en el que uno se encuentra lleva por delante las ganas de continuar. Las familias juegan un papel muy importante en este panorama, algunas porque no se han involucrado suficientemente o no han tenido aspiraciones para el alcance educativo de sus hijos y otras no han sabido o podido motivar, animarles, colaborar suficientemente con los centros escolares, etc. En este grupo también podríamos incluir las razones sociales y económicas, no todas las familias parten de la misma situación, y es que después de la ESO la educación no es obligatoria, y no todas las familias, y cada vez menos, pueden permitirse el que sus hijos estudien lo que quieren, una situación muy habitual en el ámbito rural.
Además existen otras razones como las implícitas en el sistema laboral, que se han visto con una claridad manifiesta en la situación española, el boom de la construcción y el sector de la hostelería han sido algunos de los causantes de las tasas más altas de abandono en nuestro país, debemos recordar que la tasa en el 2008 llegó a ser del 31,9%. Si bien es cierto, que cada vez se requieren más cualificaciones para acceder a un puesto de trabajo, sigue habiendo un número importante de oferta laboral en la que no se exige ninguna cualificación, siendo una vía atractiva en algún momento para muchos jóvenes que persiguen cierto grado de libertad e independencia económica, así sucedió con un buen número de jóvenes antes de la crisis.
El problema crece si tenemos en cuenta que es difícil que un joven que ha dado el paso de abandonar, retorne al sistema, por ello, es imprescindible tomar todas las medidas posibles para evitar que cuando se está a tiempo, se pueda evitar, por ello, es fundamental prevenir, trabajar en la línea adecuada desde que se comienza a detectar el problema.
En el ámbito educativo se puede hacer mucho, pero las propuestas de mejora deben ir por otra vía diferente a la que se está planteando. La educación primaria juega un papel clave en este escenario, porque es donde se detectan las primeras dificultades de aprendizaje, cuando se establecen dinámicas de trabajo y hábito de estudio con los alumnos, cuando hay una línea más estrecha de trabajo con las familias que no se debe abandonar, cuando se detectan problemas en el entorno familiar, es decir, es en la educación primaria cuando hay que empezar a plantear serios cambios metodológicos y de intervención, no cuando el problema es tan complicado y se ha hecho tan grande que no se puede resolver.
Posteriormente y en otras etapas educativas hay mucho que hacer también, paso a paso. En este sentido la Formación Profesional se configura como el motor de cambio para reducir la tasa de abandono, pero la falta de compromiso en la ejecución de actuaciones para promover la FP de manera decidida no ayuda en absoluto, la LOMCE lo empeora más aun, volviendo a colocar a la FP en una posición de segunda opción para los jóvenes y de opción casi irreversible. Los Centros de adultos son otra de las vías que deberían potenciarse por la administración educativa, sin embargo juegan un papel de segunda división.
Para paliar el problema de ATEF, hay que tomar pautas educativas para que se conviertan en oportunidades educativas, pero hay que ser capaces también de atraer al alumnado que ha abandonado a la educación formal nuevamente, y esa, es una labor social y de políticas de empleo que no se ve activada.
Por todo ello, ¿es el abandono escolar un problema educativo o social? El problema del abandono escolar es un problema polifacético y multidisciplinar, para poder abordarlo se requiere la colaboración del mayor número posible de agentes, e implica la colaboración de servicios sociales en muchos casos, de empleo en otros y una gran labor dentro del sistema educativo, pero con medidas que vayan por otro lado, desde la prevención y con planes abordables que requieren planificación y políticas de intervención distintas según las etapas educativas, ¡lamentablemente la LOMCE va por otro lado! Otra oportunidad perdida.
Mª Luz Martínez Seijo
Profesora. Doctora en Planificación e Innovación Educativa
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