Prevención, intervención y compensación

España es uno de los países donde más se repite en Primaria y Secundaria, sin que ello conlleve un mejor rendimiento escolar.

El grave problema que tenemos en este país es el fracaso escolar y el abandono prematuro. Es la segunda más alta de la Unión Europea, tras Malta, con un 18,3 por ciento de jóvenes que acceden al mercado laboral habiendo alcanzado, como máximo, el nivel educativo de ESO. Se trata de un nivel similar al de Rumanía.

Hace unos 50 años solo el 10 por ciento de los ciudadanos alcanzaba la titulación de Bachillerato o de educación superior. Ahora el abandono en España se ha situado en el 17,9 por ciento. Es decir, en estos años, hemos pasado de cifras de abandono próximas al 80 por ciento a un 17,9 por ciento.

Alumnado aburrido

En esta línea, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef) han indicado que todos los estados europeos a destinar más recursos y apoyos la educación de los niños refugiados y migrantes.

La proporción de los niños y adolescentes nacidos fuera de Europa (incluyendo los migrantes y refugiados recién llegados) que abandonan los estudios es casi el doble que la de los niños nativos que fracasan en la escuela.

La estructura de los niveles de formación sigue estando muy polarizada, con un claro déficit de perfiles de nivel formativo medio.

La persistencia de las altas tasas de abandono, sobre todo en nuestro país, está relacionada con el abuso de la medida de la repetición, que en ocasiones hace que muchos estudiantes ya no puedan llegar a 4º de ESO por tener más de 18 años.

España está en el grupo de países donde más se repite en Primaria y Secundaria, sin que ello suponga mejora en el rendimiento escolar ni en las tasas de AET (Abandono Educativo Temprano).

Por otro lado, más de la mitad de los 7 millones de niños refugiados en edad escolar en todo el mundo no tendrán la oportunidad de volver a la escuela esta semana, según denunció la ONG World Vision.

Esto supone que casi cuatro millones de niños refugiados se quedarán sin ir a clase. Solo el 3% de los estudiantes refugiados llegan a la educación superior, apuntó la organización, en comparación con el 37% de los no refugiados.

Datos que no son nada halagüeños y que nos exigen como sociedad emprender acciones de prevención, intervención y compensación con el objetivo de afrontar el problema desde el máximo de frentes.

Espacio de Opinión

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