Por una educación objetiva y científica

En una carta publicada recientemente, aparece una queja por el supuesto absolutismo educativo que sufre la educación por parte de lo que el autor genéricamente denomina como los progresistas. Ignoro si bajo este marbete incluye al Partido Popular, quien gobierna tanto en la nación como en la mayoría de comunidades autónomas, y a la Iglesia católica, beneficiaria de la mayor parte de los conciertos educativos.

Actualmente existe la figura de un profesor de Religión Católica en todos los centros públicos españoles, nombrado por el obispado pero pagado por el Estado, que además debe hacerse cargo de posibles indemnizaciones en caso de conflicto laboral. Ya quisiera yo, como docente público, que otras asociaciones con las que comulgo en mayor medida, como las de tipo científico, gozasen de semejantes prebendas.

En mi opinión, la propaganda ideológica, el proselitismo religioso o político, no debe tener cabida en una educación que se precie de tal. La sola existencia de centros concertados, subvencionados con los impuestos de todos, donde salvo honrosas excepciones son excluidos los sectores sociales más marginados, y donde se lleva a cabo en muchos casos ese proselitismo al que antes aludía, me parece sencillamente vergonzosa. No tiene que ver con la libertad, sino con el elitismo y la discriminación. Para adoctrinar ya están las iglesias, las sinagogas o las mezquitas, amén de los partidos políticos y los sindicatos. La educación no debe ser doctrinaria, sino objetiva y científica. Solo así formaremos ciudadanos verdaderamente libres.

Juan Fernández Sánchez. Madrid

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