El bienestar y la salud mental del profesorado y del PAE: elemento vital para una educación de calidad

El bienestar y la salud mental del profesorado y del personal de apoyo educativo (P.A.E.) son fundamentales para garantizar una educación de calidad. Un docente con buena salud mental puede crear un ambiente de aprendizaje positivo y efectivo, mientras que el agotamiento y el estrés pueden tener consecuencias negativas tanto para el profesor como para sus estudiantes.

La salud mental del profesorado se ha convertido en una cuestión crítica que requiere atención urgente. Las aulas masificadas, las crecientes demandas administrativas y la presión para adaptarse constantemente a nuevas tecnologías están llevando a muchos docentes a experimentar niveles alarmantes de estrés y agotamiento.

Se insta a los organismos educativos a promover los ideales positivos de la profesión y, al hacerlo, destacar los vínculos poderosos entre el bienestar del personal docente y del PAE, por un lado, y la salud mental y el bienestar del alumnado por otro, así como la calidad de su trabajo

Algunas medidas para apoyar la salud mental de los docentes

1. Programas de bienestar: Implementar programas de bienestar que incluyan actividades de relajación, ejercicio y mindfulness puede ayudar a reducir el estrés y mejorar la salud mental de los docentes.
2. Apoyo psicológico: Proporcionar acceso a apoyo psicológico y asesoramiento puede ayudar a los docentes a gestionar el estrés y abordar problemas de salud mental.
3. Reducción de la carga de trabajo: Revisar y simplificar las tareas administrativas y reducir la carga de trabajo puede ayudar a reducir el estrés y mejorar el bienestar de los docentes.
4. Fomento de la comunicación: Fomentar la comunicación abierta y honesta entre los docentes y la administración escolar puede ayudar a identificar y abordar problemas de salud mental de manera temprana.
5. Reconocimiento y valoración: Reconocer y valorar el trabajo de los docentes puede ayudar a mejorar su autoestima y reducir el estrés.

En el  10º Congreso Mundial de Educación se reconoce que:

  • El bienestar del profesorado y del personal de apoyo educativo (PAE)  es una cuestión compleja, subjetiva y sensible a la cultura, cuya definición depende del contexto y que afecta de manera diferente a las personas y a los grupos, esta fue una de las conclusiones dl 10º Congreso Mundial de la Internacional de la Educación (IE) que se celebró en Buenos Aires, Argentina.
  • Pocas políticas gubernamentales abordan directamente el bienestar del personal docente y del PAE, o proporcionan recursos para su aplicación efectiva, y el alarmante deterioro de las condiciones que favorecen el bienestar durante la pandemia de COVID-19 ha amplificado deficiencias existentes;
  • A menudo, cuando existen políticas de bienestar, no se basan en un cambio general de las condiciones de trabajo, sino que consisten en que el profesorado y el PAE busquen orientación externa y se espera de ellos que se ocupen proactivamente de su propio bienestar, lo que conlleva costos adicionales y hace recaer en el profesorado la responsabilidad de unas condiciones sistémicas sobre las que tienen poco o ningún control.
  • También ha surgido evidencia de que existe una fuerte correlación entre los niveles de pobreza y marginación infantil, y el bienestar del personal docente y del PAE; mientras que el personal docente y el PAE desempeñan un papel importante en el apoyo del estudiantado, no deben ser sustituto de profesionales de la salud mental debidamente cualificados y especializados;
  • El bienestar del profesorado y del PAE debe ser prioritario como responsabilidad colectiva de la comunidad educativa mundial a fin de cumplir los compromisos establecidos en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 que consiste en garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad para todos.
  • El deficiente bienestar del personal docente y del PAE representa un riesgo importante y a largo plazo para la calidad de la educación en la mayoría de los países, ya que está vinculado al deterioro de las condiciones de trabajo, problemas de salud, disminución de la satisfacción con el trabajo, agotamiento, síndrome de desgaste profesional y, en última instancia, con la deserción, lo que agrava la escasez mundial de docentes.

