Ni CETA Ni TTIP. Manifiestaciones y concentraciones el sábado 15 de octubre

Sábado 15 de octubre: Salamanca (viernes 14), Valladolid, Ponferrada, Segovia, Palencia, Soria, León, Burgos… Madrid

  • Valladolid: Plaza Mayor- Fte Dorada. 12:00 horas.
  • Ponferrada: Plaza Lazúrtegui. 12:00 horas.
  • Segovia: Plaza de San Martín. 12:00 horas
  • Palencia: Estatua de la Mujer Palentina. 12:30 horas.
  • Soria: Plaza San Esteban. 13:00 horas
  • León: Plaza San Marcelo. 18:00 horas.
  • Burgos: Plaza del Cid. 19:00 horas (jueves 14 a las 20:00 horas mesa redonda sobre el el TTIP y el CETA en la Sala Polisón)
  • Viernes 14 Salamanca: Plaza de Anaya- Plaza Mayor. 20:00 horas.

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Ven este sábado, 15 de octubre, a la manifestación contra estos dos tratados, a decir alto y claro: ¡Ni CETA, ni TTIP!

Movilizaciones en más de 20 ciudades para exigir al Gobierno que no firme el CETA

El Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP) es un acuerdo comercial entre la Unión Europea y Estados Unidos que pretende equiparar las normativas a ambos lados del océano.

En pocas palabras, es el nuevo caballo de troya. La Comisión Europea, el Gobierno Estadounidense y las grandes empresas están vendiéndonos el acuerdo como el antídoto definitivo contra la crisis. Sin embargo están ocultando una pérdida de derechos sin precedentes.

¿Qué implica?

Una rebaja aún mayor de derechos y más privatizaciones para la ciudadanía europea. Quieren eliminar las barreras al comercio para crear un gran mercado que beneficie a las grandes empresas. Pero estas barreras regulan y protegen nuestros derechos sociales y ambientales.

¿Cómo se está negociando?

En completo secreto. Desde junio de 2013, la Comisión Europea, el Gobierno estadounidense y los grandes lobbies empresariales se reúnen a espaldas de la sociedad para negociar las condiciones del tratado.

¿Cómo te va a afectar?

  • Aumentarán los recortes en derechos laborales. En EEUU los convenios de la Organización Internacional del Trabajo ni siquiera están reconocidos.
  • La privatización de los servicios públicos irá a más y contará con muchísimas más facilidades: sanidad, educación, agua…
  • Las grandes empresas contarán con más privilegios. Si en algún momento operan en la UE y consideran que su rentabilidad no era la esperada, tendrán la capacidad de demandar a los Estados exigiendo indemnizaciones millonarias, por supuesto, procederán de dinero público.
  • Alimentos, medicamentos y otros productos no se someterán a los controles actuales. Comeremos alimentos con transgénicos, hormonas, cloro y un largo etcétera sin saberlo.
  • El fracking tendrá vía libre. Esta técnica para extraer gas, tan dañina para la salud y el medio ambiente, se implantará con gran facilidad. Además importaremos este gas desde EEUU, lo que pondrá en riesgo los objetivos de la UE para frenar el cambio climático.

¿Podemos pararlo?

, lo tenemos muy claro.Tenemos tiempo, pero necesitamos movilizarnos.

Sobran los argumentos para decir NO al TTIP. Dependemos de nuestro medio ambiente, del aire limpio que respiramos, de la biodiversidad que nos alimenta y depura nuestra agua. No podemos alimentarnos de petróleo, de aguas contaminadas, ni de CO2. Tampoco del dinero que amasan las grandes empresas que en ambos continentes están presionando para que los gobiernos destruyan los medios de vida de los ciudadanos.

El CETA, un acuerdo menos conocido que el TTIP, también se ha negociado en secreto con Canadá durante más de cinco años. Se espera que a finales de 2016 se ratifique. El gobierno en funciones de Mariano Rajoy ha ofrecido su apoyo incondicional a la firma del CETA, a pesar de no tener ningún estudio de impacto que asegure un beneficio para nuestra economía, sociedad o medio ambiente. Por estos motivos es fundamental alzar nuestra voz a lo largo de estas semanas, demostrando el rechazo a este acuerdo que como el TTIP atenta contra nuestros derechos.

Ven este sábado, 15 de octubre, a la manifestación contra estos dos tratados, a decir alto y claro: ¡Ni CETA, ni TTIP!