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El bienestar del profesorado y del PAE se ve deteriorado por:

  • la reducción del gasto público y de los presupuestos educativos, que priva al profesorado y al PAE de salarios decentes y fiables y de los recursos necesarios para realizar su trabajo;
  • las clases excesivamente numerosas cuya composición (desafíos y dificultades del estudiantado) hace más complejo el trabajo del personal docente;
  • la falta de formación profesional continua de calidad y accesible para responder a las necesidades cambiantes del alumnado y a las necesidades de capacitación del personal educativo;
  • la carga de trabajo excesiva y creciente, la ampliación de funciones, las exigencias administrativas y el continuo desequilibrio entre hombres y mujeres en las responsabilidades del cuidado en contextos profesionales y personales, que obstaculizan la capacidad del individuo de tener un equilibrio satisfactorio entre la vida profesional y la vida privada;
  • reformas constantes impuestas en la gobernanza de los sistemas educativos y de la profesión docente que cambian con cada nuevo Gobierno o sin una representación y participación sindical adecuada del profesorado y del PAE en los procesos de toma de decisiones y elaboración de políticas;
  • sistemas de evaluación y rendición de cuentas punitivos con implicaciones decisivas;
  • oportunidades limitadas de progresión en la carrera profesional, así como contratos precarios y temporales;
  • el desinterés por el liderazgo docente y la falta de respeto hacia el juicio profesional del profesorado, lo cual es parte fundamental del sentido de autoeficacia del mismo.
  • el bajo estatus social, la falta de respeto por la profesión y los ataques por parte de las y los empleadores, de los medios de comunicación, la comunidad y/o los padres de familia;
  • injerencias y/o prohibiciones gubernamentales en la creación y el uso de planes de estudios, materiales y métodos de enseñanza;
  • la creciente violencia y ataques dirigidos contra el alumnado, el profesorado, el PAE, los establecimientos escolares y universidades, que afectan gravemente a los grupos marginados y vulnerables;
  • la discriminación sistémica que afecta a características individuales o comunitarias como la etnia, la identidad o expresión de género, la orientación sexual, la indigeneidad, la discapacidad, o la condición de persona desplazada;
  • el papel cada vez más importante de la tecnología y la Inteligencia Artificial (IA) en la educación, que ha contribuido a aumentar la carga de trabajo, a disminuir el equilibrio entre la vida laboral y familiar, y a introducir la mercantilización y privatización de la educación;
  • las inadecuadas políticas de protección social y de salud, e inadecuado lenguaje de negociación colectiva en torno al permiso parental, el cuidado de los hijos/as y la atención sanitaria física y psicológica, en particular por tratarse de una profesión ampliamente feminizada en muchos contextos;
  • la continua y existencial crisis climática que amenaza tanto a la humanidad como al bienestar de todas las personas, y también socava el optimismo de la juventud hacia el futuro.

 

El síndrome de burnout en educación, también conocido como el «síndrome del profesor quemado», es un estado de agotamiento físico, emocional y mental que afecta a los educadores debido a la exposición prolongada al estrés laboral. Este síndrome no solo impacta la salud del docente, sino que también puede disminuir la calidad de la enseñanza y afectar negativamente a los estudiantes.

Entre los 10 primeros factores de riesgo laboral de los docentes casi todos son de carácter psicosocial e inciden de forma directa en la salud mental.

  1. Complejidad de atención al alumnado con déficit o ritmos de aprendizaje muy diferente (falta de apoyo a estos problemas).
  2. Demanda y delegación de problemas y conflictos que corresponden a las familias u otros sectores de la sociedad y no a la escuela
  3. Exceso de horario lectivo con falta de tiempo para atender a los alumnos, familia, tareas administrativas…
  4. Problemas disciplinarios.
  5. Falta de reconocimiento social.
  6. Esfuerzo vocal.
  7. Falta de colaboración/cooperación entre compañeros.
  8. Excesiva demanda burocrática.
  9. Posturas de trabajo inadecuadas y/o forzadas.
  10. Cuestionamiento y desconfianza por parte de todos hacia el trabajo del profesorado.

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