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Manifiesto por la oposición a la ratificación del CETA

En un mundo donde se genera riqueza sin antecedentes para el 1% de la población, la pobreza es cada vez más extrema, intensa y crónica. Se hace cada día más necesario y urgente cambiar este sistema económico que condena al empobrecimiento a las mayorías populares, dentro y fuera del Estado español. Un sistema que fomenta la guerra para el control geoestratégico de los recursos, la destrucción de la naturaleza y  las desigualdades sociales y de género.

No podemos continuar haciendo  las cosas como hasta ahora, pues está claro que no es la solución, sino la mejor forma de agravar el problema. Por eso la ciudadanía salimos a la calle para oponernos a los tratados comerciales, como el CETA, el TTIP o el TiSA, que ponen los intereses de las trasnacionales por delante de los derechos de la gente.

Hoy el Acuerdo Integral Económico y de Comercio entre la UE y Canadá, más conocido como CETA, está en la fase de ratificación, después de haber sido negociado en secreto durante más de cinco años. Los gobiernos europeos, con el nuestro “en funciones” a la cabeza, pretenden culminar esta negociación secreta de forma rápida sin consultar a los pueblos europeos, que son quienes tendrán que asumir las consecuencias de lo que las élites han negociado.

Hoy es urgente que mostremos nuestra oposición a la ratificación del CETA, del mismo modo que es necesario seguir oponiéndonos a las opacas negociaciones del TTIP o el TiSA, porque estos tratados comerciales socavan nuestras democracias, generan desigualdades a  nivel global y limitan nuestros derechos como consumidores así como el acceso a servicios públicos esenciales degradando el medio en el que se desarrollan nuestras vidas.

La ciudadanía está convencida de que existe una relación directa entre el cambio climático y un modelo económico como el actual, basado consumismo, en el despilfarro de combustibles fósiles y un crecimiento económico ilimitado en un planeta finito, por lo que exigimos la ratificación del Acuerdo de París contra el Cambio Climático, como señal de los países más contaminantes sobre su compromiso de poner freno al uso de los combustibles fósiles. A pesar de que consideramos que el Acuerdo de París es insuficiente para frenar el cambio climático e impulsar un nuevo modelo basado en las energías renovables y la justicia social y ambiental.

Por eso, salimos a la calle para reclamar soluciones basadas en derechos y justicia:

  • Hay que poner en marcha políticas y presupuestos cuyo eje central sea la lucha contra la pobreza y la desigualdad, y que sean garantía de unos servicios sociales básicos de calidad. Para ello hay que ampliar los presupuestos de Educación, Sanidad, Igualdad, Dependencia, Servicios Sociales, Cooperación y políticas de promoción de empleo sostenible.
  • Exigimos políticas coherentes con la defensa de los derechos humanos y la protección medioambiental en todo el  planeta: no se trata sólo de aumentar los presupuestos sino también la calidad de las políticas, sobre todo aquellas que tienen un impacto directo en la vida de las personas más vulnerables, con especial atención a las que mitigan las desigualdades estructurales de género.
  • Demandamos una Justicia Fiscal a través de políticas tributarias justas, progresivas y suficientes. Es imprescindible acabar con los paraísos fiscales y poner en marcha una efectiva lucha contra el fraude fiscal, exigiendo mayor transparencia financiera a las empresas que operan en el Estado español, especialmente a la hora de contratar con la Administración Pública.
  • Rechazamos los tratados comerciales como el CETA, el TiSA o el TTIP que, negociados a espaldas de la ciudadanía, amenazan la democracia, multiplican el poder de las empresas transnacionales y multiservicios, desreguladoras por antonomasia de las condiciones de los trabajadores y trabajadoras, y limitan los derechos de la ciudadanía y la protección del medioambiente. La entrada en vigor de estos tratados amenaza la aplicación en Europa de los convenios de la OIT en materia de derechos laborales, ya que se antepone la legislación laboral americana, en la que, en muchos Estados, no hay representación sindical que vele por las condiciones de empleo.

En 1998 ya conseguimos echar abajo el Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI) y si nos movilizamos podemos pararlos de nuevo: desde 2015 la Campaña No al TTIP ha conseguido que más de 1.600 localidades de la UE se declaren ya oficialmente contrarias a la firma de estos tratados comerciales. Ahora se lo pedimos a los Ayuntamientos, las Diputaciones y a las Cortes de Castilla y León.

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